Demian Jackson. Un joven adulto con un futuro brillante, pero con un pasado oscuro eclipsado por su niñez.
Se graduó con honores como criminalista forense. Se especializó como un joven patólogo forense que, junto a sus dos mejores amigos, Sarah Rid...
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Bienvenido al juego de los diarios. Antes de conocer las reglas debes tener en cuenta el origen de este juego de roles.
“En 1888, una serie de horribles crímenes cometidos en el barrio de Whitechapel/Londres, horrorizaron a los londinenses y a Europa entera. Nada se supo del autor, bautizado como “Jack el destripador”, lo que da idea de su brutal modus operandi.
La fama de Jack el destripador se debió a la brutalidad y el misterio con que acompañó cada uno de sus crímenes, que fueron debidamente amplificados por la cobertura socialista qué hizo la prensa de la época. No en vano, sus asesinatos son tan solo una parte de los once “crímenes de Whitechapel” qué tuvieron lugar en la época.
Y aun cuando las fuentes oscilen a la hora de dar cuenta de su actividad criminal, los investigadores más reputados limitan a cinco sus víctimas. Se trata de Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly, todas ellas prostitutas, todas ellas abatidas por el alcohol y todas ellas, por desgracia, mucho menos recordadas que su asesino.”
Tras esta breve introducción a uno de los primeros asesinos seriales de Londres, se invita al jugador a reflexionar las siguientes incógnitas:
“¿Qué hizo a Jack el destripador tan famoso? ¿Acaso fueron sus cinco víctimas? ¿Será porque nunca fue encontrado? O puede ser… ¿Su modus operandi?”
El objetivo de este juego de diarios es conocer qué tan profunda puede ser la malicia humana en comparación de la bondad del prójimo.
Ambos diarios han pasado de portador en portador, otorgándo un rol a cada jugador que los definirá de la mejor manera: “El destripador” y “El merodeador”.
Las reglas son simples.
N°1: El merodeador debe descubrir quién es el destripador antes de que logre su meta de matar a 7 personas. O si no morirá.
N°2: El destripador debe de ser cuidadoso y mantener su anonimato con el merodeador. O si no morirá.
N°3: Está prohibido contarle a un tercero sobre la existencia del juego o terminará en una penalización inmediata.
N°4: Cualquier intento de asesinato por parte del destripador hacia el merodeador a lo largo del juego, acabará con la muerte del destripador.
N°5: Cualquier intento por deshacerse del diario una vez que se conoce el juego acabará con una penalización para cualquiera de los dos jugadores.
N°6: Ambos jugadores deberán de comunicarse a través de las páginas del diario. Obviamente el que inicia es el destripador seguido del merodeador.
N°7: Si el merodeador logra salvar a 4 de los 7 objetivos del destripador, entonces es libre y el juego se acaba.
N°8: Si el destripador mata a 4 de sus 7 objetivos, entonces puede matar al merodeador sin consecuencia alguna.
Sin embargo, existe una novena cláusula que puede detener este juego:
N°9: Si ambas partes están de acuerdo, el merodeador y el destripador pueden dar por terminado el juego. Sin la necesidad de que alguno de los dos muera, pero… De ser así, deberán entregar sus diarios a los siguientes jugadores o si no… ¡Morirán!
Y esas son todas las reglas de este juego. ¡Suerte! Y que gane el mejor detective o asesino.
“¿Cómo sé si realmente soy un jugaron?” Es muy sencillo. Una simple gota de sangre entre las páginas del diario te hace su dueño y viceversa. Muy conveniente, ¿no?
Pd: Una vez que se determine a un ganador, ya sea destripador o merodeador, deberán de entregar su diario y el de su adversario a los siguientes jugadores. En el caso del merodeador, deberá de entregar ambos diarios a sus futuros portadores; por otro lado, si se trata del destripador, este puede decidir si quiere o no seguir participando de este juego maldito.
Y de esta forma, la cadena de malicia y bondad… ¡Nunca terminará!