Prólogo

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En un reino muy muy lejano nació una bebé muy diferente a los niños de su reino, una preciosa bebé de cabellos blancos y piel muy blanca llegó como una bendición al mundo, pero cómo una maldición para su reino

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En un reino muy muy lejano nació una bebé muy diferente a los niños de su reino, una preciosa bebé de cabellos blancos y piel muy blanca llegó como una bendición al mundo, pero cómo una maldición para su reino.

Shivani, fue el nombre que su madre le dio, Aberforth su padre un día después de su nacimiento muy desconcertado y aterrado partió en busca de respuestas del porque su hija pudo nacer de esa manera ¿Acaso su esposa le fue infiel o fue algo más? Aberforth no lo sabia, pero algo que si tenía muy en claro era encontrar una respuesta a sus dudas.
Calliope su esposa, suplicó de rodillas para que el no la dejara sola junto a su pequeña recién nacida, pues era bien sabido que en su reino las mujeres recién paridas y solitarias son usadas por las brujas del rey Titus III.

-Por favor -Suplicó, su rostro manchado en lágrimas y con una expresión bastante lamentable.

-Necesito respuestas -Azoto la inestable puerta de madera antes de partir.

Calliope con su corazón hecho trizas abrazo a su pequeña contra su pecho, se las apañaría sola, tiene sus dos piernas y dos brazos claro que puede mantenerlas a ambas con vida.

Se levantó rápidamente sin importarle el dolor de su reciente parto, tomaría las cosas más importantes y también partiría junto a su hija, tiene que protegerla a cómo dé lugar, sin un hombre en casa que de la señal de posesión ambas son blanco fácil para cualquier ser del reino. La pequeña sollozo, Calliope asustada de ser escuchadas la pegó con más fuerza a su pecho intentando acallar sus sollozos con su seno.

-No ahora Shivani -Arrullo a su bebé mientras sus piernas corrían lo más rápido que podían -Pueden escucharnos y asesinarnos, por favor ayuda a mamá ¿si? -El pequeño rostro de su hija fue iluminado por la luz de la luna y cómo si fuera magia cayó dormida.

El frágil cuerpo de Calliope perdió la poca fuerza que tenía, sus rodillas azotaron fuertemente contra la tierra dejando heridas en su sensible piel, las hojas crujiendo la hicieron levantarse de golpe, sin embargo su cuerpo estaba tan débil que un fuerte mareo la lanzó devuelta a la húmeda tierra, Calliope asustada por la seguridad de su hija agarro una gruesa rama que se encontraba a su costado, intentó golpear a la persona que esperaba a su espalda.

-No pienso lastimarte -Dijo una voz masculina.

-Entonces vete y no me molestes -Gruño ella cubriendo a su hija.

-Estás herida -Señaló el hombre -Tu falda está manchada de sangre.

-No me importa, vete -Su corazón latía a mil por hora, Calliope está aterrada por la seguridad de su hija -Por favor, solo vete -Su voz tembló.

-Déjame ayudarte -Intento acercarse pero el grito de Calliope lo hizo retroceder.

-No necesito ayuda de nadie, yo puedo sola -Como pudo volvió a ponerse de pie.

La chica de cristal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora