12-Ustedes son mis peones

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Omnisciente

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Omnisciente.

Justo en el momento en que las cornetas sonaron Astoria dio un par de pasos atrás del grupo que ya se encaminaba a las puertas principales del castillo, no lo hizo con la intención de separarse del grupo e ir a otro lugar, simplemente tuvo este impulso de parar un momento y retomar el aliento ya que los nervios no la dejaban pensar con claridad; Zoltan no estaba con ella, días atrás tuvo que partir a una campaña por un enfrentamiento con el Reino Nabi, Zoltan está resguardando la seguridad de la frontera de Dimants y sus habitantes.

Alguien llego a su espalda y cubrió sus labios con un paño haciéndola caer inconsciente de ipso facto, el rostro cubierto por una larga capucha no dejaba ver quién es el responsable de tal acto; ninguno en el grupo se dio cuenta de la ausencia de la princesa hasta que solo una persona dio media vuelta para tomar su mano e ir más seguras.

—¿Astoria? —La sultana Lavanya buscó rápidamente por los alrededores con su desarrollada vista —¿Donde está la princesa? —Pregunto preocupada al no verla en ningún lado.

—¿De que hablas? —Kallias frenó su andar y buscó entre las personas presentes dándose cuenta de la falta de una de las personas más importantes en este momento —¡Maldición! —Expresó furioso por su descuido.

El grupo se tuvo por completo a buscar por los alrededores alguna pista de su paradero, sin embargo nadie logró encontrar algo de valor.

—Nosotros dos no podemos ausentarnos —Dijo Kallias retomando el aliento después de haber estado corriendo por la zona —Lamentó pedirles esto, pero ustedes tendrán que buscarla —Comunico el emperador hacia la futura reina de Dimants —Mierda —Se quejó molesto en un gruñido —No podemos ponerte en peligro a ti también —Agarro sus dorados cabellos en un acto de frustración.

—¿Por quien me toma, emperador? —Pregunto con un deje de orgullo Shivani —Me crié en un lugar completamente remoto donde los peligros abundan más de lo que lo hace aquí, se cómo defenderme y también se perfectamente cómo defender a los que quiero —La futura reina llevaba consigo el traje que uso el primer día que llego al castillo, pantalones rojos de cuero con unos tirantes ajustados a sus hombros, una camisa de algodón blanca ceñida a su pecho, botas echas con piel de cabra y una capa negra bastante grande para su estatura —Loan vamos —Tomo el antebrazo de su amigo y los guió en dirección al establo —Cuiden del rey —Fue lo último que dijo antes de perderse en la niebla de esa tarde lluviosa.

Al otro extremo del castillo el cuerpo inconsistente de la princesa está siendo aventado a una carreta con un solo caballo y un jinete.

—Ya sabes dónde llevarla —Dijo esta persona retomando su camino nuevamente al castillo.



—Ya sabes dónde llevarla —Dijo esta persona retomando su camino nuevamente al castillo

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La chica de cristal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora