Un inquilino sospechoso.

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Toda una vida sufriendo terribles abusos  y aún así podría haber odiado a todo el mundo a su alrededor, sin embargo su corazón era tan puro como para odiar y clavar espinas en otros corazones, era lo que Alastor pensaba de su madre sonreía tratando de actuar como siempre con propiedad.

Lucifer mientras caminaba hablando de Azrael tratando de que Alastor no actuará como siempre con sus celos explosivos e injustificados hacía sus hermanos, Alastor no le prestaba atención suficiente pues era algo aburrído darle la atención a quien se preocupaba por cada cosa.

–Asi que por favor no lo hagas enojar...¿si? –termino de explicar Lucifer, Alastor con ingenuidad volteo y sonrió preguntando.

–¿Que dijiste?

–¡¿No me escuchaste en lo más mínimo?!

–ho lo siento... Pero no estaba prestando atención a cuando hablabas de tu patético hermano... Sabes que no tengo la intención de entablar ni siquiera una charla con seres como él, tan vanidosos, altaneros y presumidos.

–Alastor, esto es serio, el es indestructible y destruye todo lo que toca, te lo advierto.

–Pfff... Esta bien, no necesitas seguir diciendome esas cosas como si fuera un niño...

–Lo pareces desde que te di ese medallón de tu mami no has dejado de verlo y jugar con él entre tus dedos.

–con el amor de una madre no se discute... ¿Pero que puedes saber tú? Ni madre tienes. –dijo de forma burlesca.

–Tks... Dios me creo, no tengo una madre como tú la tienes, eso es verdad.

–¿Eso significa que tú mamá es hombre? –dijo burlonamente de nuevo.

–Ya para... Grandísimo idiota... –dijo Lucifer tratando de darle un golpe que Alastor esquivó rápidamente.

–No puedes contra mí... Solo te escapas idiota –Exclamo Lucifer viendo como Alastor lo esquivaba.

–Ven acá idiota –seguia Lucifer tratando de atraparlo, Alastor esquivaba hábilmente casi en una danza tratando de burlarlo.

–Necesitas unos centímetros más para atraparme... –decia poniendo la punta de su bastón en la cabeza de Lucifer, este mostró sus cuernos y le rugió.

–Jaja... Pero que tierno... Los colmillos ni le sientan mal majestad.

–Callate... Te acuso con tu madre.

–a mi madre no la meta en esto... –decia entre risas mientras avanzaba esquivando al rey, era como un par de adolescentes jugando en las destruidas calles de la ciudad, el cielo rojo resplandecia mientras un demonio y un ángel caído se perseguían en un juego divertido entre risas.

(...)

Dios permanecía en su trono esperando impaciente alguna noticia de parte de Azrael.

Galim aguardaba también alguna noticia, él no confiaba mucho en el infierno como cualquier ángel, según lo que le habían platicado aquel lugar era peligroso, los pecadores aún continuaban con esas costumbres de vivir cometiendo delitos graves, robos, asaltos, violaciones, asesinatos eran parte del día a día de dicha ciudad.

Los angeles impugnaban dichas acciónes, el infierno era básicamente un purgatorio, se tenía que trabajar en ello castigando a dichas personas, necesitaban a un rey que realmente les hiciera ver la realidad, las consecuencias de sus acciones el infierno era un lugar de temer no un paraíso para los degenerados.

Así fue como dios lo había descrito, pero tal parecía que nadie respetaba dicha regla.

–Galim... Esto es un martirio... No puedo seguir esperando a las noticias de Azrael.

¿Dónde está Sir Pentius?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora