Cautivos [la casa de papel] ¡PAUSADA!

✶06!

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・ ꒰✧ Anhelos compartidos! ✧꒱ ・

❝ Felices son aquellos que sueñan sueños y están dispuestos a pagar el precio para que se hagan realidad. ❞

-Leon J. Suenes.

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・ ꒰ Toledo, España 2017 ꒱ ・

El comedor resonaba con el murmullo de conversaciones animadas y el tintineo de cubiertos contra platos. Tres semanas han pasado desde que llegamos a Toledo, casi un mes. Nos encontramos en el comedor. El ambiente está cargado de anticipación y emoción, pero también de una profunda conexión entre nosotros. Las risas y las voces llenaban el ambiente, pero en mi mente, un silencio reflexivo se apoderaba lentamente.

Mientras me servía una copa de vino escucho atentamente las conversaciones a mi alrededor. Rio lanzó la pregunta que flotaba en el aire, llenando de incertidumbre el ambiente.

— ¿Y si no sale bien? ¿Qué va a pasar si no sale bien? —su voz llevaba un rastro de preocupación que resonaba en cada uno de nosotros.

Nairobi, con su característico humor, respondió con calma —a ver, cachorrito, pues lo mismo de siempre: vuelta al trullo, al cigarrito en el patio —dice alzando el cigarro en sus manos —a los cuatro langostinos por Navidad, a los vis a vis, a veces.

Sonrío ante la ocurrencia de la pelinegra, sabiendo que su tono ligero intentaba disipar la ansiedad que se había instalado en la habitación, pero mis pensamientos seguían dando vueltas.

—Un lujo, vamos —murmuré, agregando un toque de sarcasmo a la conversación. Miré a Nairobi, reconociendo su intento de que ir a prisión no sonara tan horrible.

La intervención de Tokio interrumpió mis pensamientos, sacudiendo a todos con su pregunta inesperada —lo jodido es si sale bien. ¿Qué coño vamos a hacer con tanta pasta? —la preocupación se reflejaba en cada uno de los rostros del equipo, mientras intentábamos asimilar las implicaciones de nuestro éxito planificado.

Denver, siempre el alma de la fiesta irrumpió con entusiasmo, siendo el primero en contarnos sus planes extravagantes —mira, pues yo me voy a pillar un Maserati, color azul cielo despejado, ¿eh? —su risa contagiosa llenó la habitación, arrancando sonrisas de todos nosotros —. Sí, y un gimnasio de artes marciales y un garitazo de tres pisos con unos altavoces que te sangren los oídos —agregó, imitando el sonido de la música. Sus ideas descabelladas arrancaron carcajadas en todos.

El gesto juguetón de Moscú, dándole un pequeño golpe en la nuca a Denver y la sonrisa alegre y divertida de todos, me recordó que, aunque estábamos planeando algo grande y que a pesar del poco tiempo que llevábamos juntos nos estábamos convirtiendo en más que compañeros, en una familia.
Es reconfortante ver la complicidad entre todos, me hacía sentirme agradecida de ser testigo de este vínculo tan especial que estábamos formando.