Capítulo 9

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Stiles no podía creer todo lo que Derek estaba haciendo por él. Ni siquiera su ex novio se había esmerado tanto de darle un detalle, mejor dicho, nunca le dió un regaló o salida de imprevisto.

Las únicas veces que recibió algo parecido nada más eran en su cumpleaños, y su aniversario.

—Llegamos.

No sabía ni donde estaban, lo único era que ya quería saber a qué otro lugar lo había traído para finalizar con su cita.

Sí, luego de que Derek se fue el día anterior del apartamento y tras decir aquella palabra, algo en su interior se encendió, algo que habia dejado de sentir luego de que el otro lo escondiera de sus conocidos y lo presentará como un simple amigo.

Derek ya estaba fuera de Camaro y abrió la puerta del lado de donde él estaba sentado, tomándolo de forma delicada de su brazo para que saliera.

—Hay mucha brisa —fue lo primero que sintió al salir del auto—, y huele a ¿Pasto?

—Bueno, ahora podrás ver el lugar.

Los condujo a los dos hasta quedarse parados.

—Este es mi lugar secreto —fue quitándole el pañuelo de los ojos—. Aquí venía con frecuencia cuando no tenía un buen día.

Apenas Stiles tuvo sus ojos libres del pañuelo, se enfocó y vio prácticamente toda la ciudad, junto con la puesta del sol.

Sin duda alguna, Derek había pensado en absolutamente todo, pasar una tarde agradable y así olvidar sus problemas y preocupaciones, en especial de alguien en específico.

—Es un hermoso lugar, Derek.

Tenía una enorme sonrisa en su rostro.

—¿De verdad?

—Sí. El hecho de que compartieras conmigo tu lugar secreto no solo lo hace hermoso —se giró para verlo—. Tambien lo hace especial.

Los dos se dieron una sonrisa y volvieron a tener su vista fija en la ciudad.

Derek había llevado a Stiles al mirador. Lugar donde se podía ver toda la ciudad. Estaba rodeado por una enorme vegetación, que hacía el entorno aún más libre y natural.

La noche llegó y con ella la luz de la luna junto con el leve brillo de las estrellas, eliminando el cielo nocturno.

Se sentaron en el capó del Camaro para ver el cielo. Derek tenía sus manos en los bolsillos de su chaqueta, sosteniendo un poco fuerte lo que tenían estos dentro. No sabía si Stiles creería que era muy infantil.

—Stiles.

—¿Si?

—Bueno, yo estaba pensando en —sus palabras se cortaron.

—¿Pensando en?

—Es algo que me gustaba hacer de niño y que sentí yo, bueno, sentí que sería divertido hacerlo, contigo.

A Stiles se le hacía de lo más tierno el ver a Derek tratando de decirle lo que sea que tuviera en mente hacer con él.

—Cualquier cosa que venga de ese brillante cerebro tuyo es bueno —lo alentó.

Suspirando, saco de entre los bolsillos una mechera, junto con una cajita de chispitas mariposas.

—De pequeño siempre las prendía con los demás niños del orfanato —fue diciendo—. Pensaba que eran estrellas a las cuales podía pedirles un deseó.

—Deseos —dijo sonriendo—. Nunca las había visto de esa forma. ¿Y que pedías?

—Nada en específico.

Un leve aire de tristeza acompañó esas palabras, por lo que prefirió no volver a preguntarlo, a menos que Derek mismo le dijera.

—Encendamoslas.

Cambió de tema rápido para que no afectará tanto a Derek, quien asintió y fue sacando los palitos para encenderlos con la mechera.

Lo hicieron lejos del auto y así evitar que algo malo pasará.

Tal vez para muchos los bolos, los lugares especiales y las chispitas mariposas son algo infantil y estúpido, pero a muchas personas les encantan ese tipo de cosas. Recordar los momentos de la infancia o adolescencia y hacerlos de adultos, no tenían que ser significado de vergüenza, solo es una forma de salir de la rutina y volver a vivir las experiencias que en su momento los hacían felices.

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Tenían las últimas chispitas consumiendose, en eso Stiles las unió punta don punta y cerro los ojos.

—¿Qué haces?

—Pido un deseó —Stiles respondió.

Derek asintió repitiéndo lo mismo que Stiles hacía. No recordaba la última vez que pidió un deseo.

Para él era difícil el tener que recordar muchas cosas de su niñez. Lo que más anhelaba era el amor de una familia que lo quisiera de verdad y no por el dinero que les traía el tenerlo de acogida. Por esa razón dejó de pedir aquello y mejor concentrarse en buscar un trabajo con el que pudiera mantenerse después de que lo tirarán cual basura de ese orfanato.

—La pasé estupendo, Derek.

Habló luego de que las chispas se consumieran.

—Gracias por preocuparte por mí, aún cuando no tenías la obligación de hacerlo.

—No te preocupes —lo miró directo a los ojos—. Me alivia el que te gustarán las cosas que preparé para tí.

—Deberiamos hacerlo seguido.

—Sí. Me encantaría hacerlo.

Sobre Hielo ~ SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora