Durante estos dos meses de entrenamiento he aumentado en gran medida mi capacidad física. Mi maestra me ha halagado en multitud de ocasiones por mejorar tan rápido. En realidad, ambas maestras lo han hecho. Poco a poco, con mucha paciencia, estoy consiguiendo mejorar en el control de las Artes Sagradas. Aunque lo máximo que soy capaz de hacer por el momento es mover objetos pequeños, del tamaño de una pluma o una cuchara, lo que me está siendo útil en mi día a día. He sido capaz de optimizar haciendo que los cubiertos se muevan solos mientras yo utilizo las manos para el estudio. Así de paso puedo practicar el control sobre mi energía. Aún no he sido capaz de darle ni un golpe a mi maestra en los entrenamientos de esgrima.
Es implacable con mi entrenamiento y la disciplina en sus clases físicas lo es todo. Sin embargo, me ha dicho que hoy no entrenaremos. ¿Un día libre? Lo dudo. Al fin y al cabo los días en los que llegaba un solo segundo tarde al entrenamiento por estar en la biblioteca, la dureza del entrenamiento se duplicaba. Me ha pedido reunirnos en clase como de costumbre, quizá vaya a darme un premio por mi esfuerzo.
Otra cosa que me preocupa es la total ausencia de sueños que he tenido desde que recibí el collar. Tampoco he vuelto a tener ataques de rabia ni conversaciones con Lu.
Entro en clase y Erika viene directa hacia mí. Va con su armadura, ¿siempre la lleva puesta? No, no es así. En clase debería llevar su conjunto de profesora.
Da una palmada con su mano derecha en mi hombro izquierdo y sale de clase. Le sigo y camino a su lado.
—¿Ocurre algo? —le pregunto.
—Hoy te hablaré sobre las bendiciones divinas.
Asiento y salimos del edificio donde resido para acceder al Vaticano.
—Una bendición es el regalo de Dios hacia un humano. Le otorga una fracción de su poder al humano que él decide adecuado para el puesto de Dama Sagrada. Cada bendición debe estar relacionada con un elemento natural con tal de reflejar el poder y las habilidades que se otorgan a la persona elegida. Las bendiciones suelen darse durante los bautizos, pero a diferencia de estos la Iglesia no está involucrada en la elección del humano, es una cuestión completamente en dominio de la gracia de Dios. Aunque la Iglesia no esté involucrada, al ocurrir durante los bautizos podemos detectarlos fácilmente. Sin embargo... Si el elegido es un bastardo o un huérfano que vive en las calles, no será bautizado y, por lo tanto, no podremos saberlo. A menos que hagan uso de sus habilidades en público.
—¿Ha habido más casos de bendiciones tras los vuestros?
—Sí. No obstante, los elegidos decidieron no formar parte de la Iglesia y sus almas terminaron destrozadas por el desgaste provocado. Perdona por contarte esto mientras caminamos, sin embargo, ya vamos justos de tiempo.
—No importa, maestra. ¿Qué nombre tiene tu bendición?
—El señor me bendijo con el nombre Sol. Tengo la energía de una estrella en el interior de mi cuerpo, por eso soy tan poderosa —dice sonriendo.
Su sonrisa es cálida y brillante como el sol. Su personalidad es tan luminosa como este también.
—¿El nombre de su bendición afecta a la personalidad del elegido?
—Así es. Al menos eso es lo que sabemos por los textos sagrados del Gran Celestial.
—Entiendo.
En Kaiserstadt me enseñaron que confiar en una única fuente de información suele ser una mala decisión. Al parecer mi padre perdió cientos de miles de escudos de plata por invertir con una única fuente a su disposición.
—Entonces, ¿dónde estamos yendo?
—Pronto lo verás.
Atravesamos los pasillos del vaticano y llegamos hasta la recepción. El monje y yo cruzamos miradas y paramos en el centro del lugar. Mi maestra observa a las personas que esperan y yo hago lo mismo. El mismo tipo de personas que viene siempre: creyentes que vienen en busca de una conexión más cercana con su dios.

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El Dios del Mal
FantasyDécadas atrás, el incesante ataque de los demonios golpeó el Imperio de la Humanidad hasta derrumbarlo. Pese a esto el mal fue derrotado y la paz gobernó el continente bajo el mando de la Iglesia Celestial, hasta ahora. Desterrado y condenado a muer...