Un hijo no-adoptado

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La Agencia se mantenía bastante agitada, por alguna razón estaban teniendo más trabajo de lo normal como si todos los casos que no habían tenido las últimas semanas se hubieran agrupado para golpearlos sin avisar.

—¡Dazai! Por amor a todo lo sagrado ¡Ponte a trabajar!

El castaño gimió en protesta mientras era expulsado del cómodo sofá en el cual había estado tomando una siesta.

—Kunikidaaaaaa

Exclamó con un alargue meramente dramático el nombre del rubio quien puso los ojos en blanco por el tono asquerosamente empalagoso.

—Los trabajadores también merecemos un descanso, esto es explotación laboral.

—Ya cállate, levanta tu trasero del suelo y ponte a trabajar, debes dejar de holgazanear y dejarle todo tu trabajo a Atsushi-kun.

Con eso dicho se alejó del hombre quien volvió a quejarse unos segundos más en el suelo antes de levantarse para avanzar hacia su escritorio donde ya habían 3 casos más de los que tenía hace tan solo cinco minutos.

En eso la puerta fue abierta abruptamente casi rompiendola, allí parado se hallaba el perro de la Port mafia, Akutagawa cargaba con el mismo rostro inexpresivo o al menos eso suponían todos pues no podían ver su rostro debido a la cantidad de cosas que llevaba en brazos agregando los que llevaba Rashoumon.

—¡Akutagawa!

Exclamó Atsushi en cuanto se le pasó la inicial sorpresa.

—¡Cállate Jinko!

Respondió el otro, todos estaban seguros que aquel intercambio era más por costumbre que cualquier otra cosa, como un saludo muy a su manera.

Dazai sonrió al ver a su ex subordinado, se había salvado de hacer el trabajo y ahora que lo tenía ahí podía ponerlo a hacer el papeleo mientras se echaba una siesta.

—Akut-

Su intento de llamar la atención del pelinegro fue ignorada descaradamente cuando el chico pasó a un lado suyo sin siquiera detenerse, Dazai suponía o quería creer que se debía a que no podía verlo.

—¿Puedo saber a qué se debe tu visita? No nos habían informado de que mandarían a un miembro de la Port Mafia por ningún motivo.

Preguntó Kunikida plantandole cara al mafioso quien refunfuñó cuando le bloquearon el paso, paso que daba a ciegas prácticamente.

—Vengo a entregar algunas cosas, no se meta en mi camino!

Exigió el muchacho sacando un nuevo tentáculo de su habilidad para apartar al rubio quien jadeo indignado por la forma tan irrespetuosa con la que era tratado.

—¡Ryuu, hola!

Ahí estaba, Ranpo Edogawa, saludando casualmente al mafioso con su nombre de pila como si fuesen cercanos, al parecer el detective venía de la oficina de Fukuzawa por ello apenas llegaba a la escena.

—Ranpo-san

Saludó el chico al oír la voz del detective, el tono respetuoso desconcertó a más de uno en la oficina.

—¿Trajiste las cosas que te pedí? Sabía que serías rápido.

En eso todas las cosas fueron puestas cerca del escritorio de Ranpo quien sonrió al ver que todo lo pedido había sido traído.

—Avíseme si falta algo.

Dazai no entendía a qué se debía aquella disponibilidad de parte de su ex subordinado con el detective de ojos verdes.

—Esta todo, no te preocupes, por cierto ¿Chuuya?

Aquella conversación había atraído la atención de todos los de la oficina quienes olvidaron por unos instantes sus respectivos trabajos pendientes.

—No se preocupe, no tiene idea de que estoy aquí!

El detective sonrió ante ello, satisfecho con la ayuda del menor.

—Muy bien hecho Ryuu, hiciste un gran trabajo.

Felicitó el mayor dándole un dulce al mafioso quien sintió sus mejillas enrojecer por aquellas palabras, aún no se acostumbrada a recibirlas del novio de su superior.

—No fue nada, solo lo hice porque es para Chuuya-san, aún no estoy del todo de acuerdo con lo suyo.

Afirmó seriamente pero aún así tomó el dulce que Ranpo le ofrecía.

—Claro, claro, eres un gran hijo Ryuu!

Exclamó con burla el detective a sabiendas que aquello avergonzaría y enfadaría al menor en partes iguales.

—¡Ya tuve suficiente, me voy!

Exclamó con el rostro enrojecido, por la ira se convenció a sí mismo, guardó el dulce en uno de los bolsillos de su abrigo y se dispuso a salir de la oficina pero se detuvo por unos instantes en la puerta.

—Por cierto, Chuuya-san dice que llegues temprano para la cena, si llegas tarde te cerraré la puerta en la cara!

Aquellas palabras hicieron sonreír a Ranpo y confundir aún más a los agentes.

—Puedes estar seguro que estaré ahí en la mesa a la hora de siempre.

El detective sacó su propio dulce y se lo llevó a la boca.

—Y te lo digo desde ya, no vuelvas a usar la crema que Chuuya-san me regaló, sé que la usaste.

Y con eso dicho se retiró cerrando la puerta de un portazo que retumbó por todo el lugar.

Todo quedó en silencio, Kunikida quería quejarse sobre el maltrato a la puerta, Yosano quería preguntar a Ranpo que acababa de pasar, Dazai deseaba saber como era posible que haya sido ignorando tan vilmente pero sin duda el primero en actuar fue Atsushi que corrió hacia la puerta.

—¡Hey Akutagawa! ¿A dónde crees que vas?

Y así el hombre tigre fue tras el mafioso sin creerse que no pudieron pelear ni siquiera verbalmente en todos aquellos minutos.

—Y bueno, no me molesta tener a Atsushi como yerno.

Comentó Ranpo después de otros buenos segundos de silencio.

—¿Yerno? ¿Atsushi? Espera ¿Por qué te diriges a Akutagawa como tu hijo?

Cuestionó Dazai saliendo de su entumecimiento.

—Es hijo de Chuuya, aunque es solo de corazón, así que yo también me hice su padre de corazón, no podía quedarme atrás y permitirme ser aislado de aquella familia.

Explicó tranquilamente el detective sentándose en su asiento y tras colocarse el gorro de una manera que cubriera sus ojos subió las piernas su escritorio y se acomodó para descansar.

—Ahora, vuelvan al trabajo y déjenme dormir.

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