Arabella
Era medio día, hacía bastante frío, pero como quiera salí con mi amiga a dar una vuelta por la ciudad para hablar sobre los problemas que tengo. Es la única a la que le puedo platicar esto.
Rachel y yo terminamos entrando a una cafetería cuando ya el frío era mucho, pedimos unos postres antes de irnos a cenar a una de las mesas un poco apartadas.
—¿Y le creíste?
—¿Qué más iba a hacer? —me encojo de hombros— No me iba a decir en donde estaba y en serio no quería seguir enojada.
Le había contado lo que había sucedido ayer, y es que tenía que desahogarme con alguien sobre eso.
Hoy en la mañana Christopher estaba menos odioso, se quedó conmigo a desayunar y todo bien, hasta que recibió una llamada, se puso de mal humor otra vez y se largó.
—Creo que le creíste muy rápido... ¿Por lo menos le preguntaste con quien estaba?
—No... Quiero confiar en que no me engañó. —suspiro.
—No digo que lo haya hecho. —enarco una ceja— No lo hago, sólo digo que quizás debiste preguntarle y no creerle han rápido.
Quizás y sí, ¿pero que voy a hacer? ¿Desconfiar de él cada cinco minutos y no poder tener paz? Para eso mejor no tenemos nada.
Dioses, en serio que cuando no teníamos una relación formal no se comportaba de esta manera conmigo. Mejor lo hubiésemos dejado de esa forma.
Un chico nos entrega los postres, le agradezco tomando una rebanada del pastel de fresa que pedí.
—¿Y el viaje sigue en pie?
—No, le dije que mejor se enfocara en sus cosas antes de salir de viaje.
Además que con esa actitud que carga no pienso viajar a ningún lado.
—Como quiera, —suelto un suspiro— regresaré a Edevain mañana.
Rachel comienza a toser y tengo miedo de que termine ahogándose por la cara roja que trae. Cuando se tranquiliza me mira con sus ojos muy abiertos.
—¿Por qué tan rápido?
—Quiero ver a Denzel, lo extraño mucho.
Ya es mucho tiempo sin verlo, quiero saber cómo está, quiero abrazarlo y asegurarme de que se encubra bien.
—¿Pero y Koa?
—No voy a estar esperando aquí a que lo atrapen o algo, Rachel, iré a Edevain y si aparece, me encargaré yo misma de él.
—¿Christopher lo sabe?
—Se lo diré en la noche.
Si es que lleva, si no lo hace, pues tendrá que enterarse cuando no me vea mañana, o cuando se le ocurra llegar a su casa.
Decido cambiar de tema, no quiero seguir hablando de mis cosas o me dará dolor de cabeza. Rachel me habla primero de que me acompañará unos días ahora que los tienen libres, de ese modo se distraerá también de sus cosas.
En serio que tiene mala suerte con los hombres. Estaba hablando con uno hace poco, se veía bastante interesada en él, y luego resultó ser un idiota así que se alejó.
—No quiero más drama en mi vida, quiero estar tranquila con alguien. —dice luego de relatarme todo lo que ocurrió— O quizás mi destino es estar sola.
Río por eso último. Quizás sí necesite un poco de tranquilidad de su vida amorosa.
Nos quedamos por un rato más hablando y bebiendo malteadas de chocolate.