Me he percatado de que el mero acto de contemplar tus ojos es como sumergirse en un exuberante jardín rebosante de flores. La intensidad de su color es tal que podría partir en paz y descansar eternamente. Te eriges como una serena presencia; en tus brazos, me enredo con raíces y me arraigo en tu piel, como un tulipán que se funde con la tierra. Tu cabello fluye como las hojas verdes que emergen delicadamente en las rosas, dotándolas de un resplandor inigualable. Y tus labios, ni que hablar, saben tan dulce como una amapola.
Contigo, la experiencia se asemeja a sumergirse en un vasto campo de lavandas. Puedo reposar en tus brazos y sentirme integrada contigo. Estar tan cercana a ti se traduce en habitar un sueño del que no deseo despertar. Me doy cuenta de que simplemente estar a tu lado es tan reconfortante como las historias que mi madre solía narrarme antes de conciliar el sueño. Mi amor por ti supera incluso la devoción que siento por las peonías. Estar a tu lado es entregarse a amar sin temores, es experimentar un amor por ti tan apasionado como el que un amante de orquídeas podría sentir. Me siento amada y cuidada con una delicadeza sublime, como un jardinero que atiende su jardín con un amor incondicional y eterno.
Tu presencia se asemejaal suave viento que acaricia las hojas de los árboles en una cálida jornadaprimaveral, trayendo consigo la promesa de nuevos comienzos. Cada palabracompartida entre nosotros es como una semilla que plantamos juntos, creciendo yfloreciendo en un hermoso diálogo lleno de significado. En tus abrazos, hallóla seguridad de un refugio, como si fueras la tierra fértil que sostiene lasraíces de una delicada margarita.
