CAPÍTULO 24 EL PASADO, EN EL PASADO

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Horas despues de la llamada de Fernando, el asunto del dinero ya lo tenía cubierto, ahora lo que lo preocupaba eran los demás, había vuelto a hablar con los abuelos de sus hijos y muy a la fuerza le habían confesado que Fernando se había estado comunicado con ellos, pero no le creyeron lo del secuestro, simplemente habían dado por hecho que era una forma de querer presionarlos para salirse con la suya, mencionaron que en una de las llamadas, había comentado que también tenían a su hermano, así como a su amigo Salvador, por lo que ahora, él estaba seguro de que también tenían a Lily, a Rosa y a Julia, y esto se hacía más evidente después de que algunos de sus hombres estuvieran en su casa y recuperaran el celular de Lily, debajo de un sillón y sin batería y el de Rosa en un cajón en su recamara, mientras que James con su sofisticado equipo de rastreo había localizado el de Braulio, el de Julia y el de Salvador que estaban juntos en un lugar, mientras que el de Fernando estaba en otro, suponian que era donde él se encontraba porque era de donde se había comunicado con él.

Después de saber que su casa había sido tomada por esa gente, sus hombres habían estado en alerta, habían descubierto que su vigilancia era muy relajada, porque constantemente dejaban sus puestos por varios minutos y se reunían en un solo punto, dejando vulnerable el resto de la casa, esto les había permitido entrar, revisar y serciorarse de que su hija y su tía de verdad no se encontraban en el lugar, luego habían salido, para seguir vigilando sin que sus contrincantes se dieran cuenta y esperar nuevas instrucciones.

Todo había sido relativamente fácil, lo que se le había estado complicando era reunir la gran suma de dinero, porque la pedían en efectivo, y nunca esperó  recibirla de quien la recibió.

Recordó el momento justo, había estado consciente de que, si recurría a sus amigos, los hombres de la sierra, reuniría lo suficiente, aunque probablemente tardaría, porque la mayoría de ellos, al igual que él, no disponían de tanto efectivo, y lo que tuvieran lo mantenían invertido, sin embargo no olvidaría cuando Aureliano Montero llegó hasta donde él se encontraba. Después de saludarse le pidió que lo acompañara hacía el exterior, ahí le mostró su hermosa y espectacular camioneta.

_ No lo has pedido,  pero sé de buena fuente que necesitas efectivo, lo llevó hacia la cabina y le mostró su preciada carga.

_ Te diría que no. - lo miró Bruno con un nudo en el estómago. _ pero la vida de mis hijos depende de esto. - señaló las bolsas cuyo interior contenian lo que necesitaba y que se hallaban debidamente acomodadas en su lugar. _ Te lo agradezco tanto.

_ Es lo menos que puedo hacer por ti, sé que de ninguna manera compensa lo que hice en el pasado, también sé que hace tiempo me perdonaste, aunque no lo merezca, ni yo me haya perdonado a mi mismo, son muchas las que debo y estoy consciente de que no me voy a ir sin pagarlo, pero de corazón te digo, que si hay algo que pueda hacer para devolverte a tus hijos lo haré sin pensarlo siquiera.

_ Entiendo y no dudo que lo harías, pero...

_ No me digas que no, ya me has dicho que no quieres que te siga pidiendo perdón. - lo interrumpió con voz ronca. _ pero lo seguiré haciendo hasta que me muera, no tenía derecho a privar de la vida a tu hijo, ni a nadie y aunque no fui yo quien jaló del gatillo, era mi gente y era yo, y lo lamentaré por el resto de mi vida, así que ahora dime, ¿qué quieres que haga?, porque sí o sí traeremos a tu familia de regreso.

_ Has hecho demasiado. - se acercó a él y lo tomó por sorpresa al darle un fuerte y sincero abrazo. _ No apruebo lo que hiciste en el pasado. - siguió  después de separarse. _ porque era mi hijo, y lo amaba y cortaste una vida prometedora, pero he aprendido que todo tiene una razón de ser, y lo que he visto en los chicos de su generación, aquellos que crecieron con él, aun en los más prometedores,  ninguno terminó bien, los que no tomaron el mal camino, están muertos y no de un disparo como murió mi hijo, sus muertes fueron lentas y terribles y me hiela la sangre de solo pensar que así hubiese terminado él, o mis otros hijos, porque los demás, la mayoría también están muertos, en prisión, o cometiendo fechorías que tarde o temprano los llevarán a donde mismo, así que, aunque se escuche feo, él corrió con suerte y mis demás hijos también, porque a causa de eso se alejaron de aquí, aunque tampoco fue una garantía, y ahora lo estamos viviendo con Fernando.

_ No me justifico, ni a tu hijo, pero somos estúpidos al creer que lo que nos enseñan o nos dicen está bien, solo porque es lo que vivimos, a diario, algunos desde nuestro nacimiento, pero no entendemos que no tiene que ser como nos lo hacen ver, que podemos decidir por nosotros mismos o que si buscamos, tenemos más opciones, es cuestión de hacer lo correcto, de buscar los lugares y las amistades correctas, si aún así seguimos atrapados en ese camino, entonces quizás no sea enteramente nuestra culpa, pero al menos hay que intentarlo, o quizás ser tan valientes como tu hijo, de preferir la muerte antes que convertirnos en criminales sin alma y vivir atrapados en un mundo que no nos corresponde, y lo peor, muertos en vida.

_ Es lo que me salvó de volverme loco. - confesó. _ el ver la determinación de mi hijo, el saber que prefería morir antes de ser lo que no quería ser y que no me culpaba. Por eso fui capaz de perdonar, porque de otra forma no lo hubiera hecho, no hubiese podido, y por eso te pido ahora, dejemos esto atrás, es el pasado y el estuviera feliz de saber que cambiaste de vida y que te arrepentiste. De verdad. - lo miró conmovido. _ dejemoslo atrás.

_ Te prometo que lo intentaré. - dijo conmovido. _ pero ahora déjame estar contigo, déjame ser parte de esto, se los debo como familia, y aún si no se los debiera, somos amigos, al menos para mi lo eres, y uno muy apreciado, porque eres fuerte, eres valiente y te admiro por ello.

Ambos se fundieron en un nuevo abrazo. Aunque hacía tiempo habían hecho las paces, ahora era diferente, se sentía diferente y a pesar de que uno era el agraviado y el otro el agresor, ambos lo necesitaban, necesitaban soltarse de ese pasado, y dejar lo malo en el olvido, después de todo tenían que estar unidos y luchar juntos, la vida y la muerte iban de la mano y en esta ocasión, tenía que vencer la vida.

Bruno lo vio partir, la camioneta con su preciada carga se había quedado con él. Sabían que no era una despedida, cada uno comprendía su misión y estaban listos para llevarla a cabo.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora