Capítulo 6. "Primera Cita"

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Cuando me desperté lo primero que sentí sobre mí fueron un par de ojos que me observaban fijamente. Giré con cuidado el cuello para encontrar a Rafayel sobre su costado apoyando un brazo en la almohada mientras su cabeza descansaba en la palma de su mano. Su pecho estaba completamente desnudo haciendo visible sus músculos ligeramente tonificados, podía observar claramente su estómago plano y las líneas marcadas de sus abdominales. Mis ojos siguieron bajando un poco más hasta detenerse en la línea V que se perdía en el elástico de las cinturilla del pantalón deportivo. Quería estirar mí mano para tocar su piel blanquecina, era tan tentadora aquella vista casi podía sentir el cosquilleo de mis dedos traviesos que se morían por jugar con su piel.

_Ning'er, ¿estás disfrutando del paisaje?_ su voz sonaba ligeramente ronca dándole un toque sexy_Puedes verlo todos los días si lo deseas.

_Yo... ehmm._me cubrí con la sábana hasta quedar completamente tapada. Mí rostro estaba demasiado rojo como para vover a mírarlo. Había sido descubierta en pleno acto prácticamente lo estaba devorando descaradamente con la mirada.

_Ning'er no me molesta que pongas tus ojos sobre mi._la cama se movió un poco luego sentí como tiraban de la sábana hasta que mí rostro quedó expuesto_ De hecho, también disfrute de una maravillosa vista._su mano derecha trazo el fino tirador de la camiseta que llevaba puesta haciendo que sintiera cosquilleos en la piel expuesta de mí hombro_ Nunca pensé que las frutillas serían tan exquisitamente tentadoras como lo son ahora.

Mí rostro estaba ardiendo por la vergüenza, entendí a lo que se refería. El piyama que usaba tenía un aire infantil, pero ahora parecía como sí fuese una pieza de lencería erótica. Sentía como sí estuviera provocando a un lobo hambriento que me comería en cualquier momento. Eso hizo que mí estómago se retorciera de forma agradable. Moví las piernas con la intensión de ocultar esa cálida sensación de cosquilleo en mí vientre.

"Ese desgraciado se estaba burlando de mí" pensé al ver que su mirada era de felicidad como si disfrutará de la situación.

_Tu, realmente eres un pervertido_dije mirando hacía otro lado con la intensión de evitar hacer contacto visual directo. Aún me sentía avergonzada por no poder controlar mí cuerpo y las nuevas sensaciones que esté estaba sintiendo.

_Puede ser_su dedo jugueteó con el tirador de mí camiseta antes de comenzar a bajarlo lentamente produciendo ligeras cosquillas a su paso._Pero a mí pequeña novia le gusta eso_antes de que pudiese negarlo sus labios besaron suavemente mí piel. Los toques parecían aleteos de mariposas que se posaban delicadamente en la parte del hueco entre mí cuello y el hombro, posteriormente bajando de manera lentamente torturadora hasta el comienzo de mí pecho. Sin poder evitarlo arquee la espalda, me sentía como masilla derretida ante su aliento cálido sobre mí piel. Mis manos estaban firmemente colocadas a mis costados con los puños fuertemente cerrados estrujando la sabana.

Unos gemidos suaves salieron de mis labios mientras él seguía torturandome. Parecía que le gustaba jugar con esa parte de mí cuerpo en específico porque los besos se volvieron más audaces luego rozo ligeramente sus dientes haciendo que finalmente perdiera el poco autocontrol que aún tenía. Le ofrecí voluntariamente mí cuello para que siguiera jugando con el, Rafayel lo acepto gustoso. Sus dientes se clavaron de forma deliciosamente dolorosa en la tierna piel haciendo que mí pecho se arquee por reflejo. Soltando la sábana de una de mis manos la llevé a su cabello, sus suaves hebras se colaban por entre medio de mis dedos. Sintiendo placer en ello los enterre más a fondo hasta tirar suavemente de ellas.

En respuesta Rafayel mordió con más fuerza haciendo que mí gemido sea más fuerte_Rafayel, de-detente_suplique con la voz entrecortada debido al placer abrumador que sentía. Hizo lo que le pedí, dejó de morder para luego empezar a lamer esa área. Su cálida lengua sobre mí hacia que mí vientre se revolviera de forma casi dolorosa. El rastro de saliva que dejaba hacia cosquillas al exponerse al aire de la mañana que entraba por la ventana de la habitación.

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