Llaman a la puerta despertándome. Mis sentidos se despiertan tras hacerlo mi consciencia. Me levanto con un pequeño dolor de cabeza provocado por todos los diferentes olores nuevos que soy capaz de captar. Un olor agudo que proviene de detrás de la puerta atraviesa mi nariz. Aunque es la primera vez que capto estos olores, los relaciono instantáneamente utilizando la experiencia de otro de mis sentidos: la vista. Lucifer tenía razón: mis habilidades aumentan al consumir almas que cuentan con una gran cantidad de energía divina. Y esta vez, al parecer, he obtenido la capacidad de oler las auras divinas de los seres vivos. Me huelo a mí mismo. Desprendo un olor agradable, supongo que es normal. Al fin y al cabo los demonios son supuestamente mis aliados. En cambio... Esta ciudad apesta. Todo el mundo aquí está ligado al Gran Celestial, es asqueroso. Sin embargo, el olor tras la puerta es distinto. Huelo a consciencia captando el olor de la persona que ha llamado. No hay duda, es ella.
Abro la puerta y veo a Celine esperando, apoyada en la pared. Tras sentirme, me agarra del antebrazo y comienza a caminar tirando de mí. Al bajar los escalones, un trueno hace vibrar el suelo y tropiezo. Cuando estoy a punto de chocar con el suelo, apoyo mis brazos y los uso para saltar. Caigo de pie sin dificultades y miro con abierta hostilidad a Celine.
—Oye, ¿qué haces?
—Tenemos que irnos, te han encontrado. Dudo que quieras enfrentarte a las personas que ha decidido enviar el Gran Celestial.
—¿Las ha enviado a ellas? —digo molesto.
Asiente y sigue caminando. Otro trueno hace vibrar el suelo. Que los rayos sean tan potentes no puede ser un fenómeno natural. Han preparado el ambiente ideal para cazarnos. Tras el tercer trueno salimos del hostal. Llueve a cántaros, pero tenemos que salir de aquí a pie. El relincho y trote de los caballos bajo la lluvia junto a los poderosos truenos anuncia la llegada de mis antiguas compañeras. No pelearé contra ellas, no es el momento y no estoy preparado para vencerlas. Si han enviado a Erika significa que quieren acabar conmigo lo antes posible.
Celine y yo comenzamos a correr hacia el lado contrario de donde proviene el ruido de los caballos. El sonido de nuestras pisadas en los grandes charcos suena con fuerza en la calle por donde corremos debido al silencio sepulcral de la ciudad. Un rayo cae frente a nosotros y nos obliga a desviarnos. Tomamos una calle secundaria y seguimos corriendo. Otro olor, diferente al generalizado en la ciudad. Se acerca rápidamente. Está... ¡Aquí!
Acelero y embisto a Celine cayendo ambos al suelo. Agarro a mi compañera y giro por el suelo hacia la derecha dos metros. Me levanto y ayudo a Celine a hacerlo. Toco mi mejilla con el pulgar: sangre. El corte se cierra al segundo. Sin embargo, no deja de ser sorprendente que haya podido acertar su ataque aún previéndolo. Levanto la vista y observo a la atacante.
La mujer que esperaba en mi cuarto anoche para matarme, es ella: la caballera de Virtus. Así que finalmente no se fue, no desistió en lograr su trabajo. Cumple uno de los valores del Virtus Códice, veamos si cumple los demás. Desenfundo mi espada, pero Celine me agarra el brazo. Cuando le miro, niega con la cabeza.
—No tenemos tiempo que perder peleando. Podrían llegar en cualquier momento.
—Tienes razón... —enfundo mi espada.
La caballera carga dispuesta a cortar nuestras cabezas. Sin embargo, se detiene y retrocede con un salto. Un segundo después el látigo de mi compañera golpea el suelo abriendo una grieta. Vuelve a lanzar un ataque con el látigo haciendo retroceder de nuevo a nuestra contrincante. Mueve con destreza su larga arma, la enrolla, la guarda y empieza a correr.
—¡Vamos!
Acelero tras ella y la caballera comienza a perseguirnos. Por muy rápido que corramos nos alcanza poco a poco. Debo hacer algo para detenerla. Podría lanzar fuego hacia atrás, pero me frenaría a mí también. Si me detengo a pelear también sería inútil. Piensa, piensa, piensa.
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El Dios del Mal
FantasyDécadas atrás, el incesante ataque de los demonios golpeó el Imperio de la Humanidad hasta derrumbarlo. Pese a esto el mal fue derrotado y la paz gobernó el continente bajo el mando de la Iglesia Celestial, hasta ahora. Desterrado y condenado a muer...