Cuando empieza el apocalipsis, el equilibrio en la extraña vida de Roselyn cambió toralmente, claro claro la chica no esperaba vivir mucho, se sorprendió al haber logrado sobrevivir mas de dos meses, ella junto a su madre deciden ir en busca de un l...
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A la mañana siguiente seguimos con nuestro camino, estábamos en busca de algún lugar en el cuál hospedarnos. Era extraño saber que ahora pertenecíamos a un grupo, claro que no podía dejar de pensar en mamá y en que indirectamente dejé su búsqueda. En el fondo la necesitaba, ella hubiera arreglado el problema entre Miley y yo.
Ya eran dos días que no hablábamos y se sentía diferente, como si nunca la hubiera encontrado, como si no estuviera con ella ahora. Era como estar en el principio.
Me encontraba caminando al lado de Tyreese que llevaba a Judith en brazos, no la había cargado desde que apareció el grupo y en cierta parte la extrañaba.
-Deberías cargarla.-Dijo Tyreese al notar mi mirada hacia la bebé, rápidamente negué pero el moreno extendió a la bebé hacia mi, apreté los labios y miré al frente para asegurarme que el niño vaquero no me viera. Después de la pequeña discusión que tuvimos ayer nos quedó claro a todos que no íbamos a tener buena relación. En especial porque hoy antes de emprender camino le lancé una botella de agua y le dio justo en la cara, no me disculpé.
Y no pensaba hacerlo.
Tomé a la bebé y noté sus preciosos ojos azules ya observándome como si fuera lo más interesante del mundo. Talvez si lo era.
-¿Alguna vez cantaste una canción para James?-Volteé a ver a Tyreese confundida, sin embargo asentí, hablar de él me resultaba extraño, más aún después de que todos creyeran que yo lo dejé morir.-Podrías cantar algo para Judith. Para hacerle el viaje más entretenido.
-No creo que me entienda. Y no sé cantar.-Dije casi en un murmuro, lo escuché soltar un suspiro y seguimos caminando en silencio. No había mucho para decir, claro a menos que alguien del grupo quiera recalcar la discusión de ayer con el vaquero o hablar conmigo sobre como maté a mi hermano. Nadie olvidaría eso, estaba segura.
Un largo rato después Rick se acercó a mi después de charlar con Abraham. Me dio una pequeña sonrisa y observó a su hija que jugaba con unos cuantos mechones de mi cabello.-Parece que le agradas. Nunca la vi tan tranquila.-Miré a la niña y sonreí triste al recordar a Mica y a Lizzie, ellas también merecían estar aquí.
-No soy muy agradable para algunos.-Dije con cierto odio en mi voz mirando a Carl. Rick carraspeó y lo miré con una sonrisa inocente. Hasta ahora no me había mencionado nada acerca de la discusión de ayer.
-Lamento lo que te dijo Carl ayer. No la ha pasado muy bien
-Ninguno la ha pasado bien, pero eso no justifica lo que dijo. Niño inmaduro.-Susurré lo último para evitar una enemistad con Rick por odiar a su hijo. Pero no fue mi culpa, el empezó.-De todas formas, era de esperarse que se sintiera opacado por no saber cuidar a un bebé. Soy mejor.-Le di una sonrisa inocente y él me miró con una pequeña sonrisa, al menos al él si le agradaba.
