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— ¿Qué vamos a hacer con Mina? — preguntó Tzuyu cuando se acostaron.

— No puedo creer que Mingyu haya resultado ser un idiota.

— ¡Te lo dije! Nunca me dio buena espina con su carita de niño inocente.

Sana suspiró y recostó su cabeza en el brazo de su novia.

— Lo único que sé es que mañana la acompañaré hasta su casa para asegurarme de que Mingyu no ande por ahí.

— Pero se verán en el trabajo...

— Si... supongo que Mina tendrá que aprender a convivir con él.

Tzuyu asintió, abrazó a la japonesa y le dio un beso en la frente.

— Te amo. Hay que dormir, cariño.

— Si... — acercó los labios a su boca — Te amo linda.











— Chau mami. — dijo dándole un beso en la mejilla — ¿dónde está papá?

— Fue a buscar un poco de leña. Espera que vuelva, tigrito.

— Si. No te preocupes — sonrió mientras se sentaba en el sofá.

— ¿Cuándo vendrás de nuevo? — preguntó mientras le preparaba un sándwich a su hija para el viaje — Yo sé que es complicado por tu trabajo pero te echamos de menos, tigrito.

— Si... ¿cuándo volverás, amor? — preguntó el señor Son que entraba a la casa cargando leña y dejándola al lado de la combustión.

— Les prometo que haré el intento de venir más seguido... Aunque ustedes también pueden ir a visitarme, ¿no?

— Eso nos gustaría mucho — sonrieron.

— Ya me voy papi. Estaba esperando que regresaras — dijo antes de darle un abrazo.

— Bueno, linda. Deja que te ayude con tus maletas.

Cuando las cosas estaban cargadas y Chaeyoung lista para irse, el señor Son volvió a acercarse.

— Espero que la próxima vez puedas traer a alguien, cariño — le sonrió.

Chaeyoung puso los ojos en blanco y rió.

— Vas a tener que quedarte con las ganas, papá.

— Pórtate bien — la pelinegra asintió — y llámanos cuando llegues a casa.

— ¡¡CHAEYOUNG!!

— ¡Adiós, Kook, ya me voy! — gritó la coreana riendo.

— ¡Recuerda que con Minnie iremos a verte! — volvió a gritar — Te avisaremos antes. Cuídate, primita.

Chaeyoung sonrió.

— ¡Los estaré esperando!

Arrancó el auto y se alejó. Extrañaría ese lugar pero debía volver a su cotidianidad.

Hoy había recibido una llamada de Somi. En ella, le comentó algunas ideas que tenía el museo para fomentar el arte en niños y adolescentes. Y también la invitó a salir.

Chaeyoung pensó que no había nada de malo en aceptar ambas propuestas así que saldrían ese fin de semana. Aprovecharían la ocasión para conocer más a fondo los proyectos.













Cuando Mina volvió al departamento, este estaba vacío. Todavía estaban las cosas de Mingyu pero no había rastro del pelinegro.

— Suerte que tomó la decisión correcta.

wonderwall | MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora