❛ 𝐁𝐎𝐖 𝐃𝐎𝐖𝐍 ❜ 𝓒𝓱𝓪𝓰𝓰𝓲𝓮

𝐗𝐈𝐈𝐈

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El demonio se recupera rápidamente de su clímax, como era de esperar. No hablan de su momento suave, ni del abrazo, ni de las alas de Vaggie que todavía les envuelven a las tres cuando lenta y cuidadosamente se deslizan fuera de ella.

Sin embargo, cuando el demonio y Charlie se dirigen a Vaggie, ella rechaza gentilmente la atención; admite que está muy cansada y no está segura sobre tener otro orgasmo (aunque el demonio está segura de que podría conseguir uno) Pero... ella puede mirar, dice.

Y entonces Charlie se encuentra bajo el demonio una vez más, y tiene que admitir que ese brazo demoniaco negro suyo es realmente algo. Ella había sido capaz de invocar indicios de ello, generalmente cuando Ira la abrumaba hasta alcanzar niveles peligrosos, pero nunca voluntariamente y nunca en la medida en que lo hizo en la batalla contra las Exorcistas, por lo que es básicamente algo nuevo para ella.

Esos círculos rojos en la piel hacen que la mano se caliente cuanto más arden, como descubre Charlie (y, posiblemente, sus propios pecados) cuando el demonio le dice que se abra y le mete dos dedos en los labios, Charlie obedece, lamiendo y chupando las garras mientras juegan, girando su lengua y aplicando presión sobre los dientes para obligarla a abrir la boca. Y mientras Charlie chupa los dedos, ella siente que se calientan. Es una sensación placentera, y es igual de bueno cuando esos mismos dedos se deslizan entre sus piernas, sondeando y bombeando dentro de ella al ritmo implacable del demonio.

Vaggie se acuesta a su lado, con la barbilla apoyada en los brazos, disfrutando del espectáculo. Está cansada, sí, pero no agotada como antes, ni mucho menos; su atención está completamente en Charlie, con los ojos bien abiertos, absorbiendo cada estremecimiento y cada gemido. Es increíblemente emocionante que la toquen mientras su novia la mira (pero tal vez sea solo porque no es exactamente una tercera persona la que la toca; irónicamente, después de esta noche, Charlie está bastante segura de que no quiere compartir la cama con nadie más que ella misma y Vaggie, nunca)

El demonio le arrebata otro gemido, uno que hace que su cola se arroje en el aire. Charlie ha renunciado a ese juego de silencio de antes, obviamente ya habiendo superado todo, mientras ellos se inclinan para raspar con sus colmillos la piel de su cuello. ⁠ー¿Estás cerca?

Charlie no ve ningún sentido en mentir, especialmente porque ella está moviendo sus caderas para encontrar más cerca las embestidas de sus dedos. ⁠ーSí…

Y entonces, el demonio la muerde.

Duro, justo donde el cuello se une a los hombros; le hunden los colmillos en la carne como una bestia, y Charlie básicamente salta sobre la cama.

⁠ー¡Agh!

Vaggie se sienta en un instante, preocupada.

Charlie empuja al demonio, arrancándola de su cuello: ⁠ー¡¿Qué diablos?!