24. Su hogar

701 112 40
                                    

Sara tamborileó sus dedos sobre su brazo un par de veces más, cansada y algo molesta de estar aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sara tamborileó sus dedos sobre su brazo un par de veces más, cansada y algo molesta de estar aquí. Bostezó incapaz de aguantar ese agotamiento que la atenazaba, levantando su barbilla para enfrentar a la persona que tenía frente a si.

-Que me hayas sacado de mi hotel, en pijama, solo para esto, es increíble, papá -le reprochó Sara a su progenitor, quien, aún sentado en el sillón de su despacho, mantenía esa mirada arrogante que siempre utilizaba con aquellas personas a las que quería dominar.

-¿Hubiera sido mejor que lo discutiéramos en la mañana? -le preguntó él en un tono de irónica condescendencia.

-¡Es que no hay nada que discutir! -alzó la voz Sara irritable por estar ahí- no voy a darte mi parte de la herencia de mamá. Si ella quiso repartirla de esta manera, asúmelo y ya está.

-Acabo de contarte las dificultades que tenemos y aún así, ¡te niegas a darme el dinero! -bramó él de nuevo con el mismo reproche que le hacía minuto tras minuto.

Su padre se había presentado en su habitación del hotel acompañado de uno de sus hermanos. La había convencido de que era urgente que ella fuera con ellos a la masía de la familia, pues tenían asuntos ineludibles que no podían esperar a la mañana. Llevaba Sara un par de horas en esa casa, sin conseguir su padre que llegaran a un acuerdo satisfactorio para él.

-¡Si! ¡Me niego! porque estoy harta de que la gente se aproveche de mi y crea que deba renunciar a lo que es mío solo porque vosotros pensáis que está bien.

-A lo mejor si lo haces es porque realmente no te pertenece -fue la respuesta mordaz que él le dio, enfadando aún más a una furiosa Sara, quien llevaba su mano a su vientre constantemente pues su pequeña también se encontraba algo agitada. 

-¿Y quién decide esto? ¿Quién me lo deja o el codicioso que lo quiere? -forzó Sara una sonrisa dirigida a su padre, muy harta del rumbo que llevaba esta absurda conversación.

Durante minutos su padre le había expuesto la delicada situación que atravesaba la masía así como la empresa familiar, algo que Sara se temía que se debía al derroche que tanto su padre como sus hermanos, llevaban cometiendo día tras día. 

-Tu marido tiene mucho dinero. No creo que te vaya a suponer una gran pérdida no tener la herencia de tu madre -.siguió insistiendo su padre cada vez más agresivo con sus palabras.

-¿Cuántos de mis hermanos van a darte el dinero?

-Ellos también tienen dificultades y no tienen un marido rico como tú -fue la respuesta que el padre de Sara le dio a una pregunta que ella ya sabía perfectamente lo que le diría- tú eres la que está en mejor situación. Todo el mundo lo sabe. 

-Bien. Genial. Llevas pasando de mi desde que me fui a Madrid, acordándote de que existo solo cuando te hago falta, ¿pues sabes que? que no te voy a dar mi dinero. Mi madre así lo quiso y así será.

Red Heart - Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora