15. Que arda en el infierno

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UN MES Y MEDIO DESPUÉS

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UN MES Y MEDIO DESPUÉS

Carlos apretó la mano de Sara, más por tranquilizarse él que ella, pues la chica parecía calmada y sin un atisbo de inquietud mientras la preparaban para la ecografía.

Ese momento que ambos esperaban, por fin había llegado. El de ver por primera vez a su bebé, uno que según los resultados de las pruebas realizadas por ahora, se desarrollaba correctamente, aunque la ecografía, sería quien les confirmara que así era.

-Estoy nerviosa-Sara ladeó un poco su cabeza hasta buscar la mirada de Carlos, quien se inclinó hasta estar más cerca de ella y ofrecerle esa sonrisa tranquilizadora que tanto necesitaba.

-Yo también -dejó Carlos un beso en la mejilla de la madre de su hijo y se irguió cuando el ginecólogo comenzó la prueba.

Al momento, escucharon el latir atronador de un fuerte corazón que hizo a ambos emocionarse, pues ese rítmico golpeteo era la confirmación de que su bebé era más real que nunca. Sintió Sara las primeras lágrimas acudir a sus mejillas, y como los dedos de Carlos se la limpiaron en un gesto extremadamente dulce que la hizo erizar los vellos de su piel.

Durante el último mes, ambos se habían comportado demasiado educados el uno con el otro. Correctos. Con el miedo a meter la pata y sin, verdaderamente, poder hablar de lo que sentían o querían. Algo que Sara estaba dispuesta a finalizar, pues, a partir de ahora, iban a tener que tomar decisiones que los afectaría a ambos, y todo, por el bien del bebé.

-Chicos, voy a tener que llamar al jefe de servicio, hay algo aquí con lo que no estoy seguro.

Las palabras del ginecólogo y el gesto serio de su rostro provocaron en los futuros padres cierta aprensión, pues ambos temían que hubiera algún problema con su hijo. Tal y como les dijo, a los pocos minutos, un par de médicos más, ocuparon la sala, pendientes los tres del ecógrafo y de lo que veían en el. Hasta que el veredicto que consensuaron les calló como un jarro de agua fría.

-Creemos que el bebé viene con problemas -les explicó el médico con mucha cautela pues era muy evidente el temor que reflejaba el rostro de los padres.

-¿Problemas? ¿Qué problemas? -preguntó Carlos pues Sara no se atrevía ni a pronunciar palabra del miedo que sentía.

-La medida del pliegue nucal está tres centímetros por encima de lo normal, eso, en un bebé de estas semanas es sinónimo de algún síndrome o enfermedad, pero, no es algo definitivo ni que podamos descartar.

Les explicó el ginecólogo que muchas veces, las medidas del pliegue tenían que ver con la posición del bebé o de la placenta y que para más seguridad, deberían realizar otra clase de pruebas, las cuales se la harían en unas semanas, pues ahora mismo, no era recomendable ni sus resultados, serían definitivos.

Sara casi ni escuchaba lo que le explicaban. Para ella, en su cabeza, solo estaba la posibilidad de que su bebé no estaba bien, algo que invadió de dolor su pecho casi impidiéndole respirar con normalidad.

Red Heart - Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora