CAPITULO 12: SUGGAR DADDY

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Louisville estaba muriendo y necesitaba traer el turismo de un modo u otro. Lo había pensado durante años pero nunca había tenido la oportunidad hasta ese momento en que vio a Dan hacer su jugada maestra. Dan podía ser no solo la promesa de el pueblo sino su salvación, tenía que hacer una gran campaña de marketing para lograr atraer no solo a los encargados de la N.F.L sino también a todos los citadinos de las grandes ciudades.

Tomando el teléfono, aquel hombre de obeso rostro y cuerpo, llamó a su secretaria marcando los números con sus rechonchos dedos, algunos poseían anillos dorados. Atendiéndolo desde la otra línea, la sensual voz de su secretaria le preguntó:

- ¿Si, señor Alcalde?

- Sarah, dime muñeca, Tenemos el número de Cola Rider?- tomando el control del aire acondicionado, bajó aun más la temperatura porque sentía que se cocinaba con ese elegante traje blanco con una camisa rosada

- Sí señor, ¿Quiere que los llame?

- En efecto- sonrió el Alcalde- tengo un plan para salvar a nuestro pueblo que quizás podría funcionar

El lavavajilla se había estropeado de nuevo, esas malditas cosas no servían para nada y repararlas era más costoso que comprarlas de nuevo. Los treinta y cuatro grados de temperatura la hacían sudar más que de costumbre. Siempre se decía que al día siguiente comenzaría la dieta, después se decía que sería la semana siguiente y al final se prometía que esta vez, de forma definitiva, sería el verano siguiente. Pero no importaba cuantas veces se lo dijese a sí misma, Deborah Rinner siempre dejaba la dieta a un lado y se servía un poco más en las comidas, siempre hacía una opípara cena para cinco personas aunque viviera ella sola en su maloliente y destartalada casa, y siempre se decía que ese año vencería a Hoster en la competencia de comida antes de dar vuelta su cabeza a un costado y vomitar debido a que su cuerpo no podía más. El doctor le había avisado que estaba a un paso de tener el paro cardiaco, pero aquella mujer gorda de larga cabellera negra y ojos verdes, que pudo haber sido una belleza en su juventud de no haber sido por su baja autoestima, no podía evitar comer dulces y sentarse a ver las novelas tales como "Dinastía" "Dallas" y "Raíces" antes de que comenzaran shows como "Knight Rider" y "Macgyver." Ese David Hasellhoff era todo un bombonazo y no temía fantasear con que él le pedía que se subiera a su auto para que pasearan un poco, solo para que después aquel pedazo de hombre se aprovechara de ella como en las mejores novelas que veía. No podía evitar babearse mientras imaginaba que le pedía a gritos que no le rompiera la blusa, sin embargo él no la escucharía y después procedería a... el sonido de unos pasos moviéndose fuera de la casa en la parte del patio la puso en alerta, despejando sus sucias fantasías sexuales con actores famosos. Moviéndose a donde estaba la puerta del patio, Rinner llamó habló en voz alta:

- ¡¿Quien anda ahí?!- al no recibir respuesta, exclamó- ¡Voy a llamar a la policía!

Repentinamente, abriéndose la puerta del jardín, apareció un hombre que parecía sacado de un sueño. Vistiendo unos pantalones vaqueros ajustados de color azul junto a una camisa roja y un chaleco negro sin mangas, aquel hombre parecía una mezcla de los galanes que veía en la televisión. Poseía las mejillas de Hasselholf junto a la expresión seductora y confiada de Harrison Ford y la larga cabellera de Mel Gibson en esa película de Arma Mortal. Su mirada azul penetrante la obligó a bajar el tubo negro de su teléfono y preguntarle:

- ¿Quién... quién es usted?

- La pregunta no es quién soy yo nena, sino por qué estoy aquí- le contestó aquel galán con un tono suave y seductor mientras esbozaba una sonrisa blanca y reluciente

- ¿Y por qué se encuentra aquí?- le preguntó Rinner atontada

- Para hacer todas tus fantasías realidad- le contestó aquel galán acercándose a ella con una sensual caminata- sé que te encuentras sola Debbie ¿Puedo llamarte Debbie, verdad?

- S...sí- asintió Rinner atontada

- Y por esa razón voy a llevarte a la cama, arrancarte la ropa y hacer todas tus fantasías realidad- un aroma dulzón salía de su boca y algo parecía andar mal en ese individuo- porque soy tu Suggar Daddy

- Yo...- balbuceó Rinner

- ¿Qué, acaso tienes miedo?- rió Daddy, haciendo que Rinner negara con la cabeza. Riendo, Daddy añadió- entonces ve a la habitación querida, porque pronto voy a estar allí contigo, al desnudo

- ¡S...sí!- exclamó Rinner corriendo hacia las escaleras mientras hacía unas risas tontas

Viéndola correr, Daddy miró hacia la puerta de entrada en donde había varias de aquellas criaturas insectoides a las cuales les dedicó un sonriente guiño antes de ir tras su próxima presa.

WORMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora