— Avísale a tu hermano que la comida está lista —me dijo mamá desde la cocina.
Suspiré y me levanté perezosamente del sillón.
Fui hacia la habitación de Jeremy y toqué la puerta.
— ¡Oye, tú! ¡Ya vamos a comer!
Esperé un momento a que me contestara, pero nada. Abrí lentamente la puerta.
— ¿Jeremy?
Su habitación estaba vacía, todo estaba hecho un cochinero.
Me dirigí a su cama, me di cuenta que habían varias revistas en ella. Las tomé.
— ¿Playboy? ¿Qué mierda es esto?
Hojeé la revista, pero me detuve al ver a una mujer.
Ella estaba desnuda, con las piernas abiertas y se encontraba ¿tocándose? Volví a hojear aquella revista, quizás era por la curiosidad. Todas estaban desnudas o con trajes diminutos, posaban de distintas formas.
Tomé la otra revista, al abrirla lo primero que vi fue a un hombre con una mujer, tocaba sus pechos. La siguiente fue de un hombre posando a la cámara completamente encuero.
— Eso es descomunal —murmuré al ver sus grandes genitales.
— ¡Janette, baja ya!
El grito de mi madre me sobresaltó; rápidamente dejé las revistas en su lugar y me largué del cuarto.
(...)
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Las imágenes de aquella revista aún estaban en mi mente. Me levanté de mi cama y cerré la puerta con pestillo. Miré mi reflejo en el espejo, comencé a trazar una línea invisible con mi dedo bajando desde mi mentón. Me provocaba escalofríos cada que mi dedo tocaba mi piel.
Fui desabotonando lentamente mi camisa hasta quedar en sostén. Volví a recorrer el mismo camino con mi dedo deteniéndome en mis pechos, los estuve masajeando hasta que sentí la necesidad de quitarme el sujetador. El espejo mostraba mis pechos al descubierto, jugué con ellos, los apreté, los miré detalladamente, los junté.
Jamás me había sentido así, mi entrepierna punzaba.
No pude contenerme y comparé mis pechos con los de las hermosas modelos de las revistas. Quizás están un poco pequeños.
Mi mirada se desvió al escritorio en donde tenía fotos mías de niña. Me acerqué a este y tomé las fotos.
— ¿En qué me he convertido?
Rápidamente me volví a vestir. No sabía porque había hecho todo esto. Me sentía sucia.
Tomé mi pijama y me fui a bañar. Esperaba que con el baño la punzada que sentía se fuera.
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(...)
Era el primer día de vacaciones, se supone que este día era para levantarme hasta las 12 o a la 1, pero no, me desvelé ayer para nada.
Jeremy me levantó para ir a comprar sus cosas: desodorantes, champú, loción y aprovecharía para comprar algunas cosas que me faltan.
Tuve que venir por una estúpida apuesta que hicimos cuando tenía 10 años.
En el camino iba maldiciendo por lo bajo mirando mis pies. Decidí meterme en callejones para llegar más rápido a la farmacia; lo único que quería era estar en mi bonita camita.
Al doblar por una esquina me congelé al ver a los perdedores con Beverly y el niño muevo.
— Escucha, n-n-nosotros lo vamos a atender y gracias, Beverly.
— Claro, podemos vernos luego.
Quería irme de ahí, pero a fuerzas necesitaba pasar este largo pasillo para llegar a la mugre farmacia.
Me armé de valor y caminé, no quise voltear a verlos, pero sabía que todos me miraban. Trataba de caminar rápido sin trotar.
— ¡Jane! —una voz femenina me llamó, por un momento me paralicé, pero logré girar sobre mis talones a mirarla.
— Beverly —me dispuse a ignorar a los demás, sonreí sin saber que más decir.
— Quería agradecerte por lo de ayer.
— Oh, sí, no es nada —asentía rápidamente esperando darle fin a la conversación y poder irme de aquí.
Mis ojos me traicionaron y miré a los chicos, me detuve al ver al chico nuevo con una herida.
— Él es Ben —ella lo señaló.
El chico me sonrió como saludo, yo solo miraba la sangre seca en su mentón.
— ¿Qué te pasó?
No pude controlar mi bocota y de nuevo me traicionó.
— Me caí.
— Encima de Henry Bowers.
Richie se metió a nuestra conversación, llámenme loca, pero pude escuchar un poco de odio en sus palabras, aunque el odio era hacia mí.
— Cállate, Ri-i-ichie.
— ¿Por qué? Es la verdad.
Los dos nos miramos por un momento hasta que miré de nuevo al herido.
— Cuídate, Ben.
Le sonreí.
— Estamos pensando en ir a la cantera mañana. Si quieren venir.
Bill pasaba su mirada entre la pelirroja y yo.
— Lo pensaré, gracias —contestó Beverly y se fue alejando poco a poco mientras se despedía con la mano —. ¡Nos vemos, Jane!
Dejé de mirarla, me sentía rara al ver que Beverly Marsh me hablaba. Sentí de nuevo miradas, giré mi cabeza hacia Bill.
¿Cómo le diría que no quiero ir sin sonar grosera?
— Pediré permiso, gracias.
El chico solo sonrió un poco.
— ¿Todavía pides permiso a tus padres?
Miré a Richie, ¿por qué no se calla?
— Sí, ¿algún problema? —respondí con voz relajada.
Mi atención recayó plenamente en Bill, ignoraba las miradas asesinas que me dedicaba el de lentes.
Un bocinazo se escuchó, todos miramos hacia su dirección.
— ¡Janette! ¿Dónde estabas? Tu madre está como loca buscándote —Jeremy salió del carro y se dirigió a mi dirección.
Rodé los ojos, estaba mintiendo.
— Adiós —murmuré mientras caminaba hacia el carro.
— Nos ve-e-emos, Jane.
Tomé a mi hermano del brazo y lo arrastré hacia la puerta.
A.
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Dear God ─── It [Eso]
FanfictionJane Crawford y el grupo de siete niños enfrentan a una entidad maligna conocida como "Eso" que se manifiesta principalmente en la forma de un payaso llamado Pennywise. La entidad aterroriza a los habitantes del pequeño pueblo de Derry, Maine, y res...