17- La charla de Gareth

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Eddie:

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Eddie:

Llegué a casa con las bolsas del supermercado. Pasé por mi pieza y me sentí mal al ver algunas cosas desordenadas por lo sucedido con Effy. 

Me senté en la cama, en mi habitación, en la oscuridad de la noche. La oscuridad apenas deja ver los objetos a mi alrededor. Y siento una inquietud que no abandona mi mente, una sensación de malestar que se aferra a mí y no me deja en paz.

—¿Qué demonios he hecho?—  murmuro en voz baja, casi como un susurro. Cierro los ojos con fuerza, tratando de eliminar los recuerdos que insisten en perturbar mi mente. Me paso una mano por el cabello, mis pensamientos son caóticos.

Me sentía confundido, abrumado por una mezcla de emociones que no logro entender del todo. Hay una parte de mí que se siente atraída hacia Effy,  pero al mismo tiempo, me invade una culpa que me carcome por haber cruzado esa línea, por haberme dejado llevar por el impulso sin pensar en las consecuencias.

—Es complicado— susurro con resignación.

Me levanté de la cama y me quedo atrapado en un dilema moral del que no sé cómo salir. Quizás debería haber sido más consciente, más cuidadoso con mis acciones. Pero ya es demasiado tarde para lamentarse.

No sé qué hacer a continuación, pero sé que no puedo simplemente ignorar lo que ha pasado. 

Fui hasta la cocina a preparar algo de comida, mi celular comenzó a sonar y fui a contestar la llamada.

Era Juliette.

Contesté sin mayores preámbulos, debía sonar tranquilo, más de lo que estaba.

— Hola Eds— hablaba muy tranquila al otro lado de la línea.

— Hey Julie, ¿Qué tal?

— Más que bien, estoy ansiosa, quiero que pasen rápido estos meses para verte— Julie es mi mejor amiga. Nos hicimos inseparables en Nueva Orleans.

— Yo igual, te extraño— hablaba mientras cortaba unas verduras y las ponía dentro de un sartén.

— ¿Cómo van tus clases?, ¿Se te dan los alumnos? — Ella preguntó muy graciosa.

Oh, se me dan genial. Incluso dejo que vengan a pasear a mi casa— pienso de manera algo sarcástica, haciéndome sentir horrible.

— Pues sí, son tranquilos. No es nada del otro mundo.

— Cuidado con las chicas, eh. De seguro jamás han tenido un profesor tan guapo como tú— llegué a cortarme un dedo por los nervios.

— Julie...sólo son niños— reí a través de la línea—¿Ya sabes en qué fecha podrás venir?

—Depende de mis clases— responde— Bueno, seguiré con lo mío. Extraño charlar con mi mejor amigo. Te quiero mucho, mi padre te envía saludos— habló contenta.

LOVERMAN eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora