Capítulo 34: Viejas Costumbres •

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~Ava

Me miré otra vez en el espejo mirando detalladamente mi vestido y peinado.

–Estás ardiente —la voz de Gabriela me hace mirarla desde el espejo.

—Ardiente estarás tú si sigues tomando.

Me vestido es negro de un solo hombro, largo, pero sin llegar a rodar en el suelo, tiene una abertura en mi pierna izquierda iniciando casi en mi cadera. De prendas solo llevo unas argollas de plata y la pulsera que Max me regaló, en mi pelo opte por hacerme una coleta alta.

—Seguro. Entonces, ¿Cuándo tendrás a Nathan de vuelta? —pregunta.

Dadvian lo trajo luego de que se lo llevó cuando cayó en el encanto de: quiero ver a Azrael. Así Nathan pudo verlo y se lo llevó hoy en la tarde.

—Dadvian quiere pasar todo este fin de semana con él, espero que entre el lunes y el martes lo tenga conmigo.

—Bien, yo me iré —dice mirando su teléfono—. Tú romeo no durará mucho en llegar y yo estoy llegando tarde a la cena con mis padres.

—Está bien, maneja con cuidado.

La escucho abrir la puerta y posteriormente cerrarla. Busco mi celular y cuando me cercioro de que no tengo mensajes lo dejo dentro del bolso que llevaré al Penthouse de Max.

El timbre suena, miró por la mirilla y es Max. Abro la puerta y me detengo por un minuto a mirarlo completamente.

—Estás...muy guapa —dice dando un paso hacia mi.

—Gabriela dijo que estaba ardiente —mis latidos se vuelven erráticos cuando sus brazos envuelven mi cintura y su perfume me embriaga.

—No hay dudas de que lo estés —sus labios van a mi cuello y luego a mi mejilla—. ¿El labial aguantará si te beso?

—Averiguemoslo

Me sorprende ver a alguien abriéndonos la puerta de su auto al bajar. Max le da mi bolso y él lo lleva al maletero.

—Él llevará tu bolso al penthouse después de dejarnos en el restaurante —su mano va a mi rodilla.

—¿Tus padres estarán, cierto? —igual que la prensa.

—Será así —dice, pero su atención está puesta en mi pierna descubierta—, pero sé que eso no te pone nerviosa.

—No, tienes razón.

Su mano sube más, se detiene cuando llega a mi cintura. Me mira por un momento antes de tocar un botón y que un cristal nos divida de los asientos delanteros.

—No llevas ropa interior —no hace ningún ademán de mover su mano de donde está.

—¿No? Se me olvidó —trato de sonar inocente.

—No te preocupes, me encargaré de que no vuelva a pasar —la llama en sus ojos se enciende—. Abre las piernas.

—¿Estás loco? —aún así no lo detengo cuando empieza a orillar mi vestido.

—Trata de no gritar —dice.

Mirándome fijamente lleva un dedo a mi entrepierna y lo deja presionado ahí.

—¿Te encontraré mojada si bajo un poco más? —Deja de presionar su dedo cuando no le respondo, pero esta vez toma mi clítoris entre dos de sus dedos y lo hala ligeramente.

—Max, maldición, por favor —ni siquiera sé porqué ruego

—Respondeme.

—Sí, me encontrarás mojada si tus dedos me tocan.

Mi Perdición© +18 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora