Edward Munson sólo buscaba hacer su práctica universitaria.
Effy Emerson odiaba la escuela, y sobre todo, matemáticas.
Una historia que narra cómo una chica pierde la cabeza por su maestro de la escuela
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Eddie :
—¿Ya no me quieres? — Me hace aquella pregunta, y me mira con una mezcla de confusión y preocupación, sus ojos buscan respuestas en los míos. Su pregunta deja un eco en la habitación, llenándola de silencio mientras busco desesperadamente las palabras adecuadas para responder.
Finalmente, levanto la mirada para encontrarme con la suya, decidido a ser sincero con ella.
—Es complicado, Effy—comienzo— Lo que siento por ti es una atracción que es difícil de ignorar. Pero al mismo tiempo, sé que nuestra relación es complicada. No quiero lastimarte. Y tampoco quiero poner en peligro nuestra amistad o la confianza que Gareth ha depositado en mí.
Sé que no hay una solución fácil para esta situación.
— Claro...— se acomoda en la cama.
Al ver a Effy acomodarse en la cama y taparse con el cobertor después de mi respuesta, siento un nudo en mi estómago. Me siento mal por hacerla sentir así, por ponerla en esta situación incómoda. Mis propios sentimientos de culpa aumentan al verla tan vulnerable frente a mí.
Sin decir una palabra, me deslizo hasta la orilla de la cama y tomo sus manos con suavidad. Mis dedos se entrelazan con los suyos.
—Lo siento—murmuro con sinceridad, buscando su mirada con los ojos llenos de arrepentimiento—No quería hacerte sentir así. Solo quiero hacer lo correcto. Lo que estamos haciendo no es saludable para ninguno de los dos. No quiero lastimarte. Ni tampoco quiero lastimarme a mí mismo .Creo que es mejor que dejemos de lado esto por ahora.
—Sí, tienes razón. Lo que estamos haciendo no es sano para ninguno de los dos— su voz es firme, sé que no está de acuerdo.
Effy:
Me sentía estúpida al esperar demasiado por parte de Eddie, claramente obtendría lo que quería y luego me desecharía.
Sé que ha sido sincero al admitir lo complicado de nuestra situación, pero no puedo evitar preguntarme si alguna vez se preocupó realmente por mí o si simplemente estaba entregado a su deseo de querer saber lo que era estar con una chica como yo.
¿Cómo puedo estar segura de que sus palabras son genuinas y no solo una excusa para distanciarse de mí?
Me esfuerzo por mantener la compostura, mantengo una expresión serena a pesar de querer llorar y dormir.
Aunque me duela aceptarlo, sé que Eddie tiene razón.
Eddie es esa clase de hombres que son encantadores y te atrapan con facilidad. Y cuando te tienen, no te sueltan, aun así, te dejan claro que no quieren nada serio y tú haces lo que sea con tal de pasar un tiempo más con él.
Miré por unos segundos mis manos y volví a observar su rostro.
