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Arabella

La noche había caído en el reino, la cena para las personas del pueblo ya había sido enviada. Devoraron una gran mesa para que todos estuviesen juntos mientras cenaban, yo lo había visto desde el balcón de mi habitación, todos se veían felices. En especial los niños ya que mis padres les mandaron regalos para que los abrieran a la media noche.

Christopher y yo estábamos sentados frente a la chimenea de mi habitación, yo recostada contra su pecho mientras sus brazos rodean mi cintura. Denzel estaba acostado a un costado de nosotros, creo que se quedó dormido hace un rato.

Paso mis manos por sus brazos mirando el fuego de la chimenea, nunca la enciendo porque jamás ha sido necesario, pero al ser la noche más fría temo a que el hombre detrás de mi termine muriendo. Hasta hace un rato simulaba no estar temblando.

—¿Y todo va bien? —hablo luego de unos momentos refiriéndome a la campaña.

—Ajá. La última misión fue en Turquía, cuando regresé me hice cargo de unos asuntos y vine hacia acá antes de que terminara matando a media central.

Ya, nada raro en él querer matar a media central.

—Y... ¿todo está bien entre nosotros?

Lo volteo a ver por sobre mi hombro, me mira confundido.

—Lo digo porque estamos muy lejos, no nos veremos en mucho tiempo... ¿eso te molesta?

—Obviamente me molesta no verte todo el tiempo, nena.

—¿Pero las cosas estarán bien mientras yo esté aquí, verdad?

—Que sí, ya me lo has preguntado cuatro veces.

Suspiro acomodándome contra él. Sólo quería estar segura de que nuestra relación estará bien mientras estemos separados, no creo regresar en un buen tiempo a Londres y, sólo quiero que aún estando lejos las cosas vayan bien.

Una de mis chicas toca a la puerta diciendo que mis padres nos esperan en el comedor para cenar. Nos levantamos del suelo, Denzel se estira y bosteza siguiéndonos.

—Espera. —Christopher toma algo que había dejado hace unos minutos atrás sobre la cama.

Me pasa la pequeña caja cuadrada de terciopelo, la abro sonriendo encontrando un collar de diamantes violeta... es un violeta brillante como mis ojos.

Se coloca detrás de mi quitándome el otro collar que me había dado y que no me he quitado en todo este tiempo. Lo deja sobre mi tocador colocándome el nuevo que tiene muchos diamantes que brillan.

Y pega con mi vestido que es de color violeta.

—¿Y este sí me lo puedo quitar? —río recostando cuando me dio el otro— Porque dudo que pueda dormir bien con esto.

—Sí puedes.

Me miro al espejo tocándolo. Era muy hermoso.

Y se me veía hermoso.

—Me encanta.

—Ya lo sé. —deja un beso en mi sien.

Toma mi mano. Bajamos hacia el comedor, mis padres nos esperaban ahí, todavía estaban colocando la comida en la mesa para cuando nos sentamos.

Papá se encarga de decir unas palabras antes de explicarle a Christopher el porqué de la celebración, aunque yo ya sé lo había dicho de una manera más corta. Mamá y papá le dan la versión larga y dramática.

—¿Ya podemos cenar? —pido cuando van a mitad de la historia.

—Pero si era tu historia favorita cuando eras niña. —dice mi padre.

DRONNINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora