Entre sábanas

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Omar estaba sentado en el banco de su terraza con Ruslana apoyada en su hombro. Le encantaban esos momentos, donde solo existían ellos dos, y la paz y el silencio, junto con la caída del sol, se apoderaba de la situación. Eran esos momentos donde todo estaba, bien, simplemente bien, sin ningún trasfondo ni pensamiento alternativo, solo bien. Además, ambos estaban cansados, Ruslana llevaba todo el día en clase y Omar había estado trabajando en la ambulancia, como ya era de costumbre. El chico moreno le acariciaba el pelo a la pelirroja mientras miraba hacia la nada, disfrutando ese momento de descanso. La chica cerraba los ojos y se concentraba en sentir esas caricias que tanto agradecía.

- Omar - dijo ella, rompiendo el silencio.

- Dime.

- ¿Recuerdas que te dije que le preguntaría a mis tíos por lo de las clases de baile? Pues lo hice ayer - contestó levantando la cabeza para mirarle a los ojos.

- Me alegro pelirroja, ¿cuando empiezas?

- Empezaré el viernes, iré con Fiore, así que será muy guay - dijo ella.

- Espero verte bailar, graba muchos vídeos, que te aseguro me los miraré todos.

- Claro Omar, para ti siempre. Sabes, Fiore siempre era mi camarógrafa en Tenerife, y luego yo era la suya, así que hacer esto con ella es muy especial, me recuerda a mi casa.

- Me alegro por ti Rus - contestó él.

- Y tú que, ¿qué tal hoy en el trabajo? - cambió Ruslana el tema.

- Nada nuevo la verdad, lo mismo de siempre - dijo - oye, ¿te apetece quedarte a dormir? Te dejo una camiseta mía si quieres, a ti te quedará como un camisón.

- ¿Pero Alex no estará? - dijo ella.

- Sí, pero cuando llegue ya estaremos dormidos, así que no sabrá que estás aquí.

- Venga vale, pero déjame que avise a mis tíos primero - contestó la pelirroja, con una sonrisa de oreja a oreja.

Era la primera vez que dormirían juntos desde que empezaron a salir, así que ambos estaban muy emocionados. Nunca tenían intimidad, en casa de Ruslana siempre hay gente, y en el piso de Omar, siempre que pensaban que tendrían un rato a solas, llegaba Alex.

Cuando entraron al piso porque empezaba a hacer frío en la terraza, Omar le prestó una camiseta a la pelirroja. Tenía razón, le quedaba enorme, si esa camiseta a él le llegaba un poco por debajo de la cadera, a ella casi que le llegaba a las rodillas.

- Estás muy guapa así cariño - dijo él, riéndose.

- Cállate anda, yo siempre estoy guapa - dijo ella, contagiándose de su risa.

Ambos se estiraron en la cama, apagaron la luz y pusieron una película. Ruslana tenía la cabeza escondida en su cuello, y él de mientras jugaba con el pelo de la contraria.

- Me encantas - dijo ella, de sopetón.

Ambos se miraron a los ojos.

- Y tú a mí, pelirroja - contestó él.

Aún con la mirada fija, sus labios se juntaron en un delicado beso, que poco a poco empezó a intensificarse cada vez más, Ruslana se estiró sobre él y sintió su mano por debajo de la camiseta. Ese contacto directo con su piel le hizo sentir escalofríos, y ella colocó su mano en la nuca de este.  Pasaron un buen rato entre besos y caricias que cada vez se intensificaban más, hasta que la pelirroja notó como la mano de Omar se disponía a desabrochar el sujetador de esta.

- ¿Quieres? - dijo él.

Ella asintió, volviendo a sus labios. La ropa les sobraba a ambos, de repente el calor subía por sus cuerpos, ambos sabían lo que estaba a punto de pasar.

- Ruslana, si no quieres podemos parar - repitió él, para asegurarse de si querían o no lo mismo.

- No pares - contestó.

...

A la mañana siguiente, Omar se despertó notando un brazo que rodeaba su pecho, Ruslana dormía aún plácidamente con la cabeza escondida en su cuello. Él se quedó un rato mirando al techo, acariciándole el pelo a la pelirroja, no se podía creer lo que acababa de pasar hace solo unas horas. Su despertador sonó, sacándole del trance en el que estaba, lo apagó y la chica ni siquiera se había inmutado, así que se levantó con cuidado de no despertarla y se dirigió a la cocina. Hoy tenía que trabajar, empezaba pronto su turno en la ambulancia, así que realmente estaba reventado.

Cuando llego a la cocina, vio a Alex sentado en la mesa, desayunando. "Mierda" pensó Omar, ¿tendría alguna idea de qué Ruslana estaba en la casa también?

- Buenos días dormilón, madre mía parece que hayas visto un fantasma tío, ¿todo bien? - le preguntó Alex.

- Si si, oye Alex, digamos que hay alguien en - intentó decir Omar, pero fue interrumpido.

- Oye tío por cierto, ayer cuando llegué escuché ronquidos, ¿desde cuando roncas tú? - dijo, sin escuchar lo que el moreno intentaba decirle.

- Es que verás, digamos que... en mi habitación está, pues... - intentó decirlo, pero fue interrumpido nuevamente, aunque esta vez no por su amigo.

- ¿Omar? Me he levantado y no estabas - dijo Ruslana, con los ojos adormilados y solo esa camiseta enorme sobre su piel.

No se había dado cuenta de que Alex estaba allí, pero en cuanto lo vio, no supo ni qué decir, su cara se volvió del color de su pelo.

- Hola Rus, yo también me alegro de verte jajaja - dijo Alex.

- Buenos días, perdón pero estabas tan adormilada que no quería despertarte - irrumpió Omar - si quieres coge algo para desayunar, yo me voy a poner el uniforme y vuelvo. Alex, enséñale donde están las cosas.

- Tranqui, que yo cuido de tu invitada.

Alex le sirvió a Ruslana unas tostadas con aceite y miel, a petición de ella, ambos se sentaron en la mesa. Ruslana no se atrevía a hablar, le daba vergüenza el simple hecho de estar ahí, a las siete de la mañana, con cara de zombie por las pocas horas de sueño y encima notando los ojos de Alex sobre ella.

- ¿ Como puede ser que una persona tan diminuta ronque tanto? - dijo Alex, rompiendo la tensión.

Ella se rio, pero no contestó, no sabía qué decir.

- Oye Rus, no te rayes, yo no me voy a entrometer en vuestra relación, así que tranqui, ¿vale? - dijo él, tranquilizándola.

- Gracias Alex.

Esa tensión que se había creado hace unos minutos, poco a poco fue desapareciendo, estuvieron hablando un rato y riendo juntos.

- ¿Todo bien por aquí? - dijo Omar, apareciendo por detrás de Ruslana a darle un beso en la mejilla.

- Si, ahora ya si Omarch - dijo esta - Bueno yo debería ir a cambiarme, tengo clase a las diez, y esta tarde te llamaré, pero recuerda que hoy tengo urban, así que hasta las seis más o menos no acabo.

- Vale cariño, mi turno acaba a las cinco, así que pasaré a ducharme a casa y después ya nos vemos.

Ella se fue a cambiar, después se despidió de ambos chicos y se fue a su casa a por sus cosas, para después dirigirse al colegio. Había sido una noche bastante intensa, pero desde entonces, solo había que felicidad en su rostro, no podía esperar para darle las noticias a sus amigas, especialmente a Fiore.

New life, new meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora