𝖮𝗇𝖾 𝖲𝗁𝗈𝗍𝗌 | 𝐆𝐫𝐢𝐬𝐡𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞

𝖳𝖺𝗇 𝖽𝗂𝗏𝖺 | 𝐉𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐅𝐚𝐡𝐞𝐲

ᴛᴏᴅᴏs ʟᴏs ᴅᴇʀᴇᴄʜᴏs ʏ ᴄʀᴇ́ᴅɪᴛᴏs ᴅᴇ ᴇsᴛᴀ́ ᴏʙʀᴀ ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄᴇɴ ᴀ: 𝐬𝐰𝐚𝐧𝐢𝐦𝐚𝐠𝐢𝐧𝐞𝐬

Jesper y tú habían sido mejores amigos desde que te uniste a los Dregs. Simplemente hicieron clic instantáneamente tu risa y tus chistes tontos habían molestado muchísimo a los demás durante años.

En el club nadie lo habría adivinado a juzgar por ser molesto y ruidoso, pero a veces te sentabas en tu habitación en silencio, Jesper estaba puliendo sus armas o probando nuevos trucos mientras leías un libro. La lluvia caía a cántaros del cielo, creando un ambiente de paz entre ustedes dos. De vez en cuando se intercambiaban algunas palabras, alguna que otra risa o broma, pero después de largas jornadas o atracos exitosos, a uno le gustaba pasar el tiempo así.

— ¿Cómo eras cuando eras niño? —preguntaste de repente mientras pasabas a la página siguiente— Nunca me lo has dicho.

— ¿Yo cuando era niño? —Jesper sonrió— Encantador.

— Qué sorprendente. ¿Algún recuerdo divertido para compartir?

Jesper pensó por un momento:— Bueno, no es gracioso, pero en la escuela mis compañeros descubrieron que tengo muchas cosquillas, uno de mis únicos defectos, y lo usaron en mi contra. En el proceso me rompieron mi primera chaqueta —te dijo  y tus se dispararon hacia él de inmediato.

—¿Tienes cosquillas? —jadeaste y Jesper inmediatamente se tensó, dándose cuenta de su gran error.

— ¡No! Bueno, sí, pero yo... —trató de explicar pero ya era demasiado tarde para eso.

— No sabía que tenías cosquillas... esto va a ser divertido —sonreíste y pronto Jesper y tú estaban en el suelo, él tratando de liberarse mientras tú te habías montado a horcajadas sobre él y le hacías cosquillas en todos los lugares que podías alcanzar. Él soltó una carcajada mientras intentaba empujarte y no podía pronunciar ninguna palabra. Simplemente te reíste con él hasta que decidiste que ya había sufrido suficiente y dejaste de hacerle cosquillas, Jesper finalmente te empujó.

—Tienes suerte de que mi abrigo no se haya arruinado —refunfuñó mientras se sentaba, mirando hacia otro lado, pero sabías que estaba jugando y podías escuchar su sonrisa.

Pusiste los ojos en blanco— Oh, no seas tan diva, sé que te gustó.

Jesper se giró para mirarte y sonrió ampliamente—También tienes suerte de ser mi mejor amigo.

Tú resoplaste:— Sí, es un premio mayor.

Él sonrió, levantándose del suelo y arrastrándote con él:— Sé que piensas eso, amor. No lo niegues.

Volviste a poner los ojos en blanco y soltaste un resoplido divertido:— En otras noticias, tengo hambre.

— Yo también. Me la debes.

— ¿Qué? Por qué?

Levantó las cejas, como si la razón fuera obvia:— Por hacerme sufrir.

Tú suspiraste:— En tus sueños, Fahey.

ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ ᴀᴜᴛᴏʀɪᴢᴀᴅᴀ