I don't belong here
x -¿Segura que no te molesta?.- Oí detrás de mi. El susto me hizo pegar un pequeño salto, el cual logró hacer reír a la pelirroja.
- Que no Violeta, deja de preocuparte.- Dije volteando a verla. Al divisar aquellos ojos, quedé perpleja, no podía moverme, me había paralizado. Por inercia tomé su mano, y por consecuencia, sonreí. ¿Qué coño es esto Chiara?
No había forma de soltarla, tal vez el inconsciente ya me estaba dando un spoiler de la vida, o tal vez, simplemente la situación y el haber notado aquella vulnerabilidad al encontrarla, hicieron que mi corazón se ablande por unos momentos. Yo no era mala persona, no estaba ni cerca de serlo, pero aquellos recuerdos y aquellos sentimientos, me obligan a intentar serlo con ella.
Violeta- ¿Pasa algo?.- Preguntó algo incómoda, ya que mi rostro delataba mi pequeña guerra interna.
-No, perdona.- Contesté fríamente, soltando su mano, otra luego guiarla hacia el auto de Rus.
Al llegar, los nervios comenzaron a carcomer mi mente, el simple hecho de pensar en mi conduciendo, con Violeta al lado, me daban ganas de cruzar corriendo para que me atropellase un auto. Bueno, tampoco tanto drama, pero no podía con mis nervios.
Violeta- Oye, te encuentras bien?.- Preguntó. NO, NO TE DAS CUENTA QUE NO?, pensé.
-Si.- Mentí.
Violeta- ¿Segura? No quiero agobiarte.- Ya lo haces, respondí en mi cabeza.
- No lo haces, vale? Simplemente me pone nerviosa el hecho de conducir.- Dije ocultando algún pequeño detalle (gigante).
Ambas subimos al coche, y rezandole a Dios, comencé el viaje. El ambiente se notaba un poco tenso, y el clima no ayudaba, una fuerte tormenta comenzó a hacerse presente. Intenté llegar lo más lejos posible, pero el viento, la lluvia y la neblina, me hacían imposible la visión. Para evitar cualquier accidente, opté por aparcar hasta que la tormenta disminuyera.
- Bueno, al parecer estaremos un rato aquí. - Dije en tono gracioso, intentando aliviar el clima tenso.
Violeta- Al parecer.- Afirmó soltando una leve risa.
Sus ojos inmediatamente se posaron en mí, y mi mundo se vino cuesta abajo. Otra vez volvía a tener trece años. Con solo una mirada me hizo retroceder en el tiempo, y creo que algo notó, por la forma en que su expresión cambió.
Violeta- ¿Vas a contarme o seguirás ignorándolo?.- Preguntó.
No sabía cómo escapar de allí, así que opté por mentir, aunque en el fondo, muy en el fondo, me interesaba saberlo.
- No quiero que te enojes.
Violeta- ¿Por qué lo haría?.- Contestó
- Tal vez te moleste.- Dije sinceramente.
Violeta- Nada que hagas o digas podrá molestarme, siéntete con total libertad, puedes decirme o preguntarme lo que te apetezca. Al fin y al cabo no tenemos nada mejor que hacer.- Terminó entre risas. Y era verdad, no podíamos hacer otra cosa que hablar, la lluvia no paraba y debíamos esperar.
-Vale, pero que conste que te lo avisé.- Dije para luego observar como asentía, dándome paso a seguir hablando.- ¿Qué sucede contigo?.- Pregunté. - Mejor dicho, al verte hoy, me resultó raro que estuvieses así.- Dije para observar su rostro confundido. - No porque dormir estuviese mal eh.- Interrumpí. - Pero me extrañó tu respuesta, o más bien, tu reacción al verme allí y al notar que estabas dormida profundamente.- Era la pura verdad, me había extrañado muchísimo y pese a mi odio, muy en el fondo, me seguía importando su bienestar.
Violeta inmediatamente agachó la cabeza, avergonzada por escuchar y recordar aquello. Inmediatamente tomé su rostro e hice que me mirase.
-No tengas vergüenza, siéntete con total libertad de decirme o contarme lo que quieras. Al fin y al cabo no tenemos nada mejor que hacer.- Dije citando sus propias frases, lo cual logró que una pequeña sonrisa, se asomara.
Violeta- Vale, estamos a mano.- Dijo entre risas.- No es que no quiera contarte, pero es algo que aún desconozco.- La observé por unos segundos, buscando en sus ojos, aquellas respuestas a mis miles de preguntas, pero no tuve éxito.- Me apena un poco, porque es algo que no muchos saben. Es más, solo lo sabe mi familia, Juanjo y Salma.- Ese nombre me daba asco.- Hace unos años, no sé qué fue lo que sucedió, ni que hizo que llegase a ese punto. Cuestión que desperté en un hospital. No sabía dónde estaba, con quienes estaba, ni quién era.- (Quién me manda a preguntar, dios).- Al parecer había estado en coma.Según mi tía, tuve un accidente de tráfico, lo cual a día de hoy me resulta difícil de creer, pero bueno. La cuestión es que aquel impacto, fue tan grande, que me generó una gran perdida de memoria. No bastaba con eso, sino que también por cosas neuronales que no entiendo, porque médica no soy, apareció la narcolepsia.- Dios mío.- En fin, no recuerdo absolutamente nada desde mis dieciocho y para colmo, tengo problemas neuronales.- Dijo dejando escapar una pequeña risa, intentando aliviar la situación.
No lo pensé dos veces, la conocía y pese a que en su rostro se reflejase una sonrisa, sus ojos delataban lo que le dolía hablar o recordar aquello. Por eso, la abracé.
Fue un abrazo muy distinto, podía sentir su corazón latir, intentando escapar de su pecho. Con el silencio del auto, las gotas retumbaban en los cristales, musicalizando aquel momento. Podía escuchar su respiración, acelerada y algo pesada, tanto como la mía. Mis brazos rodearon su cintura y su cabeza se posó sobre mi hombro, justo en aquel hueco entre mi cuello. Mi piel no pudo evitar erizarse al sentir su nariz rozar aquella zona, lo cual le gustó, ya que sentí su sonrisa sin siquiera verla.
Estuvimos así, fundidas en aquel cálido abrazo, sin siquiera darnos cuenta del tiempo que había pasado. Se sentía tan bien tenerla allí, en mis brazos, abrazada a mí, refugiada en mí. Hacía mucho no sentía algo así y la fuerza que ejercían nuestros brazos, era increíble. Lentamente comenzamos a separarnos, e inconscientemente junté nuestras frentes, quedando a centímetros de su boca. Nuestras narices se rozaban entre sí y nuestras respiraciones se chocaban. La proximidad era tal, que de solo hablar, nuestros labios se unirían. Por inercia mantuvimos los ojos cerrados, consumidas por aquel momento, tan así que no nos percatamos de que la lluvia había cesado, y que la tormenta se había disipado.
De un momento a otro, separamos nuestras frentes para mirarnos fijamente. Busqué aprobación en aquellos ojos, la cual inmediatamente llegó. Tomé sutilmente su mejilla con mi mano, y lentamente comencé a acercarme. No podía creer que después de tanto, volvería a probar sus labios, que pese a odiarla, y querer desearle lo peor, las ganas de besarla eran aún mayor. Estando tan sólo a centímetros de su boca, oímos como alguien golpea la ventana de aquel coche empañado. Y sin querer queriendo, terminamos alejadas, cada cual en su asiento correspondiente.
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Our Secret Moments In a Crowded Room
FanfictionEl destino a veces puede ser cruel, y otras veces puede ser más que hermoso, dándonos las herramientas necesarias para encontrarle respuestas a todas esas preguntas que nos hacemos e hicimos. Aunque hay veces que así y todo, no logramos descifrar el...