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Charlie sabe, en algún lugar de su interior, que probablemente esto no sea una buena idea. Al menos debería pensar más en ello. Esta es seguramente una de las cosas que podrían condenar a las personas al infierno, pero bueno, definitivamente ya pasaron ese punto.
No tiene dudas al respecto cuando el demonio pasa sus manos por su pecho desnudo, apretando sus senos y pellizcando sus pezones entre sus dedos con garras sobresaliendo, y ella gime, alto y claro, contra su boca.
Ella clava sus propios dedos en sus costados, y no está claro si quiere alejarla o acercarla: se decide por lo último, especialmente con la cola del demonio envolviéndose alrededor de sus piernas. Es una sensación tan extraña saber que la cola está ahí, pero no sentirla conectada a su espalda.
Oye otro gemido en su oído y se estremece. Vaggie está mirando, lo sabe. Sentada en la cama, quedándose quieta: Charlie le dijo que esperara allí y le prometió que iba a cuidar de ella en un minuto, pero luego el demonio la había atraído para darle otro beso y ahora no sabe cuántos minutos han pasado ya.
Ella está tan jodidamente caliente. El hecho de que esta situación tenga varios matices de mal posiblemente la excite aún más, no puede negarlo; la respiración agitada de Vaggie, la idea de que Vaggie no la juzga sino que se complace con ello, el conocimiento de que ella también esté metida en esto, está aturdiendo su mente. Y, sin embargo, no prevalece ningún sentimiento de lujuria. Nada la abruma hasta el punto de tener que recuperarse o correr el riesgo de perder su propia identidad.
El demonio es quien rompe el beso, su lengua se desliza fuera de la boca de Charlie y deja un rastro húmedo de saliva que conecta sus bocas. Santa mierda. ¿Es así como se siente Vaggie cuando la besa en su forma demoníaca? Ella admitió que disfrutaba la lengua bífida pero... Charlie nunca entendió lo que significaba ser besada con ella.
Los pecados sonríen. Charlie los mira: colmillos al descubierto, ojos rojos, cuernos bien ajustados en la frente… Se siente muy diferente a mirar un espejo. Ella nunca tuvo problemas con su propia imagen, es cierto, pero muchas veces se ha avergonzado de sus rasgos demoníacos; representan los males que ella desprecia, su incapacidad para controlarlos.
Tiene que admitir que no son demasiado feos para mirarlos ahora que están en otra persona. Incluso si la cara de esa otra persona sigue siendo su cara, y justo ahora se estaba besando con ella, así que, probablemente es raro. Y definitivamente fue un problema de brújula moral que decidieron colectivamente dejar fuera de la puerta del dormitorio.
ーMuy bien, muñequita, lo reconozco: no besas malー el demonio dice, pero ella es claramente condescendiente; ¿cree que Charlie no se dará cuenta? ¡Es su propia voz!
ーSí... claroー, responde Charlie, sin aliento. Tratando de ignorar la cola que se acerca sigilosamente a su pierna. ーTe… te lo dije. No te necesito.
Ve ese brillo de ira en los ojos del demonio y lo reconoce perfectamente; ella todavía está molesta con ellos y actúa con confianza, pero incluso entonces, ni el Orgullo ni la Ira la abruman. Es realmente cierto que sus Pecados abandonaron su cuerpo y ahora están físicamente frente a ella (apretándola, besándola, haciéndola temblar mientras la cola sube por su muslo) la sensación de ardor que Charlie siempre siente en su pecho se ha ido. Se siente vacía, pero no es malo; es liberador. Puede sentir todo lo que quiere sin tener miedo de reprimirse, sin controlarse.
O bueno. Ella todavía necesita mantenerse bajo control, pero al menos no de la forma habitual.
ー¿En serio?ー el demonio aprovecha al máximo esos uno o dos centímetros que tiene sobre ella, excluidos los cuernos; la sostiene por los antebrazos, la acerca tanto que sus pechos se presionan uno contra el otro. La cola sigue arrastrándose hacia arriba, hasta que la punta en forma de corazón está agonizantemente cerca de su núcleo, apenas provocándola, y Charlie aprieta los dientes para contener un gemido. ーPorque tengo la impresión de que, de hecho, me necesitas.
Charlie sabe cómo el Orgullo y la Lujuria hacen que su voz sea más profunda, y sabe que es mucho más engreída y descarada cuando está bajo su influencia; el demonio está claramente así pero sin la correa de Charlie que la detenga. Ella es el peligro del que Charlie intenta proteger a todos.
Lo que significa que no puede simplemente ceder y alimentar su Orgullo.
ーNo lo creoー, responde, y mueve su pierna libre, rozando la parte delantera de su casco contra la cola de demonio: conoce sus puntos débiles, naturalmente, ve cómo los labios del demonio se contraen. La cola tiembla y se afloja lo suficiente como para que Charlie pueda desenredar su pierna. Aún así, ella permanece presionada contra su otra yo, sus labios tentadoramente cerca de los de ella. ー¿No fuiste tú quien saltó sobre mí justo cuando cerramos la puerta del dormitorio? Tú me necesitas.
ーComo si eso fuera posible, muñequita.
ーPuedes admitirlo.
ーSabes que no lo haré.
Está a punto de responder, pero entonces su nombre emitido en un fuerte gemido llama su atención. ー Charlie…
Al darse vuelta, se encontró con la mirada de Vaggie. Ella todavía está sentada en la cama, muy obediente; ese sería su orgullo al pensar eso, y Charlie puede sentir la insinuación de ello, pero no el pecado; y al mismo tiempo, esto explica demasiado bien por qué el demonio aprieta sus brazos con más fuerza, por qué su respiración se corta por un momento, agarrando las sábanas bajo sus puños.
Vaggie se mueve incómodamente en su posición, tratando de frotarse los muslos para encontrar algo de alivio.
Ella traga, pero incluso en su estado su tono es ligeramente molesto; Después de todo, no está equivocada, pobre Vaggie, Charlie básicamente la abandonó allí.
ー ...¿Tengo que... encargarme de mí misma?
Charlie salta. ー¡Oh, Vaggie, cariño, lo siento!ー Ella se disculpa, alejándose de los pecados.
Al mismo tiempo, el demonio estalla y responde con un tono duro: ーJoder, no.
La lujuria y la avaricia en su voz desconciertan a Charlie; básicamente puede sentirlas, probablemente porque son suyas, pero es extraño verlas en otra persona.
Ese único momento de vacilación es todo lo que el demonio necesita para avanzar primero.
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