Black Eyes #PGP2024

CAPÍTULO VIII

Las tardes en la ciudad eran de gran bullicio, era apabullante el tráfico a la hora pico, con todas esas bocinas sonando y el humo de los autos contaminado el lugar. Las personas salían de trabajar y saturaban las calles y avenidas. A pesar de que mi casa estaba en un área de suburbios, un poco alejada, donde no demoraría más de quince minutos en llegar, el tráfico para atravesar la ciudad podía convertir esos minutos en una hora. Siempre había un accidente o un auto descompuesto que producía más caos vial y aunque estaba acostumbrado, era siempre muy estresante. Creí que después de lo que habíamos pasado, la ciudad estaría infestada por esas cosas o por lo menos había imaginado que habría una movilización por las autoridades, los policías, el ejército, la guardia nacional, algo, cualquier autoridad que pudiera combatir contra aquellas cosas, o por lo menos un retén para detectar infectados o síntomas, pero no, no había nada.

El tráfico sí estaba a toda su capacidad, los autos estaban detenidos, se escuchaban bocinazos y quejas de los conductores. Los semáforos empeoraban las cosas, ya que su duración era muy corta y cada vez había más gente que quería atravesar las avenidas y llegar a su destino. Las personas salían de las oficinas que estaban en la Av. Isidro Espinoza y caminaban a las paradas de autobuses que atravesaban la ciudad y llegaban al centro. La ciudad estaba normal, en su peculiar manera estruendosa y caótica, pero, a fin de cuentas, normal.

Un par de restaurantes ya estaban llenos, las personas caminaban por las aceras en todas direcciones y entraban y salían de los diversos comercios y establecimientos de la avenida principal. Nadie se imaginaba lo que acabamos de pasar y mucho menos sospechaban que también corrían peligro.

El oficial Alan sacó su teléfono celular y empezó a llamar a alguien, por su expresión de frustración parecía que no tenía éxito. Amber solo veía pasar a la gente, esperando a que nos moviéramos, seguramente estaba igual que yo, no tenía a quién llamar. Clara había dejado su teléfono en la casa, así que no tenía manera de localizarla, y aunque ya estábamos en una zona con señal telefónica, no ayudaba en nada.

- Tranquilo, quizá aún no tienes buena señal - dijo Amber en tono bajo -

Amber se acercó al oficial Alan y lo apretó en el hombro a modo de consolación, el oficial aceptó el gesto y guardó su teléfono.

- Sí, debe ser eso, lo intentaré en la comandancia, apurémonos. ¡Ah!, y caminen normal, no mencionen nada de lo que ha pasado, no hay que provocar pánico, si empezamos a gritar por la calle que hay monstruos, nadie nos creerá, déjenmelo a mí - dijo el oficial Alan con total autoridad -

Amber hizo una mueca, no parecía satisfecha con la idea de no alertar a las personas, quizás quería prevenir que fueran atacadas, aunque yo compartía la postura del oficial Alan, si mencionamos algo no nos creerían, ¡yo aún no lo creía!, solo confundiremos a las personas. Era mejor llegar a la estación de policía y dejar que ellos se ocupasen, además era lo más rápido.

La Av. Isidro Espinoza circundaba la ciudad, en ella se encontraban los comercios, edificios y empresas principales, así como las salidas a las autopistas y carreteras que llevaban hacia los estados colindantes, no era una ciudad muy grande, solo algunos kilómetros la conformaban. Estaba rodeada de campos de trigo y maíz que se extendían por varios kilómetros, la ciudad más cercana estaba como a 30 minutos en autopista. Aunque había algunos caminos secundarios para salir de la ciudad, la salida principal se encontraba en el extremo opuesto de la ciudad, era un puente que unía la cuenca donde está la ciudad con la autopista 23 de julio que conecta con la ciudad Florida, la ciudad vecina.

Continuamos caminando a paso apresurado en dirección a la estación de policía que se ubica a siete calles de donde estábamos. El cielo empezaba a tronar, los relámpagos iluminaban el cielo con una luz blanquiazul que atravesaba las nubes negras y grises, el viento soplaba cada vez más fuerte, sin duda alguna se avecinaba una tormenta igual a la de anoche, en cualquier momento comenzaría a llover.