¿Dónde está Sir Pentius?

Redención.

La mañana llegó encendiendo la ciudad de su color rojizo, era una mañana más en la ciudad teñida de rojo, todo parecía ir con calma, pero en una colina un poco alejada de la ciudad se oigan gritos e insultos en el par de torres opuestas en el hotel Hazbin, Alastor y Lucifer nuevamente se lanzaban cosas a través de la ventana.

–¡¡Saca a tus apestosos patos de mi vista!! –exclamaba Alastor.

–¡¡Calla ciervo inmundo!!... ¡¡Calla tu asqueroso ruido!!

–Eso no es ruido... ¡Es musica! –exclamo el sujeto de astas enfureciendo cada vez más, lanzando un rayo oscuro con reflejos verdes que Lucifer esquivó al meterse a su habitación.

–Ja no le atinaste...

–ha si... Solo estoy calentando... –exclamo Alastor.

Angel como cada mañana preparaba su café, estaba harto de escuchar ese escándalo todos los días, no era el único: Vaggie ya no los aguantaba, Husk los ignoraba mientras dormía en el suelo del minibar, Nifty ni se concentraba en ellos ya que estaba más centrada en limpiar los destrozos que los poderes de aquellos dos ocasionaban, desde ventanas rotas, jarrones en el suelo.

Charlie se levantó, ya conocía la rutina, se dirigió a la habitación de su padre y tocó la puerta.

–Papá necesito que paren de pelear ya –exclamo Charlie –por favor... –dijo aquello tímidamente, Lucifer salió de la habitación y la miro.

–Charlie, cariño, con gusto pararía de pelear con este... Zoquete... Pero tú sabes mi cielo que esa criatura es... –en ese momento sonó el impacto de algo contra la ventana rompiéndola. –¡¡Una vil sabandija!!

–Jajaja... Buenos días princesa y... Majestad –dijo lo último con claro descontento.

–Agh... Por favor, no hagan un escándalo grande por favor papá y Alastor.

–Mi princesita tu sabes muy bien que soy alguien pacifico, pero este sujeto me hace perder los estribos.

–Si, si, Charlie necesita que nos calmemos... Bien pues eso haremos.

–Si, nada de radio por la mañana –dijo Charlie, haciendo que los ojos de Alastor resplandecieran.

–Jajaja... Te la aplicó –dijo Lucifer en risas.

–Y nada de patos cantores en la mañana.

–¡¿Que?!... –exclamo Lucifer.

–Jaja... Majestad creo que se la aplicó también.

–Tu cállate.

–Aunque no lo parezca esas actividades no solo hacen que se molesten mutuamente, si no que al resto del hotel con sus peleas... Así que por favor les pido que no más peleas y vivan en paz los dos... ¿Lo prometen? –ambos se miraron y dieron un largo suspiro.

–Lo que sea por mi manzanita... –dijo Lucifer dirigiendose a su hija.

–Bien, solo por hacer más llevadero la vida en el hotel –afirmo Alastor.

–Bien, dense la mano ahora y pidan disculpas por el estruendo que los despertó.

–¡¡Él inicio, él debería disculparse!! –gritaron los dos al unísono mientras llamas salían de sus ojos, miraron a la joven de mejillas rojas con los ojos abiertos mirándolos con ternura con una cara de cachorro que no pudieron resistir por mucho.

–Siento mucho que mi escándalo lo haya despertado majestad.

–Lamento arruinar tu transmisión con mis patitos cantores –dijo dándole la mano a Alastor.