Apenas vi a Daniel y me quedé helado. Su pierna derecha estaba destrozada, había sido alcanzada por la explosión y de la pierna ahora solo conservaba hasta la mitad del muslo. La sangre emanaba a borbotones ensuciando el piso y tapizándolo de rojo, la parte de su pantalón donde iba la pierna ya no estaba y se estaba quemando más allá de la ingle, si no se apagaba el fuego terminaría quemado por completo.
El oficial Alan había arrastrado a Daniel hasta llegar con nosotros, lo dejó a nuestro lado y siguió disparando en varias ocasiones hacia la ventana donde aparecieron los soldados de las fuerzas especiales. No se podía ver nada por el humo de la explosión, así que supongo que solo disparaba por reflejo. Cuando se le terminaron las balas y giró hacia su esposo para pedirle más, fue cuando se dio cuenta de lo ocurrido.
Había visto enojado, triste, decepcionado, incluso lo había visto amable y feliz, pero en el poco tiempo que llevaba de conocer al oficial Alan no había notado ni por un momento que tuviera miedo, no hasta ese momento. Al mirar la herida de su esposo, los ojos del oficial Alan se desorbitaron por completo, su rostro se arrugó aún más de lo que ya estaba y su boca hizo una horrible mueca, era como si quisiera gritar, pero el grito no salía de sí. Se agarró la cabeza con ambas manos y un segundo después se reclinó con su esposo para apagar con sus manos la pequeña flama en su ingle. No habían pasado más que cinco o seis segundos desde la explosión, pero parecía una eternidad. Una vez junto a su esposo y apagado el fuego, por fin surgieron las palabras del oficial Alan.
- ¡¡¡DANIEL!!! ¿¡QUÉ PASO!?, TRANQUILO, ESTARÁS BIEN...
El oficial Alan miraba de un lado a otro sin saber qué hacer exactamente, repasaba de arriba abajo el cuerpo de su agonizante esposo sin hacer nada en específico. En realidad, no había mucho que hacer, se limitó a mirarlo y no soltar su mano, la apretaba fuertemente impidiendo que su esposo se fuera de su lado. Las lágrimas comenzaron a brotar de los cansados y viejos ojos del oficial Alan, un par de pequeños ríos atravesaban las mejillas del oficial para caer en el pecho de su esposo.
- ¡No sé qué hacer!, ¡No sé cómo ayudarte!, ¡Necesito que me digas que hacer, mi amor!, ¡Te necesito!...
Las palabras entrecortadas del oficial Alan se clavaban en mi pecho y creaban un agujero más grande del que ya había, era desgarrador mirar aquella escena.
Después de eso, Daniel abrió brevemente los ojos, apenas un parpadeo, miró a su esposo y volvió a cerrarlos.
- ¡NOOO!, ¡NO ME DEJES!, ¡NO LO HAGAS MI AMOR!, ¡TÚ NO!, ¡TÚ NO PUEDES DEJARME! ¡POR FAVOR, QUÉDATE CONMIGO!...
Esas últimas palabras del oficial Alan me hicieron recordar la historia que me contó Daniel sobre el hermano de su esposo, aquel muchacho que había muerto a corta edad por culpa del cáncer. ¿Será que el oficial Alan estaba destinado a perder a la gente que ama?
Ese pensamiento me activó de repente, había prometido que nadie más moriría y no iba a permitir que el oficial Alan se quedará solo.
Miré a mi alrededor y vi una pequeña hoguera a un par de metros de nosotros, el fuego consumía lo que parecía ser una mesa o una silla de madera de los restaurantes que había cerca. Al mirarla, una idea surgió en mí y antes de poder pensar si era buena idea me arroje a ella. Me levanté y corrí hacia el fuego, no me importó correr el riesgo de que me dispararan, no me importo ser atacado por algún Kurome o ser volado en mil pedazos por una explosión, solo corrí lo más rápido que pude.
Metí la mano cerca del fuego y tomé una barra que se incendiaba, ni siquiera me importó sentir el ardor y el calor del fuego en mi mano. Regrese corriendo junto a los demás y coloque la parte que se quemaba justo en la herida de Daniel.
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Black Eyes #PGP2024
Mystery / ThrillerDurante una noche oscura, azotada por una gran tormenta, Vincent, un padre de familia, es atacado por un viejo conocido, Demian. Tras una pelea con Demian, esté secuestra a la esposa e hijo de Vincent y los lleva a un lugar con duros y tristes recu...