Carlos hizo un juramento. La mantendría segura y protegida. Estaría siempre a su lado, pero, nunca se enamoraría. Pero hay promesas difícil de mantener, y más cuando es el corazón el que no quiere que se cumplan.
🏎Historia original.
🏎No se admiten...
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DÍAS DESPUÉS
Sus manos al cielo.
Su corazón, revuelto e hinchado de felicidad.
La primera carrera de la temporada, y había ganado. El color rojo prevalecía sobre los demás. Y un piloto, español, y de nombre Carlos, con sus brazos alzados al cielo orgulloso de su hazaña. Había ganado con facilidad. Sacándole a sus rivales una amplia ventaja, casi sin despeinarse, como algún periodista había comentado.
Se quitó el casco dirigiéndose hacia su equipo, para compartir esa felicidad con ellos. La buscó entre el gentío, deseoso de que ella fuera parte de ésta celebración. Vio sus azulados ojos brillar y su rostro mostrar una emoción desmesurada hacia él.
No se lo pensó, directamente fue hacia su mujer, apelativo este que cada vez usaba con más asiduidad sin que pareciera molestarle a la propia interesada. Sus ojos, buscándola con anhelo, uno que hoy no iba a esconder. Fue llegar hacia Sara y sintió rodear su cuello con la calidez de sus brazos. Se dejó envolver por ellos, embriagado por su aroma. Tomó sus labios en un desesperado beso, producto de la adrenalina que sentía y también por ese deseo tan contenido que sentía por la morena.
Sus labios moviéndose en sincronía, saboreándose el uno al otro. Y aunque fue un corto beso, la intensidad que ambos pusieron en el fue suficiente para acallar esas ganas.
Abandonó Carlos los brazos de Sara para festejar con el resto del equipo. En sus labios aún el sabor de la boca de su mujer. En su cuerpo, aún la demencial locura del efecto que tuvo ese beso en cada parte de su cuerpo.
-Vamos al podium, Sara -asintió a la petición de Oñoro, quien, cogiéndola suavemente del codo, la guio entre la muchedumbre hacia la tarima donde tendría lugar la premiación.
Ambos llegaron hasta allí emocionados por la victoria de Carlos. Algunas personas, las cuales ya sabían el estado civil del piloto, felicitaban a Sara ofreciéndole bellas palabras y dulces gestos para con la chica, quien se sintió abrumada por tantas atenciones.
Solo tuvieron que esperar pocos minutos, cuando apareció en escena Fernando Alonso, tercer clasificado y Max Verstappen, el segundo del trío. Pero todo ese bullicio, esa alegría por ver a los dos pilotos en lo más alto del podium, todo eso quedó en un segundo plano cuando hizo acto de presencia el ganador, un exultante Carlos Sainz que movía sus brazos y apretaba su puño en señal de victoria. Los fans enloquecieron de ver allí arriba su piloto preferido, quien les obsequiaba con saludos por doquier.
Emocionante fue escuchar el himno español. Ver como Carlos contenía el aliento y buscaba la mirada de Sara, demostrando así, la complicidad que había entre ellos. La chica no dejó de aplaudir y gritar cuando él recibió su trofeo, sintiéndose muy eufórica y feliz de poder vivir este momento junto a Carlos.
-Ahora pasará un rato entre entrevistas y demás -le contó Oñoro a quien la victoria de su primo también lo tenía bastante emocionado- si quieres vamos a tomarnos algo o lo esperas en su motorhome.
