"𝑈𝑛 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠, 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝐻𝑖𝑔𝘩𝑡𝑜𝑤𝑒𝑟"
Una mujer con solo su nombre. Una mujer de la calle, escondida entre los murales de su casa para evitar un cruel destino.
Hasta que conoció al...
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Palabras: 1750
Advertencias: Incomodidad.
Comentarios míos: ¡Sorpresita! Capítulo especial de nuestra soñadora favorita... Había que terminar los recuerdos de Aegon con broche de oro, ¿No? Disfruten 😉 Voten ⭐ Y comenten 🖊
King's Landing
Red Keep
126 d.C
1 semana atrás...
Bordar. Su pasatiempo favorito desde que tuvo los días del nombre adecuados para hacer uso de aguja e hilo. Hermosas figuras de diferentes estilos eran plasmadas en la tela que siempre usaba. Mariposas, insectos, flores, pequeñas figuras que la hacían sonreír ante la paz y tranquilidad que transmitían. La misma que les daba a sus hijos cuando los arrullaba y hablaba.
—Daeron con cuidado —pidió al ver como su hermano de apenas 11 días del nombre tomaba a Jaehaerys para darle vueltas en el aire.
—Tranquila Hela, lo tengo bien afirmado —dijo Daeron sonriente.
Miro por la ventana de su habitación, el sol se estaba ocultando, ¿Dónde estaba Aegon? Se suponía que llegaría antes que la luz del sol hubiera sucumbido ante la oscuridad de la noche, pero el cielo ya oscurecía y por ninguna parte veía aparecer los peliblancos cabellos de su hermano – esposo. Resignada a ver como su madre regañaría a Aegon, volvió a su actividad favorita.
Aquella que la hacía olvidar por unos momentos los problemas familiares que sacudían la Fortaleza Roja.
Tanto ella como sus hijos se sobresaltaron ante el ruido de un mueble moverse. Daeron dejo de jugar con Jaehaerys para observar la puerta de un pasadizo por el que Aegon estaba entrando. La capucha de la capa que su esposo usaba, estaba puesta en su cabeza para ocultar los cabellos peliblancos en melena que tenía. Hacía poco más de 6 lunas que lo corto porque Sunfyre en un arrebato de rebeldía lanzo una llamarada de fuego, quemando una parte de la cabellera de su jinete.
Jaehaerys se removió en los brazos de su tío menor para poder correr hasta donde se encontraba su padre. Aegon no tardo en tomar al niño en brazos, besando su blanca cabellera con diversión. Ese era el hermano que ella estaba amando. El hermano mayor que había dejado el alcohol desde hacía ya 2 lunas atrás. El mismo que se preocupaba de que ella se alimentara como correspondía, que durmiera las horas necesarias y que no pasara por situaciones de estrés absoluto. El mismo que jugaba con sus hijos y se preocupaba de que estuvieran sanos y salvos día y noche.
