Capítulo 10: Deuda por Pagar •

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~Ava~

Frustración, eso es lo que siento en estos momentos, ¿por qué no sonó en otro momento?

—Creo que tendremos que dejar esto para otro momento, Graham —retiro mi mano de su cuello.

—¿Qué te hace suponer qué nos volveremos a ver, Ava? —la diversión está plasmada en su rostro, usa las mismas palabras que yo le dije a él.

Y pienso seguirle el juego.

—Intuición, quizás.

Se aleja de mí, pero todavía mantiene su agarre en mi cintura.

—Tu intuición puede fallar.

—No lo creo.

—Quiero tu número de teléfono —me da un leve beso, un roce, el gesto me deja pasmada y sorprendida— y esta vez quiero el correcto.

—¿Qué si te vuelvo a dar el equivocado? —digo tentando mi suerte y atrapando su labio inferior con mis dientes— ¿Qué me pasará?.

—Tu teléfono Ava, ahora —su labio inferior está rojizo. Sus ojos están tan brillantes que el negro en ellos se vuelve más atrayente—. No estoy para juegos.

—Le quitas la diversión a la vida, Graham —me da su teléfono y anoto mi número, esta vez el correcto.

Mi celular suena, notificando una llamada. Es un número desconocido. Lo miro con una sonrisa ladeada.

—¿Qué? —se guarda el celular—. Tenía que asegurarme esta vez.

—¿No confías en mí? —me muerdo los labios.

—Si quieres ir con tus amigas es mejor que lo hagas ahora —roza mis labios con su pulgar derecho—. Que no se te olvide que nos encontramos en el estacionamiento de un hotel.

Sus palabras me tientan a querer seguir provocándolo, pero no puedo así que en el último momento, tomándolo por sorpresa, lo agarró del cuello, presiono mis labios sobre los de él solo por un breve momento, una electrizante sensación, pero a la vez provocativa, es lo que siento. Cuando creo que va a reaccionar y a devolverme el beso, me alejo de él y me subo a mi auto.

Bajo la ventanilla a mi lado. Miro como es él quien ahora se muerde los labios.

—Hasta pronto Graham —un «hasta pronto», no un simple «adiós».

***

Llegando a la zona privada donde están las chicas, la mesa se encuentra con muchos chupitos llenos y vacíos, una botella de ron medio llena y un chico junto a Lisa que no conozco, Gabriela por su parte viene subiendo las escaleras cantando con toda la actitud una canción que no reconozco.

La nena se puso brutal, con su zapatilla' Gucci y cartera Dior —toma unos de los vasos llenos de la mesa—, dice que sin compromiso le va mejor. Se puso pa' ella y soltó el amor, ahora sale pa' la calle hasta que salga el sol. —se sienta junto a mí—. Por fin llegas, estoy cansada de bailar sola.

—Y de cantar —ella se ríe—. Ya estás borracha.

—Claro que no —se señala así misma—, solo estoy algo achispada, pero no te preocupes, ya no voy a seguir tomando alcohol.

—Sí seguro. ¿Desde cuándo hablas español?.

—Tome un curso online —me jala hacia ella— Ven, vamos a bailar —bajamos las escaleras y dejamos a Lisa platicando con su "amigo".

Gabriela sigue cantando la canción que se escucha, igual que algunas personas a nuestro alrededor.

Y pastilla' de colores pa' olvidar los desamore' que le pagaron con traicione' —empiezo a bailar junto a una Gabriela que a pesar de estar achispada se sabe la canción que suena y no equivoca al cantar—, cada momento y desilusiones.

«Cambió de pensamiento, ya no cree ni en flore, ni en cuento. Solo vive el momento, sin mezclar los sentimientos».

Y así pasamos por un buen rato, bailando canciones donde la mayoría Gabriela sé las sabía casi enteras y por mi parte bailándolas con ella, aunque no las conociera.

—¿A dónde vas? —le digo a Gabriela mientras toma su bolso.

—Mi caballero de armadura avenido por mí —¡¿Qué?!.

—Estás loca —me es inevitable, no reírme—. ¿De qué hablas?. Estás loca si piensas que te irás con algún borracho.

—No está borracho —gira mi rostro hacia ella—. Vez ese hombre de allá, camisa azul, pantalón Jean —asiento—, es el ruso y me llevará con él.

—¿Lo llamaste? —digo bajando también con ella.

—No, me lo encontré cuando fui al baño, me dijo que estaba aquí con unos amigos.

—Bien, llámame si necesitas algo —digo viendo como el ruso se acerca a nosotras junto a alguien, que es nadie más y nada menos que Graham.

Maldita suerte la mía.

—Me dijiste que no habías tomado mucho, nena —dice Malcom, agarrando a una Gabriela ya mareada—. Ava, no te preocupes, me encargaré de ella.

Asiento hacia él mirando a un Graham que me mira con una expresión de seriedad en el rostro.

—Me acompañas por una copa —le digo tomándolo de la mano y llevándolo hacia la barra—. Tráeme 2 whiskies —le digo al bartender.

—Pensé que primero tenía que aceptar —me giro hacia él— y luego elegir qué quería tomar.

—Si no aceptarías, te hubieses negado mucho antes de que terminará de hablar.

—¿De dónde conoces a Malcom? —toma el whisky que el bar tender nos deja.

—Lo conocí por Gabriela —entre menos sepa mejor

Max toma el resto de la bebida que queda en su vaso como si nada.

—Nos vemos luego —¿Tan rápido?

—¿Ya te vas? —mira su reloj. No hablamos casi nada.

—Sí, van a hacer las doce.

¡Maldición!.

—Sí, creo que es hora de que yo también me vaya.

Miró a Graham, tomó su mano, esa mano que estaba envuelta en mi cuello.

—Fue un gusto volver a verte, Graham.

—Nos vemos pronto, Grayson. —se acerca un poco a mí—. Tienes un beso que devolver me y que sepas, soy muy egoísta con lo mío. Lo quiero devuelta.

Y sin esperar más se va, dejándome parada entre esa multitud con sus últimas palabras grabadas en mi mente.

Devuelta al vip, busco a Lisa, le digo que nos vamos, pero prefiere quedarse con su amigo, así que, me despido de ella, saliendo del antro, el aire fresco me recibe y un poco de cansancio se apodera de mi cuerpo. Mi teléfono vibra, seguro debe ser mamá. Error.

Max:

Quiero ese beso de vuelta, pronto, nos vemos, Max.

Ava:

No te debo nada, debiste recuperar lo cuando pudiste. Buenas noches, Graham.

Mi Perdición© +18 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora