Lenguaje del amor

44: Cuando el tablero muestra el resultado

—Buenos días, chicos— saludó Violeta con una sonrisa apenas ingresó a su clase favorita ese lunes en la Esmuc.

—Buenos días— respondieron todos a coro mientras ella dejaba su maletín sobre el escritorio y buscaba sus cosas.

—La señora Galera me dijo que estuvieron algo alborotados la hora anterior ¿Qué les pasó?—

—¿Y qué va a pasar?— preguntó Martin levantando los brazos —Estamos a mitad de septiembre ¡12 de septiembre, sí señores!— gritó
él y algunos de sus compañeros lo siguieron.

Violeta frunció el ceño, no tenía ni idea qué significaba esa fecha.

—¿Y qué tiene eso, Martin?— preguntó ella recostándose sobre su escritorio y cruzándose de brazos.

—Chiara ¿no le contaste?— preguntó el chico volteando a ver a su amiga y todo el salón lo imitó con rapidez. Violeta se aclaró la garganta con nervios y se enderezó; fue Omar que dejó de observar a la morena y giró lentamente a la profesora.

—¿Y por qué demonios tenía que decirle
Chiara?— preguntó el chico mientras Chiara se tapaba la cara con una mano y con la otra le hacía una seña poco agradable a su mejor amigo.

—Y a ti que te importa, chocolate negro— continuó Martin para tratar de remendar su error—Lo que quiero decir, es que hace unos minutos nos encontramos con la profesora y con Chiara no detuvimos a hablar. No escuché nada lo que ambas dijeron pero creí que Kiki se lo había dicho.—

—No, no le dije nada— murmuró la morena mirando rápidamente a Violeta y bajando luego la mirada.

—Bueno...¿me terminas de contar Martin?— preguntó Violeta.

—Si... ¡el 6 de enero es nuestra graduación! Oh, Friday, Friday, Friday— cantó el chico poniéndose de pie y bailando entre los bancos de sus compañeros hasta llegar frente a Violeta —Por eso necesitamos su ayuda, profesora Hodar— aseguró seriamente antes de volver a su lugar.

—¿Mi ayuda?... ¿En qué los puedo ayudar?—

—En la Esmuc los chicos que se gradúa son quienes organizan la fiesta, el baile, compran las bebidas y todo eso— continuó Martin como vocero de la clase —Todos los años han venido cientos de invitados y padres para ver a sus niñitos terminar un ciclo... el año pasado, los de skate se confabularon con un colegio cercano para armar una fiesta el mismo día. Necesitamos llamar la atención con algo, todos dicen que somos pésimos bailando, cantando y esas cosas... ¡Asique usted nos ayudará a cambiar eso!—

—Pero vosotros cantáis bien— dijo Violeta observando rápidamente a quienes había escuchado hacerlo: las tres chicas —En mis clases de baile se lucen... no entiendo el punto.—

—El punto— intervino esta vez Cris poniéndose de pie —Es que no nos gusta hacer todo eso en público. Frente a nuestros padres o amigos de ellos ¡y hijos de ellos!—

—E hijos, Cris— lo corrigió Lisa pero el chico solo movió la cabeza en señal de no entender nada —A ver... Todos aquí tienen un talento especial y...—

—Y bla bla bla— la cortó Chiara abandonando su banco y llegando hasta el primero para sentarse sobre el —Supongamos que lo tenemos ¡queremos que nos hagan lucir una vez!—

—Sigo sin entender... Podemos armar una coreografía o preparar una canción para esa noche— propuso Violeta pero Chiara negó rápidamente con la cabeza.

—El señor Tomson ya se encarga de eso con el Club de artes ¡en nuestra propia graduación!
Será nuestra noche protagonizada por otros, fantástico— ironizó Chiara cruzándose de brazos y Violeta se quedó un momento observándola. Había escuchado varias veces en la sala de profesores al maestro de lenguas extranjeras y del Club de artes alabar a sus alumnos y asegurando a cada momento que eran los mejores del Instituto, y que de hecho su salón 8 era todo lo contrario. Violeta se aclaró la garganta y le dio una mirada a todos.