CAPÍTULO 35 ESCAPE

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Rosa se movía nerviosa por la habitación de su hermana, sabía que tenía que ser rápida, en primer lugar, porque durante esas dos semanas de encierro, era la primera vez que su puerta no tenía llave, y no la tenía porque hubiesen querido dejarla así, si no, porque se olvidaron de ponerla, y en segundo lugar, porque su hermana y su cuñado habían salido y no tenía idea de cuánto tiempo disponía. Había estado infinidad de veces en esa habitación, hacia la limpieza del lugar, sabía en donde su hermana tenía los papeles importantes, pero obviamente no dejaría los de ella en donde pudiera encontrarlos, o quizás sí los hubiese tenido todo este tiempo ahí, pero ahora los había cambiado, porque con anterioridad, nunca se imaginó que ella se fuera a revelar como lo había hecho.

Rebuscó por todos lados, hasta que finalmente los encontró. Todos sus papeles personales, incluyendo su pasaporte y su identificación que le había recogido cuando la regresó a su casa, estaban en poder de su hermana, así había sido siempre, y a ella nunca le importó, ni le molestó, porque estaba bien, le daban techo, comida y pagaban sus pequeñas necesidades, a cambio ella se hacía cargo de la casa y de sus sobrinos. Nunca lo vio como una carga, porque le gustaba hacerlo, pero ahora que las cosas habían cambiado, y que había estado fuera, en otro ambiente, ella y Lily solamente, se daba cuenta de cuanto habían abusado de su buena fe y su disposición, y de que, lo que recibía a cambio por todo lo que hacía, era nada, una miseria, sin embargo, no se arrepentía, pero le dolía que su propia hermana se hubiese aprovechado prácticamente casi toda su vida de esa manera de su vulnerabilidad.

Con rapidez tomó la carpeta completa, no podía detenerse a revisarla, al parecer eran documentos de ella y de sus sobrinos, así que no importaba si se los llevaba, ellos ya no estarían ahí.

Casi corrió escaleras abajo, el corazón le palpitaba con fuerza, sabía que la puerta de entrada estaría cerrada con llave, pero tenía la esperanza de que la del servicio o la del patio no lo estuvieran.

Desde el momento en el que ellos salieron, y que se dio cuenta de que habían olvidado echar llave a su puerta, había hecho la llamada.

El día que la sacaron del hospital, Bruno los había interceptado en el estacionamiento. Recordó que quiso impedir que se la llevaran, pero ella le había asegurado que se quería ir, supo que él sabía que mentía, pero al igual que ella, también supo que por el momento era lo mejor, así que después de un fuerte abrazo se despidió y la dejo marcharse, sin embargo, en ese abrazo y apretón de manos, había pasado su número de teléfono.

Ella le había enviado un mensaje la única vez que le prestaron su teléfono para que se comunicara con Lily y lo había conseguido porque algo distrajo a su hermana fuera de la habitación y salió por un momento, fue el tiempo suficiente para que ellos dos intercambiaran mensajes, mensajes que luego borró o al menos eso esperaba, no era buena con los celulares modernos

Siempre estuvo temerosa de que en cualquier momento se dieran cuenta, pero hasta el momento no lo habían hecho, quizás su hermana sabía tanto como ella de tecnología, casi nada.

En esos mensajes, él le había pedido que en el momento en el que ella estuviera lista para dejar la casa, lo llamara, no importaba el día o la hora, siempre estaría alguien cerca para actuar cuando fuera necesario, incluso si no podía salir, le había dicho, su gente la sacaría, y era lo que estaba sucediendo ahora.

Después de la llamada desde el teléfono de la casa, y de intentar salir por la puerta del patio, se dio cuenta de que ya tres hombres estaban ahí y con avidez abrían las puertas que la llevarían hacia su libertad, nada había sido forzado, ellos sabían lo que hacían.

_ Venga con nosotros y no se preocupe. - le dijo uno de los hombres. _ una vez que nos alejemos de este lugar y que usted esté segura, podrá comunicarse con nuestro jefe. - le aseguró que todo estaría bien.

Ella agradeció, todos eran amables con ella.

No tuvo tiempo de llorar, o lamentarse de la vida que dejó ahí, ahora probaría la libertad, no sabía que le deparaba el destino, pero estaba segura de que no sería peor de lo que había vivido, porque Bruno le había asegurado que estaría con Lily y para ella sus sobrinos lo eran todo.

Se aferró a los documentos que llevaba en sus manos y dio gracias.

*****
Estas semanas habían sido un sube y baja de emociones para Bruno, La primer semana había sido una angustia total, primero por la salud de Braulio, la mayor parte del tiempo había estado inconsciente, luego el día que despertó, fue cuando sus abuelos se llevaron a la tía Rosa, fue un duro golpe para Lily, y él estuvo ahí para ella.

Los siguientes días, permaneció en el hospital, pero no con sus hijos. No quería enfrentarlos una vez más, si bien cuando los rescató, pareciese que Fernando se mostraba más accesible, pero él sabía lo que sucedía en esos momentos de angustia y tensión, todo cambiaba de perspectiva, pero una vez volver a la realidad, las cosas tomaban su forma original y temía tanto que de nuevo lo rechazaran, que prefería seguir estando en las sombras.

Su refugio siempre era la habitación de Julia, generalmente cuando sus hijas no estaban, Tampoco quería estar ahí, en medio de ellas, invadiendo su privacidad, sobre todo cuando hacia tanto tiempo que no estaban juntas, seguramente tendrían mucho de qué hablar.

Además, tenía asuntos pendientes, algunos los había ido resolviendo, otros seguían a la espera.

Se había reunido con Julián y Luis, para agradecerles el que rescataran a Lily y Rosa y que las hubieran puesto a salvo, y también había estado con Santiago, su fiel amigo que en lugar de seguir disfrutando de la compañía de su linda esposa, algo que no sucedía con frecuencia, al menos no a solas y en un lugar fuera de su rancho y de su entorno diario, y sin embargo, aún sin él pedírselo había estado una vez más, como desde un principio, cuando empezó su historia con él, o casi desde el principio, porque sus primeros encuentros habían sido cuando ambos estaban en grupos rivales y su jefe le hacía la guerra a Santiago, Por fortuna esos tiempos habían quedado atrás, y ahora eran como dos hermanos, más que hermanos, su amistad no tenía limites, también se había reunido con alguien más, no podía dejar de agradecer a Aureliano Montero, el que hubiese estado personalmente quél día en el techo de la bodega y que hubiese sido él, quien salvara a su hijo, dejando a ese hombre que pretendía terminar con su vida, muerto de un certero disparo, luego había sido él, quien se quedara al mando de los hombres que Santiago dejara en la bodega vigilando a Rosendo, su hijo y su grupo de matones

NOTA:
Durante el transcurso del día, les subiré otro capitulo. Espero y les guste.

Saludos y bendecido día. ❤️❤️❤️

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora