En lo más alto del gran cielo se encontraba el arcángel supremo Aziraphale, quien al descubrir una conversación que se suponía no debía escuchar, hace todo lo posible para lograr que los deseos malintencionados de la conversación no se cumplan. ¿Po...
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*♡*
-C-crowley- susurro Aziraphale ante el angel que estaba en contra de que fuera sentenciado, tenía una vaga esperanza de que fuera el demonio.
Pero al parecer no
Era un chico delgado, de piel blanca casi como la leche, cabello un poco ondulado color gris y ojos azules preciosos. Tenía una vestimenta que resaltaba entre las demás, pues era en tonos grises con decorados negros y no completamente blanca como la tenían todos los presentes.
Aziraphale hizo una cara de desilucion al ver que no era el pelirrojo, pero algo en su voz y en su cara le resultaba familiar
-¿Usted se opone?- dijo Metatron
-Asi es, ¿o es que no entendió?- respondió el chico delgado
Todos los presentes lo observaron muy sorprendidos pues pocos eran los que tenían agallas para responderle de esa manera a Metatron.
El viejo tomo un fuerte suspiro y continuo- ¿Cuales son las razones para que esté en contra?
-Pues vera- se acomodó en las escaleras y continuo-es muy simple, Aziraphale se llevo el libro de la vida porque usted es un viejo egocéntrico, que cree que puede humillar a todos los que están a su alrededor. Usted creía que Aziraphale no iba a hacer nada al saber que quería borrarlo. Pues déjeme decirle que no hay punto de comparación entre usted y el. Y creame cuando le digo que ese angel que usted ve ahí herido y encadenado es mucho más que usted viejo miserable.
Todos quedaron boquiabiertos ante esas palabras. El chico delgado en cambio solo sonreía y miraba paciente a Metatron.
-¡Angel insolonte! ¿Quien te crees que eres?!- dijo furioso Metatron
-Pues mucho más que usted, de eso estoy seguro...
El rubio intento ocultar su risa pero era casi imposible.
-!Cual es su nombre¡
-¿Para que?, ¿Me va a borrar del libro de la vida cómo casi lo hace con Aziraphale y el demonio Crowley?
-!Responda¡
El chico delgado miro al piso y lentamente fue bajando las escaleras. En cada escalón se podía ver cómo poco a poco su ropa estaba cambiando al igual que su rostro.
Finalmente llegó al último escalon y chasqueo fuertemente sus dedos para dejar ver su ropa negra y su cabello pelirrojo que cayó suavemente sobre sus hombros.
