5-No eres un monstruo, eres una Stikl

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Si en algún momento de mi vida me hubieran dicho que estaría ­huyendo de un león con tres cabezas jamás lo habría ­­creído , pero aquí ­ estoy corriendo por mi vida mientras esa maldita criatura me persigue, ¿Qué sucedió para que llegáramos a esto?




Siento que el príncipe nos está llevando a un lugar que ni el mismo sabe donde es, llevamos dos horas caminando en círculos por el mismo lugar y en cada vuelta que hemos dado me siento cada vez más y más observada, no he dicho nada porque la prime...

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Siento que el príncipe nos está llevando a un lugar que ni el mismo sabe donde es, llevamos dos horas caminando en círculos por el mismo lugar y en cada vuelta que hemos dado me siento cada vez más y más observada, no he dicho nada porque la primera vez que lo hice sus ojos azules cargados de frialdad me hicieron callar de golpe, así ­ que prefiero tragarme mis palabras.

—¿No sienten un olor raro? —Preguntó Loan.

—No, cállate y camina—Refunfuñó el príncipe.

Los tres nos miramos excluyendo a él, es claro que ya se dio cuenta de que estamos perdidos y por eso está tan irritado, por otro lado Loan tiene razón hay un hedor extraño en el ambiente, es como una combinación de hierro y agua estancada, es desagradable.

—Oye príncipe —Me hice a un lado suyo —Rojito tiene razón, hay un olor extraño y hace rato siento que nos están observando —Esquive su mirada en todo momento, si llegamos a cruzar miradas estoy segura que me voy a callar nuevamente —Aparte llevamos caminando en círculos por horas ¿Y si tomamos un descanso?.

El príncipe frenó su andar, evadí­ cualquier tipo de contacto con ese hombre, tiene un humor de perros, espero y no sea así en su día a día y que solo esté actuando de esta manera porque está adolorido y estresado por estar en un lugar que no es su hogar, mantuve mi mirada fija en la silueta de un árbol creo que lo vi moverse.

—Tomemos un descanso hasta que amanezca —Tomó asiento sobre un tronco caído.

Celebre Junto a los hermanos, tantas horas de camino sin rumbo alguno hacen que mis pobres pies duelan; tome asiento en la tierra mojada, en el momento en que apoye mi mano en la tierra sentí algo viscoso, por inercia lleve mis manos a mi nariz y tuve un deja vu, este hedor lo he sentido antes en el bosque de las mil almas, es un hedor característico que dejan algunos árboles al moverse; me puse alerta y me levante de un salto, por fin pude entender que es lo que está sucediendo, no estamos perdidos porque el príncipe no sepa qué camino tomar, estamos perdidos porque el bosque nos está tragando sin que lo sepamos.

—Levántense —Mi voz tembló, solo viví esto una vez y ha sido la peor experiencia que he tenido en mi vida, no pienso pasar por esto de nuevo —Tenemos que correr —Susurré cautelosa, el bosque tiene oídos y si me escucha alertando a mis compañeros va a acelerar el proceso.

—¿De que hablas? Recién estabas rogando por un descanso y ahora que lo tienes ¿Quieres correr? —Espeto molesto Azazel.

—Azazel, no les digo esto porque quiera correr, se los digo porque tenemos que hacerlo —Espere que captara la indirecta en mi mirada y tono de voz, frunció el ceño y miro a su alrededor.

La chica de cristal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora