La luz del sol combinada con un crujido de la cama me despiertan. Abro los ojos y miro hacia la causante del ruido: la chica que salvé ayer. Ha levantado el torso y está quieta, sentada en la cama. Bosteza y se estira casi golpeándome con su puño de no haberlo esquivado. Al moverme, la cama cruje y ella se percata de mi presencia.
Nuestras miradas se cruzan. Sus ojos amarillos brillan con el sol de una forma electrizante. A diferencia de ayer me provoca la sensación de estar viendo a una modelo. Bañarse le sentó bien, la suciedad de los barrios bajos le impedía relucir como merece. Viste una blusa blanca y su cabello rojizo está desarreglado.
—Buenos días —digo mientras salgo de la cama.
—Buenos dí... —calla y me agarra del hombro— Tengo muchas preguntas ahora mismo.
—¿Ah? —volteo para mirarle— Puedes estar tranquila, aún no soy un adulto, no me van ese tipo de cosas.
Su mirada cambia a una pensativa y tras unos segundos se ruboriza. Me lanza un puñetazo con su mano izquierda y lo esquivo con facilidad.
—Era una broma. ¿Siempre eres tan violenta? No me extraña que te llamen niña maldita.
—No me llames así —murmura y me suelta.
Me levanto y me cambio de ropa. Le miro de reojo. Debe tener un trauma con que le llamen niña maldita.
—Intentaré no hacerlo más, pero no prometo nada. Vístete rápido con la ropa que te han dejado limpia.
La chica asiente y se viste. Pantalones cortos y botas marrones, una camiseta de interior blanca y una camisa de manga corta azul con un diseño de cuadros.
Cuando termina de vestirse me ajusto la espada y salimos del cuarto. Bajamos hasta el salón y llamo la atención de la recepcionista alzando los brazos y moviéndolos.
—¿Qué desea? —pregunta cuando me ve.
—¿Sabe dónde está mi maestra?
—La señora marchó al Vaticano por una llamada de urgencia de Su Santidad.
—Gracias. Si sabe algo más de ella, avíseme cuando vuelva. ¿Puede darme unas monedas para comprar?
—Como desee —hace una corta reverencia y va a por monedas.
La recepcionista me da cinco escudos de plata y se marcha a trabajar.
Al salir, mi acompañante se me queda observando fijamente. Le devuelvo la mirada.
—¿Ocurre algo? —le pregunto.
—¿Por qué habláis tan raro?
Detengo la conversación unos segundos y pienso mi respuesta. Es posible que haya vivido en los barrios bajos de la ciudad toda su vida. Allí el lenguaje es más vulgar y directo, no debe entender las formalidades.
—Así es como se habla formalmente con alguien, se le trata de usted. Es común en las altas esferas y con personas con las que mantienes una relación cordial.
—Oh, no lo sabía.
—Antes me dijiste que tienes muchas preguntas, te contestaré las que pueda contestar después de presentarnos.
La chica se adelanta unos pasos y se detiene en frente mío.
—Mi nombre es Iria, no tengo apellidos —me ofrece la mano como saludo.
—El mío es Say Zandevile.
Tras el apretón de manos seguimos caminando.
—¿Trabajas para la iglesia?
![](https://img.wattpad.com/cover/283273796-288-k547327.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Dios del Mal
FantasyDécadas atrás, el incesante ataque de los demonios golpeó el Imperio de la Humanidad hasta derrumbarlo. Pese a esto el mal fue derrotado y la paz gobernó el continente bajo el mando de la Iglesia Celestial, hasta ahora. Desterrado y condenado a muer...