15- Química

176 12 9
                                    

Effy:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Effy:

Era día jueves por la mañana. Desde aquel beso con Eddie, todo era demasiado extraño.

Caminaba nerviosa por los pasillos y lo peor era que no podía contarle a nadie mi secreto, de seguro mis padres me juzgaban desde el cielo.

— Andas rara— Grizz me miró mientras guardaba sus libros.

— Está todo bien Grizzly— le sonreí, aunque forzadamente, evidente era que algo sucedía conmigo.

— Pues avísale a tu cara que estás bien, porque no se nota— siguió Grace.

— Ya, basta chicos— los miré molesta y caminé un poco más por delante de ellos.

— ¿Y cómo vas con Fray?— Grace se me acercó y me sonrió.

— ¿Fray?— la miré extrañada.

— Sí, Fray...me ha dicho que quiere invitarte a salir, pero por lo que veo tú no estás muy interesada en él— Grace me regaló una mirada sugerente— ¿Estás saliendo con alguien? puedes ser muy fuerte y ser fiel a tus convicciones, pero Fray es guapo, no es muy fácil rechazarlo.

— Fray es la clase de chico con la que nunca podría salir, y no, no estoy saliendo con nadie— lo digo con firmeza, siguiendo mis pasos.

Seguíamos caminando por el pasillo. Grizz iba más atrás que nosotros, había esperado a Spencer.

Para variar, el día lo empezaríamos justo con matemáticas y Eddie.

Aquello era espantoso, con qué cara podría mirarlo a los ojos y fingir que podría ser su alumna, la líder de su jodido grupo.

Pasamos los cuatro a la sala de clases y nos sentamos en los respectivos puestos. Eddia aún no llegaba, lo cual aumentaba mis niveles de ansiedad. Calum fue el siguiente en llegar, y de inmediato posó sus ojos en mí.

— Hola — me arqueó una ceja, como si entre nosotros existiera complicidad.

— Hola Fray— ni me molesté en mirar con algo de simpatía, simplemente debí responder a su saludo cordial.

— ¿Qué tal?— Se acercó a mí— Hueles a vainilla, me gusta ese aroma— Jugó con un mechón de mi cabello.

— Suelta mi cabello Calum, ¿conoces el espacio personal?—pregunto cabreada.

— Está bien— se alejó de a poco— Siempre con tus cosas extrañas.

— No son cosas extrañas, es sólo que ...— no alcancé a responder, cuando escuché la puerta abrirse, Eddie estaba cruzando la puerta para soltar sus libros en el mesón.

— Buenos días, pequeños querubines— Eddie sonrió a todo el salón— espero el descanso de ayer les haya servido— me miró sin querer.

Clavé mis ojos en mi cuaderno, estaba casi mareada por los nervios.

LOVERMAN eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora