En esta no.

9

El lugar se quedó en silencio, Atsushi no hablaba, menos el castaño. 

Osamu no sabía si quería que le diera una respuesta a la pregunta que hizo. 

— Creo que depende mucho del lugar en el que crezcas — terminó por decir — Cuando tenía aproximadamente 15 años, tenía dos profesores, uno para equitación, otro para danza. Eran Marín y Cecil. Tenía mis clases normales con ellos pero me llevaba bastante bien con Marín, era un gran profesor y un maestro en la equitación, me gustaba mucho verlo en las competencias, entrenaba conmigo, salíamos juntos a dar vueltas por el pueblo, pasaba mucho tiempo con él. Con Cecil igual me llevaba bien pero no tenía esa conexión que tenía con Marín, ambos tenían la misma edad, me llevaban por 7 años — sonríe con nostalgia —  En ocasiones salíamos los tres a divertirnos y no entiendo porque mi padre dejaba que saliera con ellos.

Era raro que saliera con ellos y sin guardias, no entendía pero nunca cuestionó. Era mejor que estar en el castillo aburrido. 

 — Un día, mientras estaba en un examen con otro profesor, no me podía concentrar del todo, cometí muchos errores, ese mismo días al ir a mi habitación me di cuenta de que por más que lo intentara no dejaba de pensar en Marín — entrelazo sus manos y comenzó a acariciar sus nudillos — Ya llevaba tiempo pensando en él pero no le di importancia porque me divertía mucho cuando estábamos juntos. Por la noche, decidí salir a dar una vuelta por el bosque, mi padre no tenía una seguridad intensa en ese entonces así que podía llevarme un caballo sin problemas. Salí, recorrí parte del bosque con mucho temor porque estaba oscuro, en algún punto decidí dejar al caballo y seguir caminando. Fue un error — tenía la mirada fija en sus manos — Camine por los menos unos 400 metros más o menos, se soltó una llovizna en ese momento. Llegué al claro donde nos reunimos, ahí vi a Marín y Cecil. Ellos estaban abrazados y besándose. 

Deshizo su agarre y volvió la mirada a la cama. 

— Me moleste en ese momento, los observé por unos segundos más y después huí. Comencé a correr, la lluvia se intensificó, yo oía voces detrás de mí. Me habían visto, sólo que yo no quería hablar con ellos. Era muy rápido por lo que al llegar al caballo, de inmediato cabalgue al castillo — negó con la cabeza — Antes, en el camino, había piedras qué no estorbaban a nadie pero me estorbaban a mi en ese momento, con la lluvia que más bien era una tormenta esas piedras eran muy resbaladizas. Mi caballo no pudo galopar bien en esa zona y ambos terminamos en el suelo. Tanto el caballo, como yo, sufrimos fracturas — suspiro — Cecil y Marín nos alcanzaron, nos llevaron directo al castillo. Después de ese día, no supe nada de ellos. Solo supe que mi padre los había expulsado por ser responsables de mi caída y que ellos querían ocultar su amorío porque Cecil estaba comprometida. 

Volteo la mirada al castaño, quien lo miraba fijamente. 

— Después de eso, lo extrañe, hice algunas actividades con el rey, mismas que hacía con Marín. Me divertía si, pero no era lo mismo. Creo que ahora entiendo que me atraía demasiado, su forma de ser. Me ayudaba en tantas cosas que era imposible enojarse con él — sonrió con nostalgia — En ese momento me di cuenta de que me atraía un hombre, cosa que desafiaba todo lo que me enseñaban. Me sentí mal por pensar en un hombre por lo que deje el tema aún lado. 

Recargó la espalda en la silla y volvió la mirada al frente. 

— Intente de alguna manera saber si no estaba equivocado, hay chicas muy lindas que conozco en la ciudad pero ellas no saben quien soy en realidad. Así que después de un experimento con una de ellas…. Entendí que no — aún recuerda el momento en el que estuvo a punto de hacerlo, era muy incómodo, aunque claramente no debía ser así. 

— ¿Un experimento? — interrumpió aún más interesado. 

— Para mi lo fue, se trataba de darle un beso pero no pude — movió las manos nervioso. Simplemente no se daba cuenta el porqué le estaba contando todo eso.