CAPITULO 1: LOS FESTEJOS DEL 4 DE JULIO DE 1989

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La música seguía escuchándose en los parlantes que había en los postes de luz del pequeño pueblito de Louisville. Los niños corrían hacia donde estaba el viejo George quien se disfrazaba del Tío Sam durante los festejos del cuatro de Julio, del conejo de Pascuas en Pascuas y de Santa Claus en Navidad. Siendo un actor muy carismático, George Willington era el mejor dentro del pueblo. A un costado se encontraba una enorme mesa con varios platos de comida que la Señora Hoster junto a Debora Rinner y Jody Sonner devoraba para tratar de ver quien de aquellas tres mujeres obesas ganaba el primer premio de la competencia de comida de ese año. Casi siempre Hoster se llevaba el trofeo a casa, pero Debora tenía pensado superarla ese año aunque le diese un paro cardiaco debido a tener un peso superior a los doscientos kilos.

Cantando su propio cover de "It's Party time" la joven banda de rock conocida como Undergirls intentaba, a su manera, brillar dentro de un pequeño pueblito que ya se estaba quejando de que no hubiesen puesto a Charlie "El Galan" Culson en el escenario para que pudiese cantar sus versiones de las canciones de Frank Sinatra. Las malas lenguas decían que Jenny, la cantante principal de las Undergirl, le hizo un favor especial al alcalde para que él pudiese permitirles cantar en lugar de Charlie ese año.

Tom Garrison, el Sheriff del pueblo, se encontraba por las cercanías disfrutando de los festejos y, a la vez, patrullando para que nadie diese problemas durante esa magnífica mañana. Su cabello blanco corto y rostro avejentado daba la sensación de que tenía ochenta años en lugar de cincuenta, sin embargo su fuerza y agilidad contradecían su aspecto de abuelito. Acompañándolo en su patrulla se encontraba Tim Morris y Daniel Gallardon, dos muchachos que aunque tuviesen su tiempo en la fuerza, para Garrison aun eran unos novatos que tenían mucho que aprender de ese veterano de Corea.

Observando los festejos desde la distancia mientras se encontraba en su motocicleta, Walter Davison solo se limitaba a sentir pena por sí mismo al ya no sentir el mismo deseo de festejar que solía sentir antes de Vietnam. Las pesadillas junto a los malos recuerdos quitaron mucho de su optimismo y deseos de felicidad que alguna vez pudo tener. Ahora solo sentía ira, frustración y una gran desconfianza que le hacía replantearse todas las noches si era buena o mala idea el querer volarse los sesos para ya no tener que pasar un día más en completa soledad. Viendo al vagabundo del pueblo sacar un pedazo de hamburguesa podrida de tacho de la basura, Walter consideró que había personas que lo pasaban peor que él. Preguntándose a sí mismo porque había ido en un primer lugar, encendió la motocicleta y se retiró de allí. La joven porrista de largo cabello rubio y ojos castaños vio al muchacho de cabello castaño corto, campera militar de color verde y pantalones vaqueros junto a una camiseta sin mangas negra retirarse de allí y no pudo evitar sentir pena por él, siendo tomada de la mano por Susie para que se dirigiese a donde se daría el juego de footbal para que fuesen a animar a su equipo, ella asintió siguiéndola.

Adentrándose al pequeño pueblo de Louisville, la roja camioneta de Bob se detuvo cerca de la tienda de dulces. Bajándose con su familia, Bob vio el sol y le dijo a su esposa e hijo con un tono divertido:

- Qué bonito día, ¿No familia? Sería una pena que alguien lo arruinase, ¿Verdad?- Sally junto a Billy rieron en señal de afirmación

Unos enormes bultos tapados por una lona de color marrón claro se movieron cómo si se estuvieran riendo.

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