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Arabella

—Vas a estar bien, cariño. —acaricio a Denzel por detrás de las orejas— Ya estoy aquí, haré algo para que te recuperes.

Esto es injusto... Si estaba tan enojado conmigo, pues conmigo se tenía que desquitar, no con Denzel. Él era inocente. Maldito... Lo mataré... Cuando lo vuelva a ver lo mataré.

Denzel pasa su lengua por el dorso de mi mano muy lentamente.

—Te recuperaras muy bien, seguro las ardillas ya extrañan a quien molestar. —besó su cabeza respirando hondo.

Escucho como la puerta del laboratorio es abierta, no tengo que voltear para saber de quien se trata pues su perfume es reconocible. No dice nada por un par de segundos.

—Se supone que estes en la cama.

—Ya estoy cansada de estar acostada.

Ya han pasado dos días desde que desperté, he estado acostada todo este tiempo y no quiero seguir así. Tenía que venir con Denzel y debo mañana temprano comenzar a hacer algo con él.

—Vamos a la cama, Bella, esa herida ni ha sanado.

—Estoy bien...

—Segura. —me hace voltear a verlo, toca el área en donde fue la herida— ¿No te duele?

—No, en serio que no.

Y al terminar de decir eso, el muy idiota se inclina para tomarme de los muslos y alzarme. El vestido que llevo es uno de los cortos que comencé a usar para dormir desde Londres, asu que se le hace fácil hacer que mis piernas abracen su cintura. Me quejo más por la sorpresa que por la pequeña molestia que eso me provoca.

—Oye... —coloco mis manos sobre sus hombros, lo miro a los ojos— ¿Por qué siempre tienes que tomarme así?

—Para poder mirar tus ojos, no te puedo tomar en serio pareciendo una hormiga.

Y sigue burlándose de mi estatura. Para este punto ya debo estar acostumbrada.

Suspiro sabiendo que no me bajará, así que recuesto mi cabeza de su hombro y cierro los ojos en cuanto comienza a caminar saliendo del laboratorio.

—¿El frío no te molesta? —pasa sus manos por mis piernas.

—Ya te dije que estoy acostumbrada a él, sí llega a molestar a veces pero no me la paso temblando como tú.

—Yo no tiemblo.

Lo dice cuando hace tres meses, los días que estuvo aquí y dormimos juntos, se me pegaba y lo podían sentir temblando.

—Corazón, tus manos están temblando ahora mismo. —me burlo sonriendo contra su cuello— Es por frío o porque te pongo nervioso.

—Ya quisieras. —bufa.

Río un poco, no aceptará jamás que sufre de frío aquí.

Sube hasta mi habitación de ese modo, agradezco que no nos hayamos topado con ningún guarida en el camino. Cierra la puerta al entrar, me deja sobre la cama en el lado en el que siempre duermo. Me le quedo viendo cuando se quita la camisa de manga larga negra dejándome ver su torso marcado. Se acuesta a mi lado y me acomodo quedando mi cabeza sobre su pecho.

—Y dices que no sufres de frío... —murmuro al sentir sus manos medio temblorosas pasando por mi espalda.

—Cállate.

•••

Rachel y yo caminamos por los jardines del palacio. Había dejado de nevar y luego de que estuve la mayor parte de la mañana en el laboratorio con Denzel ella pasó por mi para distraerme.

DRONNINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora