12- El libro

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Su casa era muy linda, blanca por fuera, con una gran bandera de los Estados Unidos y un jardín lleno de árboles

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Su casa era muy linda, blanca por fuera, con una gran bandera de los Estados Unidos y un jardín lleno de árboles.

— La casa es de mis padres, ellos viven en Nueva Orleans ahora— me habló mientras alistaba la mesa para tomar café— ¿Te gusta con o sin leche?—me miró y en sus ojos se reflejaba la llama de la chimenea.

— Con— respondí nerviosa.

— Genial— habló con su voz ronca— Me encantan las noches de lluvia. Aunque no es realmente tarde, pero ya está muy oscuro.

— Sí— Respondí de forma suave y corta— Tienes una linda casa— Desvié el tema.

— Sí, gracias...acá viví por muchos años, bueno, después me mudé sólo por la universidad.

Él aún no me hablaba del libro, quería que fuera una trampa para poder estar conmigo.

A veces me ponía a pensar en mi exceso de confianza, a pesar de todo, él es un completo extraño para mí y a veces el abuso de confianza, nos puede traer serios problemas.

Después analicé la situación y a veces las personas no merecen ser juzgadas de inmediato, Eddie podría ser realmente bueno porque quiere, y no exactamente porque desea algo a cambio.

Aunque dependiendo de, le daría lo que fuera.

Lo que fuera.

— El libro lo tengo en la biblioteca de la casa, ven— Eddie me hizo una señal para seguirlo y así lo hice.

Entramos a una habitación vieja, llena de estantes con libros y decoraciones muy lindas.

— Acá está— sacó del estante un ejemplar color amarillo con la imagen de un joven, decía Demian en letras negras— Lo leí en la escuela también, aún no cambian las lecturas ,creo.

— Muchas gracias — le sonreí al ver su libro en mis manos.

— Avísame cuando sepas los nombres de los demás, tengo muchos y pueden servirte algunos. Si necesitas La Divina Comedia de Alighieri, también está acá— Me sonrió.

Escuchamos el ruido del hervidor, que daba a entender que faltaba muy poco para que el agua estuviera lista.

— Pasemos a la mesa—Eddie salió de la biblioteca. Su casa era muy oscura, tenía tonalidades rojas, verde bosque y azul marino. Tenía una enorme escalera de madera tallada delicadamente.

Me senté en una silla, podía escuchar la lluvia y el fuego de la chimenea, que aparte de reflejarse en sus ojos, se reflejaba en los tazones de porcelana que estaban sobre la mesa.

— ¿Quieres pie de manzana? — Eddie se levantó y caminó hasta la cocina— Lo compré anoche.

— Sí, claro— le sonreí— Es mi favorito.

— El mío también.

Estábamos comiendo, optamos por no prender el televisor, porque aquello sería un distractor en nuestro tema de conversación. Lo miraba de reojo mientras echaba comida a su boca, sus labios se cerraban de forma perfecta al introducir el tenedor cargado de pie. Mi observación fue más allá, cuando vi su lengua masajear sutilmente el tenedor, era rosada como la goma de mascar de fresa, está preguntándome el sabor real de su lengua, de su boca.

LOVERMAN eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora