Demonio x Demonio

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El olor a sangre bastante conocido inundó el lugar, los cadáveres desgarrados tendidos en el suelo mientras eran iluminados por la luz de la luna daba una vista sin duda estremecedora, todo aquel cazador que había osado entrar en su territorio con la absurda idea de que podrían ponerle siquiera un dedo encima.

Estúpidos.

Le dio un mordisco al brazo de uno de los cadáveres con bastante aburrimiento, el sonido de un fuerte vuelo lo puso alerta, aquello no había sido ocasionado por el aleteo de un pájaro o un águila, más bien parecía el aleteo que ocasionaban las grandes alas de un ser desconocido para él, metió el último trozo de aquel brazo en su boca y decidió levantarse del árbol en el que estaba posado.

Era una noche demasiado aburrida para su gusto, caminó entre el frondoso monte repleto de árboles, su paso era lento mientras sus oídos permanecían atentos a los movimientos de su objetivo, el aburrimiento lo había llevado hasta ahí solo para saber quién era aquel personaje sin realmente tener algo en mente de lo que haría una vez lo viera.

Se detuvo.

Y él también lo hizo, sus orejas se movieron buscando a quien había estado siguiendo hasta que lo consiguió.

Ahí está.

Sus pies volvieron a moverse ahora cambiando su rumbo a donde sus oídos le indicaban que estaba, un paso, dos pasos, tres pasos, cuatro pasos, cinco pasos, no estaba lejos quizás llegaría más rápido si simplemente acelerara el paso o se impulsara por moverse de árbol en árbol pero realmente no tenía una verdadera motivación por hacerlo y si a quien seguía se iba y perdía su rastro realmente no sería una razón de frustración sino que simplemente daría media vuelta para volver a su cena.

Estaba llegando a la punta del pequeño monte, su juego de búsqueda estaba por acabar y en cuanto sus ojos visualizaron la figura ajena no pudo hacer más que permanecer estático en su sitio tratando de procesar lo que sus ojos estaban viendo.

La luna yacía sobre su cabello, blanca y brillante mientras que su cabello era anaranjado como aquella fruta que había probado una vez y había sido cautivado por el sabor agridulce, sus  ojos eran azules tal cual cielo despejado que observaban el cielo como si fuera un destino imposible.

Hermoso.

Rara vez había usado esa palabra para describir algo y mucho menos a alguien, se acercó sigilosamente un poco más notando algo que le hizo entender que en verdad era a quien buscaba.

—Un Ángel...

Susurró, era un Ángel, nunca había tenido la oportunidad de ver uno de tan cerca, normalmente el verlos era algo de cada 200 años y aún así no había algo que te asegurara que verías aunque sea uno, por eso es más posible para un demonio verlos que para un humano.

Aquellas grandes y blancas alas la delataban, un angel en carne y hueso. Sabía que el bello chico huiría en cuanto fuera consciente de su presencia así que se quedó allí admirandolo.

Quizás permanecieron así por minutos o horas nisiquiera se había percatado del tiempo hasta que él sutilmente extendió sus alas hasta que finalmente se levantó de su sitio y empezó a volar hacia arriba velozmente, vio esto y entendió, salió de donde estaba también para volver de donde habia venido.

No pudo ni adentrarse nuevamente al bosque cuando el sonido de un fuerte golpe lo detuvo, desconcertado volteó y se encontró con el despojo de alas que cubrían lo que suponía era el chico que anteriormente estaba observando.

Auch.

A sus pies había llegado una de sus plumas, se agachó y la recogió, era suave, miró al chico que aún estaba retorciéndose en el suelo pero se mantuvo en su lugar sin indicios de querer acercarse a él, no había caso, podría solo.

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