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Jane

Veía mis labios en el reflejo del espejo.

— Carajo, están tan resecos —murmuré para mí misma.

El olor a cigarro me estaba mareando, tenía que salir de aquí si no quería un regaño de parte de mi madre.

Tres chicas entraron al baño rápidamente, dejaron sus cosas en la ventana y una de ellas tomó la bolsa de basura y la comenzó a llenar de agua.

Mentiría si dijera que no tenía miedo.

Humedecí de nuevo mis labios y esperé el momento adecuado para salir.

Gretta entró echa furia, al verla no me moví de mi lugar. No quería que me notara; solo necesitaba salir de aquí, no quiero problemas.

Gruñó al patear un cubículo, yo solo miraba mis uñas. Una de ellas se acercó a donde estaba, la miré y ella solo me dedicó una sonrisa nerviosa.

— ¿Estás ahí tú sola, Beverly? ¿O con la mitad de los chicos de la escuela, eh, zorra? Sé que estás ahí pedazo de mierda, te puedo oler. ¡Por eso no tienes amigos!

Vi como la rubia cerró el grifo.

— Decídete, Gretta, ¿soy una zorra o un pedazo de mierda?

— ¡Eres un asco! —la chica arrastró la bolsa de la basura hacia el baño a lado de Beverly—. Solo queríamos recordártelo.

Gretta retrocedió, su tono de voz era burlesco, estaba claro que tramaban algo.

Todas hicimos una mueca de asco al ver que vaciaron la bolsa de basura arriba suyo.

— Al menos ahora vas a oler mejor, vamos chicas.

Todas salieron del baño. Dejé escapar el aire que estaba conteniendo.

Miré apenada el cubículo, la poca agua que salía de ahí olía como la mierda. No me imaginaba como olería ella.

Di algunos pasos hacia la salida, pero un sollozo me interrumpió. Cerré los ojos, quería irme, pero la culpa de dejar a una persona en una situación así me iba a perseguir para siempre. Regresé de nuevo y me coloqué frente a la puerta.

Di unos leves toques.

— ¿Estás bien?

— ...

Que idiota, Janette. Era obvio que no estaba bien, solo a ti se te ocurre preguntar esas estupideces.

— ¿Te puedo ayudar en algo?

— ...

Ahora me estaba arrepintiendo, me debería haber ido.

Saqué un rollo de papel de mi mochila y lo dejé en el lavabo.

— Te voy a dejar un poco de papel por si lo necesitas, sé que no es mucho, pero es todo lo que tengo.

— ...

Ya estaba empezando a sentirme incómoda, entonces me dispuse a salir.

— Voy a cerrar la puerta al irme para que tengas un poco de privacidad.

— Gracias.

Fue lo último que escuché al tomar la perilla y cerrar la puerta.

Al dar la vuelta por el pasillo me encontré con Patrick Hockstetter. Choqué con su pecho.

— Jane —me alejé rápidamente de él.

— Hola —evadía su mirada, porque cada que lo miraba a los ojos mis nervios se disparaban.

— ¿Qué harás en las vacaciones?

— Las pasaré con mi padre. En Rindge.

— Qué lástima —tomó un mechón de mi cabello.

Tragué saliva y asentí.

— ¡Hockstetter, vámonos ya! —Henry Bowers se acercó a nosotros provocando que de un paso hacia atrás.

Patrick me sonrió y se fue a seguir a Henry. Por un momento miré hacia la nada hasta que vi que Beverly Marsh salió del baño.

Me tranquilizó un poco al verla caminar normal por los pasillos, ¿cómo una persona puede estar tan tranquila después de que le echaran basura por la cabeza? No lo sé, solo Beverly Marsh.

A veces la veía desde lejos, siempre estaba sola. Cada que pasaba frente de un grupo de amigos la miraban mal, susurraban entre ellos y ella hacia como si no los escuchara. Quizás por eso nunca creí en los rumores, porque bueno, si fuera una lame-bolas como dicen no agacharía la cabeza cada que la insultaban.

La vi perderse en los pasillos, mi mirada se dirigió hacia el reloj en la pared.

— Mierda, el autobús —susurré y empecé a correr hacia la salida.

Trataba de esquivar a las personas que se interponían en mi camino, al salir vi como el autobús se había ido.

Genial, ahora tendré que ir caminando.

Mi mirada se desvió al ver que The Bowers Gang molestaba a los Perdedores.

Los perdedores son cuatro chicos, Bill, el tartaja, es el líder, Eddie, el asmático, es el paranoico, Stan, es el judío, y Richie es el boca-sucia o bocazas.

Me gusta observar a las personas, aunque ni si quiera les dirija la palabra.

Hice una mueca al ver como Henry pasó su lengua por su mano y se la restregó a Bill en su cara.

— ¡Llámame! —Patrick gritó hacia mi dirección provocando que todos los presentes me miraran, no estoy acostumbrada al ser el centro de atención.

Me gusta mirar, claro, pero no me gusta que me miren.

Cuando los Gang se fueron me quedé con los perdedores.

Afortunadamente no estaba tan cerca de ellos, solo atrás.
Se me quedaron mirando, mordí mis mejillas.

— ¿Quién lo diría? Janette Crawford con Patrick Hockstetter —Richie fue el primero en romper el abrumador silencio.

— ¡Cállate, Richie! —el asmático murmuró por lo bajo.

Miré a Bill.

— Lamento lo de tu hermano.

Necesitaba decírselo, aunque no entendí porque lo dije en voz alta.

Él solo asintió y me sonrió incómodo. Miré de nuevo al grupo y me fui de ahí rápidamente; aún sentía sus miradas posadas en mí.

Este día fue un poco raro.

A. 

Dear God ─── It [Eso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora