CAPÍTULO 27 FRENTE A FRENTE

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Bruno, resistió la embestida de esos hombres, hasta que con alivio escucho la voz de Iván ordenándoles que pararan. No era tonto, sabía qué no le daría muerte porque lo necesitaba, así que solo tenía que aguantar, pronto la situación cambiaría, sólo esperaba esa información, que le permitiera actuar con libertad.

_ De mi nadie se burla. - se acercó Iván furioso tomándolo de la camisa. _ dijiste que traerías el dinero.

_ Lo traigo. - lo enfrentó. _ pero no te lo daré hasta que vea a mi hija aquí y sepa que está bien.

_ No tengo a tu hija. - lo miró sorprendido.

_ Fuiste por ella, así que quiero verla.

_ En primer lugar, no estás en condiciones de pedir nada y en segundo, de verdad no la tengo, cuando mi gente fue por ella solo encontraron a su tía. - señaló a Julia. - él la miró, sus miradas se encontraron y ella asintió con la cabeza, le estaba diciendo que ellos creían que era la tía y que de verdad Lily no estaba con ellos.

_ ¿Cómo sé que de verdad no la tienes? - preguntó, aunque ya sabía lo que quería, sin embargo, necesitaba hacer tiempo y obtener una confirmación por parte de su gente.

_ Tendrás que confiar en mi palabra. Y como te dije, no estás en posición de pedir nada. Ya me estás cansando, si no es por las buenas será por las malas y mientras más te tardes más lo vas a lamentar, traigan a aquél. - señaló a Braulio.

Varios hombres obedecieron y lo trajeron frente a Bruno.

Los recuerdos se agolparon en su mente, veía de nuevo aquella escena donde uno de sus hijos estaba al borde de la muerte, en aquella ocasión no había dependido de él salvar a Felipe, porque su sentencia ya estaba dictada y nada de lo que hiciera lo salvaría, pero ahora dependía de él al cien por ciento. Su corazón se estremeció al ver que ya no respondía, solo un leve quejido había salido de su boca y nada más, cuando lo arrojaron a sus pies.

_ El será el primero. - dijo Iván haciendo una seña a uno de sus hombres, luego seguirá ella y por último él, que los metió en todo esto.

_ Te daré el dinero. - se interpuso con rapidez entre aquél hombre que ya apuntaba su arma a su hijo y él.

_ Así me gusta. - rio a carcajadas, mientras él se agachaba para hablar a su hijo.

_ Te sacaré de esto. - acarició su cabeza con ternura, no estaba seguro de que lo escuchara, pero tenía que decírselo.

Luego uno de los hombres lo jaló hacia arriba obligándolo a ponerse de pie y empujándolo hacia el exterior, hacia la camioneta.

El no protestó, ya no había nada que esperar, Si Lily no estaba ahí, sabía lo que tenía que hacer, y por lo pronto era darles lo que pedían, él no tenía problemas con eso.

Se paró frente a la camioneta, abrió la puerta del chófer y desde el interior manipuló algo que hizo que un compartimiento secreto del lado del copiloto quedara al descubierto.

_ Ahí está. - dijo es todo tuyo.

_ Iván lo miró incrédulo, ese hombre lo sorprendía, lástima que no fuera a cumplir su palabra, no podía dejarlos ir, sabían demasiado de él, así que entre más pronto mejor.

_ De acuerdo. - dijo vamos al interior.

Bruno lo miró, sabía que no cumpliría, aun así, lo siguió, necesitaba estar dentro, no dejaría que asesinaran a su familia.

Una vez dentro las puertas de la bodega fueron cerradas, solo unos cuantos hombres lo siguieron, los demás se quedaron afuera resguardando la camioneta con el dinero. Eso estaba perfecto, pensó. Ahora todo dependía de él.

Miró a su alrededor evaluando sus posiciones, adentro quedaban cinco de sus matones, los otros eran siete de sus amigos, esos no representaba peligro, eran unos jovenzuelos fanfarrones que se escudaban en él por ser sus amigos, estaba seguro de que cuando menos dos de ellos nunca habían disparado contra alguien, y los otros dos, quizás ni siquiera hubieran tomado un arma en sus manos, se veía en sus rostros, en la expectativa que todo esto les causaba y el nerviosismo de que eran objeto, casi estaba seguro de que los estaban iniciando, y el otro, un tal David, ese parecía tener más experiencia y quizás fuera la mano derecha de Iván, ese joven que se creía ya todo un alto mando del crimen organizado, cuando apenas era un jovenzuelo qué no tenía idea de, en qué se estaba metiendo.

_ Ya cumplí mi palabra. - habló. _ ahora cumple la tuya.

_ ¿De verdad me crees tan estúpido cómo para dejarlos ir? - sonrió malicioso.

_ No. - dijo no te creo estúpido por dejarnos ir, porque no lo harás, pero si te creo el peor de los estúpidos, por traerme aquí, a tu territorio y por meterte con mi familia. Ahora ellos están a salvo y tu estas en problemas.

_ Jajajá. - rio a carcajadas. _ estás demente. - se acercó amenazante, sin saber que su sentencia estaba dictada.

Bruno acababa de asegurar que su familia estaba a salvo y era la orden para el hombre que una vez fue su jefe y el verdugo de su hijo mayor y que hoy estaba saldando una cuenta pendiente, lo escuchaba a través de aquél sofisticado sistema de transmisión que traía encima y que era indetectable. Casi al mismo tiempo estaba recibiendo el reporte que tanto había estado esperando, era algo que ya sabia y que solo le confirmaban, ahora podía actuar con una preocupación menos. Su hija de verdad estaba a salvo, junto con su tía.

_ Antes pensaba dejar para el último al idiota que los metió en esto. - continuó Iván. _ pero ahora serás tú, quien los vea morir a todos y al final, antes de que llegue tu turno, te enseñaré a respetarme.

Ni Bruno, ni Iván tuvieron tiempo de decir más, afuera se escuchó un gran alboroto y las puertas que habían sido cerradas, fueron abiertas con estrépito, dando paso a un hombre y a un gran grupo de sicarios fuertemente armados, detrás de él.

*****
Braulio sentía que ya no podía más, esa gente se había ensañado con él, en un principio na entendía que pasaba ni porqué lo privaban de su libertad, hasta que lo llevaron frente a su hermano, entonces entendió. ¿cuantas veces no le había dicho a Fernando que esos nuevos amigos de Salvador no le parecían de fiar?, y el mismo salvador, había cambiado. Él lo notaba, aunque su hermano no. Sin embargo, su hermano se hallaba en una lamentable etapa de rebeldía, parecía haber perdido la razón y no aceptaba consejos de nadie, no lo sabía, pero creía que algo tenía que ver la desaparición de Andy, su novia de varios años, hacía tiempo no la veía y él se negaba a hablar de ello, solo decía que habían terminado, incluso había dejado la universidad y él creía que la chica había sido la causa. Ahora ya nada importaba, el porqué, era lo de menos, la realidad era que estaban ahí, a un paso de la muerte, lo peor estaba en que a nadie le había importado. Había escuchado los intentos de su hermano de pedir ayuda, primero a sus abuelos, luego a uno que otro conocido, gente que se decía amiga de su familia, gente que en otras ocasiones les habían prometido ayuda incondicional, "cuando la necesitaran" habían dicho, ahora sabía que sus palabras solo eran basura, frases sin sentido para quedar bien con la familia de su madre, gente que no valía la pena.

No pudo evitar recordar como unos minutos antes, cuando escuchó aquella voz, la cual no esperaba, no pudo evitar llorar. De toda esa gente, sobre la cual tenía sus esperanzas puestas, el único que había llegado era aquél en el cual nunca creyó, aquél qué sus abuelos siempre decían que no los quería, aquél que él creía los había dejado a su suerte, sin embargo, era el único que estaba ahí, poniendo su vida en peligro, diciéndole que lo sacaría de ahí, acariciando su cabeza como si de un niño se tratara.

Sus fuerzas estaban a punto de fallarle, ya no podía más, pensó en dejarse vencer, no valía la pena luchar más contra la inconsciencia, pero aquellas palabras, aquella simple caricia, le habían infundido aliento, aliento qué ya no tenía, pero si él luchaba por ellos, él lucharía por resistir, no importaba que estuviera en aquel frío y duro piso, atado de pies y manos, amordazado, los ojos vendados, y con el cuerpo casi destrozado, no importaba, lucharía hasta su último aliento, lo haría por aquél valiente hombre que se la estaba jugando por ellos. Su padre, al que había extrañado tanto, y estaba de vuelta.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora