🍁Los sueños son alucinaciones poderosas🍁

35 17 3
                                    


Mis ojos se abrieron rápidamente, y de un brinco, me levanté de le camilla en la que raramente me encontraba.
¿Un hospital?
Sí, al parecer ahí estaba, pero... ¿Porque? ¿Cómo...?

— Disculpe, ¿Me podría explicar que hago aquí? —interrogué a una de las enfermeras allí presentes.

— ¡Oh! Despertaste —exclamó sorprendida, para así acercarse a mí y acomodar mi almohada mientras me tomaba la temperatura.

— De verdad no entiendo nada... ¿Qué me sucedió? —volví a preguntar ya que la chica había ignorado por completo mis palabras anteriores.

— ¿No lo recuerdas?

— Bueno pues si te estoy preguntando es porque no lo hago. —respondí tajante, a lo que ella reaccionó manteniendo una expresión neutra.

— Estabas en el salón de clases cuando de repente te pusiste más pálida que un papel y luego te desmayaste frente a todos...

— Vergüenza es lo que más me sobra en estos momentos —bufé por lo bajo, con la intención de que la persona frente a mí no escuchara.

— Tus amigos y profesores ante tal situación llamaron inmediatamente a tu padre y te trajeron hacia acá —señaló con ambos brazos nuestro alrededor— ¿Lo recuerdas así o más detallado?

¡¿Cómo?! ¡¿De verdad esta mosquita muerta se atrevió a burlarse de mí en mi puta cara?!
Aunque no la culpo, aveces puedo llegar a ser muy grosera...

— ¡¿Cómo te...?!

— ¡Pequeña!

La voz de mi padre se interpuso entre ella y las palabrotas que yo estaba a punto de soltarle.
Él, preocupado, se acercó a mí y me abrazó con todas sus fuerzas, parecía como si yo hubiese acabado de salir de una operación gravísima.

— ¿Estás bien? ¿Tú temperatura ha mejorado? —preguntó él tocando mi frente con delicadeza, pero al notar que estaba bien quitó su mano y beso las mías.

Al parecer estuve crítica, ¡Díos!

La verdad, no es la primera vez que me suceden estos desmayos repentinos sin precedentes, ocurren de la nada, sin previo aviso. Y no es que tenga alguna enfermedad que cause estos síntomas, ya que según los doctores con los que me he atendido, estoy más sana que una niña de 7 años tragando pura proteína.
Pero lo más extraño del caso es que nunca recordaba haberme desmayado, en mi mente, parecía algo así como un plácido y deseado sueño que termina en un trágico final sangriento, sueño que les contaré luego porque ahora le robo el protagonismo a la escenita de padre angustiado que tenía montada el oficial...

— ¿Porque tan preocupado pa? Pensé que todavía seguías en la estación de policía. —comenté sobando su brazo izquierdo con ternura.

— Me enteré de lo ocurrido y salí corriendo lo más rápido que pude...

— Padre, sabes que esta no es la primera vez que me ocurre tal suceso, no tienes porqué preocuparte tanto...

— Lo sé, pero nunca me voy a adaptar a que mi hija ande desmayándose por ahí sin tenerme cerca —dijo algo triste y desanimado.

— No te preocupes, no estaba sola, estaba en la universidad y rodeada de jóvenes, todo está bien, puedes volver a tu trabajo —sonreí, mostrándole seguridad con el gesto.

— ¿Estás segura? ¿No quieres que me quede un rato más para acompañarte? —cuestionó él desconfiado.

— Si, segurísima, ahora ve, antes de que tú jefe te llame la atención —indiqué mostrando mi blanca dentadura, a lo que el reaccionó sonriéndome.

♣⃠ Peligrosas Tentaciones♣⃠ [libro #2] [En edición] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora