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Arabella

La fiesta iniciaría en un rato, pero no me preocupo en llegar tarde, siempre lo hago. Beneficios de ser la princesa. Por eso tomo mi tiempo en arreglarme.

Me colocan el vestido rojo brillante que mandé a hacer antes de irme a Londres y que se me había olvidado por completo. Por un momento me asusté al pensar que no tendría nada que ponerme. Mi madre quizás me asesine cuando lo vea, pero será en su mente. No dejaría a Edevain sin heredera.

Mi cabello rizado cae por mis hombros, mi maquillaje es sutil pero resalta mis ojos violeta como me gusta. Terminan de poner la tiara que hace juego con el vestido.

—Lista, princesa.

—Gracias, pueden retirarse.

Hacen una reverencia antes de salir de mi habitación. Denzel está acostado sobre la cama. Camino hacia él, se sienta derecho y eso hace que quede más alto que yo.

—Sabes que no puedes venir conmigo. —tomo su cara— Pero Hael, —uno de mis guardias— vendrá a verte cada media hora.

Es al único de todos que le agrada, creo. Por lo menos nunca me ha dicho que Denzel lo ha mordido. A ver, no los muerde, pero hace el intento sólo para asustarlos.

Me despido de él antes de salir, seguramente de que tenga sus cosas para entretenerse. No quiero que tumbe la puerta y ande por ahí asustando a las personas. Ya ha pasado años anteriores.

Bajo de mi habitación, caminando hacia la habitación de Christopher. Doy dos golpes a la puerta antes de entrar.

—Christopher. —lo veo acomodándose la vestimenta.

Voltea a mirarme.

—Esto es ridículo. —se queja de lo que lleva puesto.

No entiendo porqué, si se ve muy bien. Todas las miradas de las damas estarán sobre él esta noche.

—Estás en mi reino, serás mi pareja esta noche, debes vestir y actuar como tal. —me cruzo de brazos— Y deberías agradece que convencí a mi padre que dejara que vistieras de negro, no es algo que se pueda usar en este baile. Todos van de blanco o colores suaves.

—¿Y por qué tú vas de rojo? —eleva una ceja.

—Porque soy la princesa. —digo obvia— ¿Nos vamos?

Asiente. Salimos de la habitación para ir hacia las escaleras que dan hacia el gran jardín real, en donde se celebra este baile al aire libre. Por suerte no cae nieve fuertemente este día, por eso pueden apartarla del jardín para preparar todo.

Escuchamos los murmullos de las personas por todo el lugar, casi todo el reino se encontraba aquí. Por no decir todo.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco. —respiro hondo— Nunca había entrado con alguien, siempre bajo sola.

Llegamos al inicio de las escaleras, uno de los guardias carraspea y las personas se callan. Veo cómo mi padre sonríe y como mi madre deja de hacerlo al ver el color de mi vestido. Siento que algún día le provocaré un infarto.

Christopher me da su brazo para entrelazar el mío con el de él. Nos anuncian, y es ahí cuando bajamos las escaleras. Llegamos al final bajo las miradas atentas de todo el mundo, a Christopher eso no parece importarle nada. De hecho, sé que está disfrutando esto de ser el centro de atención. No sólo por su vestimenta nada acorde con la ocasión, sino por bajar conmigo.

Nos acercamos a mis padres, colocándonos a un lado de ellos.

—Ahora sí, con todos aquí reunidos. —mi madre pone una sonrisa en su rostro— La celebración puede iniciar, que la disfruten.

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