Mis ojos se abrieron rápidamente, y de un brinco, me levanté de le camilla en la que raramente me encontraba.
¿Un hospital?
Sí, al parecer ahí estaba, pero... ¿Porque? ¿Cómo...?— Disculpe, ¿Me podría explicar que hago aquí? —interrogué a una de las enfermeras allí presentes.
— ¡Oh! Despertaste —exclamó sorprendida, para así acercarse a mí y acomodar mi almohada mientras me tomaba la temperatura.
— De verdad no entiendo nada... ¿Qué me sucedió? —volví a preguntar ya que la chica había ignorado por completo mis palabras anteriores.
— ¿No lo recuerdas?
— Bueno pues si te estoy preguntando es porque no lo hago. —respondí tajante, a lo que ella reaccionó manteniendo una expresión neutra.
— Estabas en el salón de clases cuando de repente te pusiste más pálida que un papel y luego te desmayaste frente a todos...
— Vergüenza es lo que más me sobra en estos momentos —bufé por lo bajo, con la intención de que la persona frente a mí no escuchara.
— Tus amigos y profesores ante tal situación llamaron inmediatamente a tu padre y te trajeron hacia acá —señaló con ambos brazos nuestro alrededor— ¿Lo recuerdas así o más detallado?
¡¿Cómo?! ¡¿De verdad esta mosquita muerta se atrevió a burlarse de mí en mi puta cara?!
Aunque no la culpo, aveces puedo llegar a ser muy grosera...— ¡¿Cómo te...?!
— ¡Pequeña!
La voz de mi padre se interpuso entre ella y las palabrotas que yo estaba a punto de soltarle.
Él, preocupado, se acercó a mí y me abrazó con todas sus fuerzas, parecía como si yo hubiese acabado de salir de una operación gravísima.— ¿Estás bien? ¿Tú temperatura ha mejorado? —preguntó él tocando mi frente con delicadeza, pero al notar que estaba bien quitó su mano y beso las mías.
Al parecer estuve crítica, ¡Díos!
La verdad, no es la primera vez que me suceden estos desmayos repentinos sin precedentes, ocurren de la nada, sin previo aviso. Y no es que tenga alguna enfermedad que cause estos síntomas, ya que según los doctores con los que me he atendido, estoy más sana que una niña de 7 años tragando pura proteína.
Pero lo más extraño del caso es que nunca recordaba haberme desmayado, en mi mente, parecía algo así como un plácido y deseado sueño que termina en un trágico final sangriento, sueño que les contaré luego porque ahora le robo el protagonismo a la escenita de padre angustiado que tenía montada el oficial...— ¿Porque tan preocupado pa? Pensé que todavía seguías en la estación de policía. —comenté sobando su brazo izquierdo con ternura.
— Me enteré de lo ocurrido y salí corriendo lo más rápido que pude...
— Padre, sabes que esta no es la primera vez que me ocurre tal suceso, no tienes porqué preocuparte tanto...
— Lo sé, pero nunca me voy a adaptar a que mi hija ande desmayándose por ahí sin tenerme cerca —dijo algo triste y desanimado.
— No te preocupes, no estaba sola, estaba en la universidad y rodeada de jóvenes, todo está bien, puedes volver a tu trabajo —sonreí, mostrándole seguridad con el gesto.
— ¿Estás segura? ¿No quieres que me quede un rato más para acompañarte? —cuestionó él desconfiado.
— Si, segurísima, ahora ve, antes de que tú jefe te llame la atención —indiqué mostrando mi blanca dentadura, a lo que el reaccionó sonriéndome.
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♣⃠ Peligrosas Tentaciones♣⃠ [libro #2] [En edición] ✓
Genel KurguLas cosas místicas, las leyendas, e incluso la propia magia, no deberían de existir en este mundo, o al menos eso dictaminan los humanos. La tierra permanecía tranquila con el paso de los años, de hecho, muy tranquila a mi parecer. Pero el mundo ocu...