✭𝙉𝙞𝙫𝙚𝙡 𝘿𝙤𝙨:𝘿𝙚𝙨𝙩𝙧𝙪𝙞𝙧 𝘼𝙧𝙩𝙞́𝙘𝙪𝙡𝙤𝙨 𝙋𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖𝙡𝙚𝙨 ✭

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—Para amarrar a alguien, necesitas algo que tenga su esencia. Ya seña uñas, sangre, o otras cosas que estén en el, o que tenga, como ya lo dije, si esencia, aunque sea ropa suya—Dijo Chojo, para enseñarle el libro a Tsuruzo, y indicarle lo que necesitaban.

Algo más fácil... —Dijo Tsuruzo, para mirar a Chojo buscando una respuesta.

—Puede ser cabello, es fácil de conseguir y sobre todo es muy servible para este tipo de hechizos, ¿Para que persona está dirigida? —Pregunto Chojo, haciendo sonrojar a Tsuruzo.

E-es para Shoku... No se si sabes quien es, pero bueno, no te importa y lo necesito rápido—Dijo Tsuruzo, para mirar a Chojo esperando algo más.

Puedes, tal vez, quizás tomar el mechón sin previo aviso, o, puedes mandar a alguien más para que, lo haga—Dijo Chojo, dejando pensando a Tsuruzo.

Tengo una idea, pero... No se si funcione muy bien...

🌹🌹

—¡Lo tengo! —Entró Tsuruzo al club de ocultismo gritando, mientras agitaba en sus manos un mechón de cabello que había tomado de Shoku.

Chojo lo miro sorprendido, y con algo de gracia. Tsuruzo estaba despeinado, y con un gran rasguño en su mejilla izquierda. Se acercó a Chojo, para darle el mechón de pelo en sus manos.

Algo más? —Dijo Tsuruzo al ver cómo Chojo lo veía esperando algo más.

Si... —Dijo Chojo, para tomar un mechón del cabello de Tsuruzo, y arrancarlo.

¡MI PELO, IDIOTA! —gritó Tsuruzo, para tomar del cuello del uniforme a Chojo.

Solo lo necesito para el amarre! —Dijo Chojo, para protegerse con sus delgados brazos—Te juro que es necesario... Lo haré hoy aquí en el club, y tu espera al día de mañana y miralo directamente a los ojos, y así funcionará el hechizo—Dijo Chojo, para ser soltado.

Gracias—Dijo Tsuruzo, para darse cuenta e irse.

🪫🪫

Ayato reía mientras veía la pantalla de su teléfono con felicidad. Kuroko, le había Estado mandando mensajes, y todos ellos a escondidas de Kizano. Hoy Ayato tenía educación física, la cual sería su última clase, por lo que se llevó su bolso consigo mismo, y se metió a los vestidores.

Salió con uniforme de educación física puesto, y justamente, se encontró con su novio.

Ayato, te estaba buscando—Dijo Kizano, para tomar a Ayato en un abrazo y darle un beso.

Voy a tener clases de educación física, si quieres puedes esperarme—Dijo Ayato un poco desanimado, pero manteniendo su sonrisa.

¿Y tu bolso?, Dejame cargar tu bolso y así no te preocupas por que alguien te lo revise o cosas estúpidas—Dijo Kizano, para entrar sin más a los vestidores a buscar el bolso de su novio.

Ayato suspiro, para irse a pasos largos al gimnasio en donde se daría a cabo la clase, y empezó a hacer todos los ejercicios indicados.

Kizano llegó al gimnasio, y miro como su novio estaba haciendo un raro ejercicio, el cual dejaba ver muy bien su trasero. Kizano intento mirar disimuladamente, cada ejercicio o pose en la que se ponía Ayato era tentación para el. Cada vez quería ver más, y más que solo mirar, quería sentirlo todo, quería tocar lo que veía, quería hacerlo hasta quedar satisfecho.

Algo se sacudió entre sus pantalones, por lo que simplemente pudo deducir que pasaba. Se intento tapar muy bien con su capa, mientras apreciaba la hermosa cara de Ayato sudada. Eso lo hacía ver aún más lindo, aunque sonara asqueroso. La mente de Kizano era un lío de aquellas imágenes, pero en otras situaciones más comprometedoras, en donde el deseo habitaba en ambos, y terminaban canalizandolo con más que caricias y besos.

Después de una hora de espera la cual fue más que una tortura para el dramático peli morado, se había terminado la clase de educación física. Algo que disgusto mucho a Kizano, pero al mismo tiempo dio alivio a sus piernas acalambradas de tanto esperar de pie. Ayato se fue en compañia de su novio a los vestidores. Kizano se quedó afuera para esperar a Ayato, ya que otras personas iban entrando y este se sentiría como un sobrante allí dentro.

Se quedó esperando nuevamente, para sentir como el teléfono de Ayato, que estaba dentro de su bolso, empezaba a sonar repetitivamente. Kizano saco el teléfono, para darse cuenta de quien estaba escribiendo.

Este hijo de... Maldito niño del consejo—Dijo Kizano, mientras maldecia una y otra vez a Kuroko.

Se metió en el chat de ellos dos, para leer cada uno de los mensajes que se mandaban. Apretó el teléfono de Ayato con fuerza, para esperar a que este saliera de los vestidores. Tan pronto como salió, Kizano lo agarro del brazo y se lo llevó hacia un salón, para empujarlo levemente adentro de este y cerrar la puerta.

¡¿Por qué mierdas sigues hablando con este maldito?!, ¡Te deje bien claro que no puedes hablar con nadie más que no sea YO!—Dijo Kizano, para enseñarle a Ayato su teléfono—¡¿Para esto ocupas tu teléfono?!, ¡¿Para ser una maldita zorra?!... Entonces, no lo necesitas—Dijo Kizano, para levantar el brazo en donde estaba el teléfono, y tirarlo con fuerza.

¡NO! —Grito Ayato al ver cómo pedazos de vidrio provenientes de la pantalla caían por todos lados.

¡Esto es lo que te ganas! —Dijo Kizano, para empezar a pisar una y otra vez el teléfono de Ayato.

Lo tomó en sus manos nuevamente, para tirarlo contra la pared, repitiendo la acción tres veces más, dejando el teléfono hecho añicos y roto. Lo tiro al piso, para ver cómo Ayato se tiraba igual y tomaba en sus malos lo que quedaba de su preciado dispositivo. Kizano solo tiro el bolso de Ayato cerca de el, para suspirar enojado y mirar a Ayato con rabia.

Eso es lo que te ganas por no mirarme solo a mi...

~𝐕𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨́𝐦𝐞𝐭𝐫𝐨~[𝚊𝚢𝚊𝚝𝚘 𝚡 𝙺𝚒𝚗𝚊𝚣𝚘 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora